Curriculums

Teología

domingo, 28 de junio de 2015

LÁMINA Y MENSAJE (66)



El Via Crucis


Toda vida es un vía crucis, un camino de cruz o de cruces.
Nadie hay que no tenga cruz. Incluso algunos son una cruz para ellos mismos o para los demás.
Ahora bien, llevar la cruz es aceptarla, no por justa, sino por propia, porque es la de uno y nada más.
Siendo la cruz intransferible, y siendo nuestras fuerzas tan limitadas, el ideal es que nos las ingeniemos para que pese o moleste lo menos posible. Es decir, precisamos de algún cireneo que nos ayude a llevarla. Y no hay otro mejor que el propio Jesucristo: “Cargad con mi yugo y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso.”
Pero algunos piensan que Dios no es necesario. Pues, ¡ala!, que sigan con su cruz, pero que no se quejen, ni echen las culpas a los demás. 

Alfonso Gil González

LÁMINA Y MENSAJE (65)



El sembrador


Mateo, el evangelista de las palabras y parábolas de Jesús, nos narra la del sembrador. Dice Jesús que salió un hombre a sembrar; algunas semillas cayeron junto al camino, y vinieron los pájaros a comérselas; otras cayeron en pedregal, y terminaron secándose por falta de tierra y exceso de sol; otras cayeron entre zarzas y espinos, que las sofocaron; por fin, otras cayeron en buena tierra y fructificaron, unas al cien por cien, otras al sesenta por cien, y otras al treinta por ciento.
Versículos más adelante, el mismo Jesús explicó esta parábola, diciendo que algunos no valoran la palabra de Dios; otros hay que la valoran, pero no tienen demasiada voluntad y cualquier prueba les hace desistir de sus buenos propósitos; otros, demasiado ocupados en las cosas del mundo, no dejan que la Palabra de Dios fructifique; y, por fin, otros hay que la escuchan, la entienden, la oran, dan fruto según la capacidad de cada cual.
Y el que quiera comprender que comprenda.

Alfonso Gil González

PRESUPUESTOS DE LIBERTAD



PRESUPUESTOS DE LIBERTAD


No es entendible la LIBERTADsin una acción, u omisión, plenamente humana.
Estamos, vuelvo a recordar, en el "camino de perfección". No se puede ser santo sin ser hombre, es decir, sin la sincera búsqueda de la Verdad: la verdad en uno mismo y la verdad de las cosas.
Dice Tissot que los tres elementos de una acción humana completa son el saber, el querer y el hacer. Debemos conocer a Dios, es decir, verlo en todo y ver todas las cosas según Él y para Él. Ese sería el deber absoluto y primer presupuesto de nuestra libertad. Ese conocimiento de Dios asienta en nosotros lo que llamaría la Verdad. La verdad en nosotros y la verdad de las cosas, que no es otra que su aptitud para revelar la grandeza divina.
Ahora bien, conocer supone deber. El entendimiento implica a la voluntad. Por tanto, debemos estimar, apreciar y amar en las criaturas lo que es esencial en ellas, que es, además, lo que nos ayuda a ser nosotros mismos. Entendemos, por fin, cómo el amor puede crecer en la medida que se implica en el de Dios.
El tercer elemento del acto humano es el actuar, que no es otra cosa que servirnos de todo para ayudarnos a crecer en Él. No hay otra razón esencial para aceptar a las criaturas o para prescindir de ellas. Y es aquí donde entra en juego la LIBERTAD, que no es otra cosa que el ejercicio útil de las criaturas y de uno mismo según la utilidad divina. Lo que a Dios no nos lleva nos hace esclavos.
El resumen de todo esto es bien claro: permanecemos en la verdad, si el corazón permanece en el amor y la acción en la libertad. Conocemos para amar y obramos amando.
Vendría bien, ahora, la lectura reposada de Gálatas 5,6 y 1ª de Juan 3,18, así como la de Mateo 22,38 o Marcos 12,30.
El ser humano llegará a la perfección cuando le sea FÁCIL y PRONTO el conocer, amar y buscar a Dios en todas las cosas. Hasta llegar a eso, podrá haber actos aislados de perfección, pero no se tendrá aún la PERFECCIÓN.
Ahora estamos en disposición de ver qué graduación hay en la perfección misma, y cada uno verá, si ha llegado, en cuál de ellos se halla.
Pero eso requiere un nuevo capítulo.

Alfonso Gil González

sábado, 27 de junio de 2015

LÁMINA Y MENSAJE (64)



El primero será el último


No son pocos los versículos evangélicos que nos hacen reflexionar sobre los que conquistan el reino de Dios. En aquel tiempo, como hoy en día, existían los que pensaban que al cielo se iba por “méritos de guerra”. Cuantas más medallas mostrasen en la pechera, más importante puesto adquirían en el celestial banquete.
Hoy, como digo, también es así. Los leguleyos, los puritanos, los observantes, los que creemos seguir al Señor, cargados de rezos, misas y juergas místicas, ya estamos los primeros, despreciando a los que no son como nosotros. Pero nuestro problema está en que Tiro y Sidón, y algunas putillas y, por supuesto, todos los olvidados y marginados de la tierra, ya tienen la invitación personal de Jesús. ¡A ver ahora quién le dice a toda esa gentuza que se ponga a la cola! 

Alfonso Gil González

LÁMINA Y MENSAJE (63)



El paraíso terrenal


El capítulo 2 del libro del Génesis nos describe el paraíso terrenal, que era un jardín con árboles frutales y plantas de flores polícromas, regado por cuatro ríos, con toda clase de animales, y con unos paisajes ¡que no veas! Todo como para no habernos ido nunca de allí. Pero nos fuimos. Y ahora lo echamos de menos, desde Milton hasta los de Podemos.
En realidad, la historia humana gira sobre el deseo de recuperar el paraíso perdido. La historia de cada persona, también. Y digo yo: Si lo terrenal no es más que símbolo y anticipo de lo eterno, ¿por qué empeñarnos en que el paraíso tiene que ser terrenal? Pues nada, ahí seguimos.

Alfonso Gil González

LÁMINA Y MENSAJE (62)



El hijo de la viuda de Naím


Narra el evangelista Lucas que, un día, iba Jesús a un pueblo llamada Naim, acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Cuando ya estaba a las puertas del pueblo, vio que sacaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda. Iba mucha gente en el entierro, como puede comprenderse. Pero, viéndola el Señor, se compadeció de ella y le dijo que no llorara. Entonces, se acercó al féretro y lo tocó para que los que lo llevaban se detuvieran. Inmediatamente dijo: “Muchacho, levántate”. Y eso hizo el muerto, se levantó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.
Ahora viene la aplicación a nuestra vida. ¡Cuántas madres que no saben qué hacer con sus hijos, cadáveres ambulantes! ¡Cuántas personas a las que se les ha muerto lo que más querían y deseaban y necesitaban! A casi todos, la inocencia. A ver si Jesús saliera a nuestro encuentro, o nosotros al suyo, y tuviéramos la suerte de recuperar lo mejor de nosotros mismos. ¡Por Él, como hemos visto, no va a quedar!

Alfonso Gil González

LÁMINA Y MENSAJE (61)



El endemoniado de Genesaret


Narran los evangelistas varios casos de curación de endemoniados.
Tener un demonio, en aquel tiempo, era tener alguna enfermedad, pues se creía que ésta procedía del pecado y, en último término, del demonio. Especialmente, las enfermedades mentales.
Hoy hemos superado esa ignorancia sobre las causas de la enfermedad.
Decía el Señor que algunos espíritus malignos no pueden ser expulsados sino con la oración y el ayuno. Y, ¿para qué nos vamos a engañar? Hay gente que tiene malos sentimientos, ideas perversas, acciones deplorables… Y, desde luego, eso no puede proceder de Dios. Pero, ¿rezamos lo suficiente por ellos? ¿No será que el demonio, por decirlo de alguna manera, nos tiene engañados a unos y a otros? 
Hagamos caso a Jesús: oremos más, sacrifiquémonos más por los otros, amemos más. ¡Y voy a ver si empiezo yo a dar ejemplo!

Alfonso Gil González

viernes, 26 de junio de 2015

FLORECILLAS ALFONSINAS (Capítulo Trigesimotercero)



Capítulo XXXIII


El diario ilustrado

Efectivamente, desde el primer día de enero de 1987, voy a rellenar el margen que me quede en cada página de mi “diario” con algún dibujo, con alguna alegoría, con alguna palabra clave. A estas alturas, no es fácil saber exactamente por qué lo hice, pero resulta curioso. Va a ser un año, además, de expansión del Ordinariato. Esta responsabilidad me había supuesto, desde 1985, un aumento considerable de trabajo no remunerado. Hoy también es así. Si cobrara lo que hago, y en razón de lo que hago, sería inmensamente rico. Soy ciertamente rico, riquísimo, pero mi riqueza se da de patadas con el vil metal.
Lo primero de este 1987: “Un año más para Ti, Señor”, escribo. De vuelta a Madrid, me esperaba, entre otros asuntos, la atención al correo atrasado, proveniente de Portugal, Sevilla, Huesca, Vitoria, Tarragona, USA, etc… Mas, por mucho que sea mi trabajo, siempre encontraré un tiempo para la música clásica. Ella, desde hace muchísimos años, me sirve de telón de fondo, de ambiente. Cientos de compositores pasan por mi radiocassette. 
Los primeros días del año, como de costumbre, están centrados en los “reyes magos”, cuya noche preparamos  con sumo esmero. Yo sigo con la administración de la casa. Un pequeño ataque de asma, con insuficiencia respiratoria, me va a tener unos días sin dar clases, pero los aprovecharé para escribir y preparar el “reciclaje” que se ha propuesto con los sacerdotes casados.
Como el Hermano Virgilio, de La Salle, quiere que celebre, en el Noviciado que tienen en Griñón, una Eucaristía de rito oriental, ésta es preparada minuciosamente. Lo que haré con mi compañero y amigo Calviño. Así que, el día 23, celebré mi onomástica en Griñón. Celebramos una solemnísima Eucaristía oriental para la comunidad del Noviciado de La Salle: un centenar de Hermanos. Acudió, igualmente, una representación de la Parroquia de Griñón con su párroco. Fue una celebración de fe extraordinaria. Más de dos horas duró la Eucaristía. Los Hermanos la habían preparado con todo detalle: cantos, lecturas, iconos, incienso, procesión… Al final, cenamos con ellos en su refectorio.



Invitados por José Francisco Coll, de Huesca, Calviño y yo iremos en tren-talgo hasta Zaragoza. Allí nos reunimos, en los locales de la HOAC, con un grupo de doce sacerdotes casados, interesados en ser informados sobre el Ordinariato Internacional. Nos hospedamos en casa de uno de ellos, un tal Antoni, valenciano, con quien cenamos. La comida la había tenido con Coll, en el restaurante “Las palomas”, cerca de la plaza del Pilar. El 25, estabamos de vuelta en Madrid. Ese día, se presentó en casa el vicario episcopal, José Varas, preocupado por la pregunta que le hizo el Vicario General del Diócesis madrileña, en el sentido de si sabía que me iban a hacer obispo. Quedamos en que el cardenal Suquía me llamaría. Se temía mi influencia en el clero casado de España. Yo seguiría trabajando por los interesados en su ministerio, a los que reuní, una vez más, en el “San Pío X”, viniendo de Mallorca, Sevilla, Valladolid, Santander y Madrid. 
En febrero, acudo con Manuel García Viñó a Guadalajara. En casa de Ramón Alario íbamos a preparar el siguiente número de la revista “Tiempo de Hablar”. Allí me dejaré olvidada la documentación del coche y la radio, que, a otro día, la traería a casa mi amigo Félix Barrena. Mientras, en Sevilla, Chaparro llama preocupado por el interés que tiene aquel Vicario General en informarse sobre el Ordinariato.



Acompañado nuevamente por Guillermo Calviño, el 14, marcho a Barcelona. Nos recibe un tal Manuel Castellá, sacerdote casado que ejerce de abogado, en cuya casa nos vamos a hospedar. Al día siguiente, visitaría el Parque de Gaudí y la Sagrada Familia, asistiendo, en San Gregorio Taumaturgo, a una Eucaristía de rito bizantino. Después de comer, nos reunimos, en la calle Constitución 28, con un grupo de sacerdotes casados. 
Ya en Madrid, recibo una fotocopia de la carta del Secretario para la Unidad de los cristianos, en Roma, sobre el asunto “Mar John”. Pero, la esposa del teólogo Raimundo Paniker hizo las pesquisas necesarias sobre la autenticidad de su episcopado. Y seguí reuniéndome con los sacerdotes casados.
En marzo, recibo dos llamadas: una, de Jesús Morea, desde USA, para comunicarme algunos puntos recibidos por carta de Mar John; otra, de Chaparro, de Sevilla, para darme el positivo resultado de la audiencia concedida por el arzobispo hispalense a un grupo de curas casados, entre los que hay un hermano suyo. El 11, vigésimo aniversario de mi ordenación, celebro la Eucaristía en la comunidad de vecinos. El 16, separaré, en plena calle, a dos hombres que se estaban peleando ante los ojos inocentes del hijo de uno de ellos que, desconsolado, no podía entender cómo su padre se pegaba y era apaleado. Dejé escrito: “¿Por cuánto tiempo, Señor, con ejemplos así?”
De mi agenda de podría sacarse una pequeña biografía de cada uno de nuestros hijos, y de mi esposa. y de cómo les dediqué todo el tiempo que me fue posible, como, por ejemplo, cuando los llevé a ver la feria de abril, instalada en los alrededores de la plaza de toros de Las Ventas. O cuando salía de paseo, aprovechando que nuestros hijos estaban en la catequesis, en Caldeiro. .
Abril y Semana Santa, en Cehegín. El Jueves Santo lo celebraríamos en familia, con una Eucaristía extraordinaria. Vinieron de Murcia, de Cieza y de Puebla de Mula. A la Eucaristía se unió un grupo de jóvenes.




Asuntos temporales

En mayo del 87 voy a realizar el una visita peculiar. Visitado, a su vez, por el sacerdote Juan Antonio González Aguado, voy a ir con él a la parroquia de Entrevías, al Pozo del tío Raimundo y al barrio gitano de La Celsa: suburbio madrileño necesitado de toda atención pastoral. Durante todo el mes, voy a escribir, cada día, una jaculatoria mariana en mi “diario”. He de viajar a mi pueblo natal para firmar unos papeles notariales referentes a la posible herencia que mi madre Maravillas nos dejaba de su casa.
Me entregué de corazón a trabajar por el Ordinariato como forma válida para la reinserción de los sacerdotes casados en su ministerio apostólico. Pero, a veces, sufrí los reveses de la incomprensión y de la supresión de mis posibilidades de mantener económicamente a mi familia. Hoy, al repasar mis escritos, percibimos la pesadez de una cruz que asumí gozosamente, sabedor de lo que Dios quería y me pedía. 12 de mayo, por ejemplo, me encontraba extraño, tras haber recibido una carta del cardenal Suquía, arzobispo de Madrid, y otra del párroco de Cehegín, menos negativa, pero mordaz y solapada. Me preguntaba: “Señor Jesús, ¿qué pasa con el Ordinariato?”. El 15, asisto, en Cehegín, a la inauguración de la Casa de la Cultura. Y, el 17, haría un viaje relámpago a Zaragoza, invitado por Antoni Sempere, para reunirme con el equipo que allí iba a realizar su incorporación al Ordinariato. No obstante, y a pesar de que el director del “San Pío X” me envía una carta lamentando la postura y decisión del cardenal Suquía, y ofreciéndome su apoyo y la posible forma de ayudarme, yo, en palabras escritas el 26, me encuentro alicaído, pero dando gracias al Señor, pues nadie como Él sabe lo que realmente sucede.
El 1 de junio, escribo: “Señor, la muerte de un niño de 3 años nos es una buena interpelación tuya. Me duele, Señor, que me pidas fe en la vida y sólo te dé consuelos conformistas por lo que sé que para Ti no es inevitable. Me duele que tu Iglesia sea más para el morir que para el vivir. Fiat voluntas tua!”.
El 5, recibo una carta de Mar John en la que, por estrategia, dice que el Ordinariato en España ha muerto. Yo no lo consideré estrategia, sino “bajeza”. Pero, con el tiempo, se vio que lo que pretendía el obispo oriental era no levantar más polvo, dada la reacción negativa de la jerarquía española. Esta, como el perro del hortelano, no solucionaba el tema de los sacerdotes casados ni dejaba que nadie lo solucionara. Creían que se rompía la “comunión”. Absurdo. Yo, siempre optimista, escribo el día 10 de junio: “Tendremos que buscar soluciones para tantos sacerdotes casados en España”.
ASCE y MOCEOP reaccionaron por el “cierre” del Ordinariato. Me pedían una explicación. Y  preparo una reunión para fin de mes, que se vislumbra “caliente”. Las llamadas de teléfono se hacen casi ininterrumpidas al saberse la noticia del aparente “ultimátum” al Ordinariato.



Entre tanto, una noticia musical: recibo una invitación del maestro Pagán para grabar un disco dedicado a temas marianos. Cuatro canciones a la Virgen –“Ave Maria”, “Angelus”, “¡Qué hermosa es María!”  y “Madre de la Tercera edad”- tendrán que ser estudiadas por mí para grabárlas a primeros de julio del 87. Efectivamente, en los Estudios AUDIOFILM, hice la grabación de las canciones para la casa discográfica PAX. El disco saldría al mercado con el nombre de “Gracias, María”. Durante cuatro días se estuvo grabando.
Aunque Eduardo Malvido trajo la noticia, publicada en el periódico YA, de que un tal Mar Juan era un falso obispo, investigaciones posteriores demostraron que no se refería ese individuo a Mar John. En este sentido, los informes de Morea y de Raimundo Paniker fueron decisivos. Pero todo eso me hacía sufrir a mí, que había visto en el Ordinariato una buena solución para el sacerdocio casado latino.
Este año, en la clausura del curso catequético de vecinos, les voy a poner la película biográfica de santo Tomás Moro, “Un hombre para la eternidad”. Dicha película es de mis preferidas. El 16, comentando el pasaje evangélico de Mateo 11, 28-30, escribo cuatro palabras: cansancio, alivio, yugo y suavidad. Y añado: “El descanso viene por la mansedumbre y humildad de corazón”. Así me preparaba a la reunión con Morea, que venía de Boston, y Chaparro, que venía de Sevilla.
Al igual que hice en mayo, puse una jaculatoria cristológica en cada día del mes de junio, y ahora, en julio, voy poniendo un breve texto del Evangelio del que saco las palabras clave. Sé que ha empezado una lucha que ya no dejaré mientras viva. El seguimiento a Jesucristo me empuja a vivir mi fe, mi sacerdocio y mi matrimonio. Y todo indisolublemente. Respeto a los sacerdotes célibes o solteros, pero lamento que esté en sus manos el rumbo de la Iglesia, en su mayoría cristianos casados.
Característico de las vacaciones de agosto son: el hospedaje en casa o huerta de mis hermanos Franco y Paquita, el visitar el casco antiguo de Cehegín, la celebración del cumpleaños de nuestro hijo Daniel, el poner diapositivas y el escuchar música clásica con los amigos. El 15, festividad de la Asunción de la Virgen, lo celebramos con una Eucaristía familiar, con asistencia de jóvenes. El 20, ya estábamos de vuelta en Madrid. El 25, invitado por TVE, intervengo en el programa “Buenos Días”. Me acompaña el sacerdote Vicente Páez, párroco de San Ildefonso. Este mes de agosto se ha caracterizado, también, por la lectura que hacía, al costarnos, sobre un libro referente a las obras de misericordia. Por mi parte, me dí a la lectura y repaso de innumerables temas enciclopédicos, que mantienen mi mente en una preparación adecuada para el diálogo y para ayudar en cualquier consulta.

En alabanza de Cristo. Amén.

LÁMINA Y MENSAJE (59)

El Cristo de Velázquez


Aquí tienes el poema que escribió Miguel de Unamuno:

¿En qué piensas Tú, muerto, Cristo mío?
¿Por qué ese velo de cerrada noche
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno cae sobre tu frente?
Miras dentro de Ti, donde está el reino
de Dios; dentro de Ti, donde alborea
el sol eterno de las almas vivas.
Blanco tu cuerpo está como el espejo
del padre de la luz, del sol vivífico;
blanco tu cuerpo al modo de la luna
que muerta ronda en torno de su madre
nuestra cansada vagabunda tierra;
blanco tu cuerpo está como la hostia
del cielo de la noche soberana,
de ese cielo tan negro como el velo
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno.Que eres, Cristo, el único
hombre que sucumbió de pleno grado,
triunfador de la muerte, que a la vida
por Ti quedó encumbrada. Desde entonces
por Ti nos vivifica esa tu muerte,
por Ti la muerte se ha hecho nuestra madre,
por Ti la muerte es el amparo dulce
que azucara amargores de la vida;
por Ti, el Hombre muerto que no muere
blanco cual luna de la noche. Es sueño,
Cristo, la vida y es la muerte vela.
Mientras la tierra sueña solitaria,
vela la blanca luna; vela el Hombre
desde su cruz, mientras los hombres sueñan;
vela el Hombre sin sangre, el Hombre blanco
como la luna de la noche negra;
vela el Hombre que dió toda su sangre
por que las gentes sepan que son hombres.
Tú salvaste a la muerte. Abres tus brazos
a la noche, que es negra y muy hermosa,
porque el sol de la vida la ha mirado
con sus ojos de fuego: que a la noche
morena la hizo el sol y tan hermosa.
Y es hermosa la luna solitaria,
la blanca luna en la estrellada noche
negra cual la abundosa cabellera
negra del nazareno. Blanca luna
como el cuerpo del Hombre en cruz, espejo
del sol de vida, del que nunca muere.
Los rayos, Maestro, de tu suave lumbre
nos guían en la noche de este mundo
ungiéndonos con la esperanza recia
de un día eterno. Noche cariñosa,
¡oh noche, madre de los blandos sueños,
madre de la esperanza, dulce Noche,
noche oscura del alma, eres nodriza
de la esperanza en Cristo salvador!
  
  
  
A L B A
  
Blanco estás como el cielo en el naciente
blanco está al alba antes que el sol apunte
del limbo de la tierra de la noche:
que albor de aurora diste a nuestra vida
vuelta alborada de la muerte, porche
del día eterno; blanco cual la nube
que en columna guiaba por el yermo
al pueblo del Señor mientras el día
duraba. Cual la nieve de las cumbres
ermitañas, ceñidas por el cielo,
donde el sol reverbera sin estorbo,
de tu cuerpo, que es cumbre de la vida,
resbalan cristalinas aguas puras
espejo claro de la luz celeste,
para regar cavernas soterrañas
de las tinieblas que el abismo ciñe.
Como la cima altísima, de noche,
cual luna, anuncia el alba a los que viven
perdidos en barrancos y hoces hondas,
¡así tu cuerpo níveo, que es cima
de humanidad y es manantial de Dios,
en nuestra noche anuncia eterno albor!

  
  
O R A C I Ó N   F I N A L
  
Tú que callas, ¡oh Cristo!, para oírnos,
oye de nuestros pechos los sollozos;
acoge nuestras quejas, los gemidos
de este valle de lágrimas. Clamamos
a Ti, Cristo Jesús, desde la sima
de nuestro abismo de miseria humana,
y Tú, de humanidad la blanca cumbre,
danos las aguas de tus nieves. Águila
blanca que abarcas al volar el cielo,
te pedimos tu sangre; a Ti, la viña,
el vino que consuela al embriagarnos;
a Ti, Luna de Dios, la dulce lumbre
que en la noche nos dice que el Sol vive
y nos espera; a Ti, columna fuerte,
sostén en que posar; a Ti, Hostia Santa,
te pedimos el pan de nuestro viaje
por Dios, como limosna; te pedimos a
a Ti, Cordero del Señor que lavas
los pecados del mundo, el vellocino
del oro de tu sangre; te pedimos
a Ti, la rosa del zarzal bravío,
la luz que no se gasta, la que enseña
cómo Dios es quien es; a Ti, que el ánfora
del divino licor, que el néctar pongas
de eternidad en nuestros corazones.
  
...


LÁMINA Y MENSAJE (60)



El ciego de Jericó


Este milagro lo narran los evangelistas sinópticos. El ciego estaba sentado junto al camino, pidiendo limosna. Como oyera jaleo de multitud, preguntó qué pasaba. Y le informaron de que Jesús de Nazaret caminaba hacia Jericó. De modo que, ni corto ni perezoso, empezó a gritar: “Jesús, hijo de David, ten compasión de mí”. La gente le decía que se callara, que no gritara tanto, pero él vociferaba aún más. Jesús se paró y mandó que lo acercaran adonde él estaba. “¿Qué quieres que te haga?”- “Señor, que vea”- “Pues ve, que tu fe te salvó”. Y, al instante, vio y lo seguía dando gloria a Dios. Y lo mismo hacía el gentío que tal cosa había visto.
Quizá sería un buen ejercicio que nos pusiéramos en lugar del ciego, o de la gente. Pero aún sería mejor que nos pusiéramos en el papel de Jesús. ¿O es que no hay más ciegos en el mundo? 

Alfonso Gil González

NUESTRO FIN CREACIONAL

NUESTRO FIN CREACIONAL


A tocar este tema nos lleva el siguiente paso en lo que hemos escrito, antes, sobre el "camino de perfección", dado que fe y racionalidad nos llevan a preguntar sobre la razón del mundo y de nosotros mismos.
Puesto que la teoría del Big Bang en nada contradice la creación, tal como la entendemos los creyentes, por parte de Dios, y ello ha quedado, una vez más, ya manifiesto en las III Jornadas sobre Ciencia y Fe, celebradas hace unos días, hay que añadir que Dios lo ha creado todo para Sí, ya que sólo Él puede ser la finalidad última de cuanto hace. Es esa finalidad la que indica la pauta de la de cada uno. Como dicen los teólogos, si su poder es la única razón del principio de todo, su gloria ha de ser la única razón de todo como fin.. Y ello nos incluye. Ahora bien, no puede haber otro bien esencial que ese mismo fin.
Decimos con toda razón que hemos sido creados para su gloria, y que en ella consiste nuestra felicidad. Solamente esto justifica nuestro ser en la tierra y nuestra resurrección para el cielo. Felicidad y fin se confunden en el ser humano y en toda criatura. Es así como Dios ha unido nuestra felicidad a su gloria, nuestro interés al suyo, nuestra vida a la suya y nuestro ser a su Ser. Si Dios, en su Hijo, ha manifestado inequívocamente esta unión de su voluntad creadora y de nuestra felicidad, es por medio de Jesucristo por el que somos llamados a la eterna alabanza. Quizá podemos atisbar, ahora, que la verdadera desgracia humana estaría en la inadecuación de nuestra voluntad respecto a la del Creador, ya en este mundo visible y terreno.
Por el contrario, la perfecta unión entre la voluntad divina y la humana es lo que podemos entender por "salvación", ya también en este mundo como primicia.
Es, desde esta perspectiva, que hemos de tener el máximo respeto en el uso de la Naturaleza, de los seres racionales y de los que no tan racionales, porque la unidad de la creación e indiscutible. Todos somos instrumentos, unos de otros, para la consecución de ese fin creacional que, además, nos hace felices. Ningún hombre sensato emplearía un instrumento para uso distinto de aquel para el que ha sido hecho. En esta caso: para Dios.
Esto nos lleva a tratar sobre la LIBERTAD. pero eso será en el siguiente capítulo.

Alfonso Gil González

jueves, 25 de junio de 2015

LÁMINA Y MENSAJE (58)



El centurión suplica por su siervo


La fe de aquel soldado romano es modélica. Jesús no encontró cosa igual en su país. No es un caprichoso que exija la presencia del Señor para curar a su criado. Basta con que lo mande a distancia, porque a Él le está sometido todo.
Y esa forma de fe y de súplica la hemos recogido para recibir la Eucaristía: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Ahora bien, ese soldado romano no era “oficialmente” creyente… ni estaba bautizado.

Alfonso Gil González

LÁMINA Y MENSAJE (57)



El censo en Belén


El nacimiento de Jesucristo está situado exactamente en un tiempo concreto de la historia humana. El Imperio Romano era el poder de occidente y parte de oriente. Gobernaba César Augusto. El gobernador de Siria era Cirino. Herodes regía a Judea. Al poco tiempo, su hijo Arquelao se sentaría en ese trono.
Jesús, por tanto, es un ciudadano del mundo, como tú y como yo. Pisa nuestra tierra, respira nuestro aire, y se deja mandar por los políticos de turno y por las leyes, más bien inicuas, de entonces y de casi siempre. Es uno de nosotros.

Alfonso Gil González

LÁMINA Y MENSAJE (56)



El bien y el mal


La imagen nos habla claramente de que el mal no tiene la última palabra, sino que será derrotado por el Bien. La iconografía muestra esta verdad colocando a san Miguel arcángel derribando al príncipe de los demonios.
Dentro de cada uno van ambos. Cristo ha garantizado la victoria del Bien sobre el mal, pero no nos exime de la lucha previa que debemos llevar a cabo.

Alfonso Gil González

CAMINO DE PERFECCIÓN


CAMINO DE PERFECCIÓN



Cuando yo estudiaba teología espiritual hube de leer diversos tratados al respecto. La literatura mística o espiritual es muy abundante, dentro y fuera del Cristianismo. Durante siglos, cientos de maestros han escrito, han hablado, han aconsejado sobre cómo el ser humano podría CAMINAR HACIA LA PERFECCIÓN. Desde las culturas religiosas más antiguas, pasando luego por la judeo-cristiano-islámica, hasta el último escrito del papa Francisco, todos esos maestros espirituales coinciden en lo esencial, y lo esencial viene a decir esto:
El espíritu humano está enfermo a causa, por un lado, de falta de sustancia, y, por otro, de exceso de sentimentalismo. Es decir, hay una generalización de la vida superficial, que se acomoda perfectamente a la búsqueda de uno mismo, y ello es el resumen de todos los vicios y la causa de todas las faltas.
¿Cómo llega el hombre a esta situación de superficialidad vital? Pues por un doble derrotero: siendo ignorante de su verdadero ser, de su profunda existencia, y viviendo siempre en la superficie de sí mismo y de lo que le rodea. No se da cuenta de que lo exterior es el aspecto menos importante. Por tanto, desde el momento en que eso tiene importancia para él, todo se marchita y se hace mezquino. Su horizonte espiritual se achica y se hace esclavo de pequeñeces que le impiden expansionarse.
Esto provoca su división interior y su debilitamiento, e inútilmente intenta construir el edificio de su vida, cuando el sentimentalismo, el decaimiento, la incoherencia, la división y la debilidad minan sus cimientos. Recuperarse de ello supone que su crecimiento personal se apoye en la fe y en la razón al mismo tiempo tiempo. Es decir, por su estructura psicosomática, el hombre precisa que su perfección tenga el doble fundamento de la teología y de la racionalidad. De ahí que siempre se haya dicho que, para llegar a santo, bastara con conducirse según la recta razón, con la ayuda de Dios.
Lo cierto y verdad es que si la razón se ve suplantada por el sentimentalismo, tanto la naturaleza humana como la fe se ven quebrantadas.

Alfonso Gil González

miércoles, 24 de junio de 2015

FLORECILLAS ALFONSINAS (Capítulo Trigesimosecundo)



Capítulo XXXII


Nuevos contactos

Mayo del 86 empezaba con un concierto en el Real sobre dos óperas: “La cambiale di matrimonio” de Rossini, y “La muerte del obispo de Brindisi” de Menotti. Yo había acudido con mi amigo y melómano José Luis, hijo de Pepe y Julita, amigos de casa.
Vuelven de Rabat Sean Walsh y su esposa. Van a reunir, en casa de Francisco Mantecón, a algunas mujeres de sacerdotes. Asistirá mamá. Yo me reuniría con los sacerdotes casados en el “San Pío X”. Anotaré en mi “diario”: “El Ordinariato nos impulsa a orar más y mejor, si es que nos dejamos llevar del Espíritu Santo”.
El 25, invitados por “Gallina Blanca”, fuimos al Palacio de Congresos y Exposiciones, donde asistiríamos a una “Antología de la Zarzuela” que, por aquel entonces, dirigía un tal José Tamayo. Pero yo terminaría mayo en Vitoria, adonde fuí, invitado por José María Lorenzo, presidente de ASCE (Asociación de sacerdotes casados de España). Con él y su esposa, comí en el restaurante San Prudencio, y visité parte de la ciudad alavesa. Después me llevaron al monasterio de Estíbaliz, donde me reuní con presbíteros casados provenientes del país vasco y de Navarra. Se interesaron por el Ordinariato y por su reinserción en el ministerio. Me quedé hospedado, esa noche, en dicho monasterio, con cuyos benedictinos cené.
El 1 de junio estaba de regreso en Madrid. Había ido y vuelto en tren, de cuyo viaje tenemos testimonio en diapositivas. En ese primer fin de semana me reuní en Madrid con el “equipo piloto” del Ordinariato Internacional en España.  Tras el paréntesis que supuso el ir toda la familia a Sevilla, invitada por los Chaparro, volvía a reunirme con el grupo directivo de Asce, el 21. Y el 28, recibía carta de mi prima monja que, desde Roma, me enviaba un obsequio con motivo de mi incorporación al rito oriental de la Iglesia. Y, el 30, recibí, junto a la carta de Jesús Morea, en USA, sendas comunicaciones de Mar John y Mar Jacob, obispo y metropolitano, respectivamente, del citado Ordinariato.



En julio, vino con su familia americana Jesús Morea. Iban de paso hacia Valencia, donde pasarían las vacaciones. Con él asisto a la reunión mensual de la Fraternidad Internacional de Hombres de Negocios del Evangelio Completo. Una especie de grupo ecuménico que solía juntarse para poner en común sus experiencias de fe, y para orar. Con los Morea pasaríamos el final de mes en su piso de Gandía, un 14º del n. 53 del paseo marítimo. En su garaje nos robaron la radio del coche y los cassettes de música que llevaba para los días agostinos en Cehegín. En compensación, recibí la llamada de la directora del “Elfo”, confirmándome que daría clases de latin en el próximo curso. Tras recoger de Caravaca unas encuadernaciones de los extras de ABC, encargadas quince años antes, regresamos a Madrid. Siempre lo hacíamos con tiempo suficiente para preparar mis clases y nuestros hijos el ingreso en el Colegio Caldeiro, con la correspondiente compra de libros de texto. Mas este año cesé como director de la Escuela de Catequistas. Seguiría en dicha Escuela como profesor de eclesiología. También me despidí del Colegio “Nervión”, no sin antes proveerles de un nuevo profesor de religión.



Pero en septiembre hago un viaje singular. Invitado por los “Hombres de Negocios”, arriba citados, estaré cuatro días en Inglaterra, en cuya ciudad de Bournemouth se celebraba una convención internacional de signo cristiano. Me hospedé en el Hotel Pavilion. La primera conferencia la dio un sacerdote presbiteriano sobre la pregunta “¿Quién es Jesús?”, para concluir con el lema de la Convención: JESUS IS LORD. La representación española tuvo traducción simultánea. El 21, desde el aeropuerto de Gatwich, en un avión de la compañía española “Spantax” regresé a Madrid.
El 23, daré un Cursillo de Iniciación para Catequistas en la Parroquia Nuestra Señora del Recuerdo.
El 4 de octubre hice un viaje relámpago a Cehegín. Me acompaña Alvaro Quintanilla, primer violonchelista de la Orquesta Nacional de España. Iba a probar un viejo instrumento de la familia “Motolite”. El 25, asisto, en los Dominicos de Alcobendas, a la III Asamblea Nacional del Moceop, donde aproveché para informar sobre el Ordinariato.
En noviembre, hago algunas visitas por Madrid. El Ordinariato empezaba a ser una realidad. Son innumerables las llamadas que recibo, invitándome a viajar por España para dar cumplida información sobre la solución oriental: Murcia, Valladolid, Sevilla y Zaragoza fueron algunas de esas ciudades interesadas. El 20, viene a casa, desde USA, Mar John, y, desde Rabat, Sean Walsh. El obispo me trae al padre el nombramiento de Párroco de Santo Tomás Apóstol, parroquia personal y nómada que podrá establecer allá donde vaya, dejando a su cargo distintos vicarios pastorales. Con noostros, se van a reunir diversos sacerdotes casados procedentes de Sevilla, Tarragona, Huesca, Santander, Valladolid, Albacete y Castellón. Todos ellos concelebramos con el obispo Mar John.
Diciembre se abriría con la charla que tuve que dar, en el “San Pío X”, en el Curso de Capacitación, compuesto de sacerdotes, religiosos y seglares, sobre “su experiencia en la catequesis de vecinos” que, semanalmente, sigo dando en Colomer 5. El 12, acompañado de Alfonso Borrego Vivar, marcho a Murcia para dirigir el “retiro espiritual” a diez parejas de sacerdotes casados. Fue una jornada de reflexión en las Hijas de la Caridad de Espinardo, que concluyó con la Eucaristía. En la iglesia de san Esteban de Murcia tuve ocasión de asistir al Concierto Navideño, dado por Jubilee Singers, de Los Angeles, bajo la dirección de Albert Mc. Neil.
Las vacaciones navideñas las pasamos en Cehegín. Volveré a reunirme con el grupo de jóvenes religiosamente inquietos. Celebro la Eucaristía en casa de mis hermanos, donde nos hospedamos. Con ella despedimos el año 1986. Había dejado inconclusos dos sonetos, que taché tras la confección de los dos primeros cuartetos. También quedó sin terminar una larguísima lista de motes o apodos, propios de Cehegin, a los que situé en la parte final de la agenda alfabéticamente, desde el “abercoque” hasta el “zorro”. Lista curiosa y, sin duda, interesante para el estudio de las gentes sencillas de este pueblo. Son apuntes para la historia, para el recuerdo. La mayoría provienen de generaciones antepasadas. Algunos ni se sabe por qué se llaman así. Pero ahí están.

Para alabanza de Cristo. Amén.

LÁMINA Y MENSAJE (55)



El ángel que se presenta a Zacarías


Es Lucas quien nos dice que, mientras oficiaba Zacarías en el Templo, se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verle Zacarías se llenó de miedo. “No temas, Zacarías, tu petición ha sido escuchada. Tu mujer, Isabel, te dará un hijo, a quien pondrás por nombre Juan. Estará lleno del Señor. Convertirá a muchos e irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías, para preparar un pueblo bien dispuesto”.
Zacarías dudó, no salía de su asombro, y quedó mudo hasta el momento mismo del nacimiento de su hijo Juan. Porque no dio crédito a las palabras del ángel. Al pueblo, que le esperaba fuera, le habló por señas, pues permanecía mudo.

Alfonso Gil González

LÁMINA Y MENSAJE (54)



El ángel en el sepulcro


Leemos en Mateo 28,2-3, que, de pronto, se produjo un gran terremoto, pues el Ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose, hizo rodar la piedra y se sentó encima de ella. Su aspecto era como el relámpago y su vestido blanco como la nieve. Se dirigió a las mujeres para decirles que no temieran, que Jesús, el crucificado, no estaba allí, pues había resucitado, y les precedería a Galilea.
Y fueron a darle la noticia a sus discípulos.

Alfonso Gil González

LÁMINA Y MENSAJE (53)



Educación de la Virgen


Como la Biblia nada dice al respecto, recurro al testimonio de Anna Katharina Emmerich, en cuya VIDA DE MARÍA dice: “Hace unos días vi en un cuarto de la casa de Nazaret que Ana tenía ante sí a la niña María de tres años, y que la preparaba instruyéndola en la oración porque pronto iban a venir los sacerdotes a examinarla para entrar en el Templo.”
Educación, por tanto, fundamentalmente materna y religiosa.

Alfonso Gil González

LÁMINA Y MENSAJE (52)



Ecce Homo


He aquí al Hombre.
Sí, Cristo es el ejemplar humano. El modelo y tipo de referencia para todo hombre.
Podía haber dicho Pilatos, si hubiese aceptado la Verdad: “He aquí a Dios”. Pero es lo mismo. Con lo que dijo es suficiente. Aún suponiendo que Dios no existiera, la Humanidad no tendría más remedio que fijarse en Jesucristo, si quiere avanzar por el camino de la solidaridad, del amor, de la paz, del servicio, de la fidelidad…
Hasta que no consigamos tener los mismos sentimientos de Cristo, malamente va el mundo por vericuetos de torpeza egoísta. 

Alfonso Gil González

LÁMINA Y MENSAJE (51)



Desposorios de san José y la Virgen María


Mateo es taxativo: “María estaba desposada con José”(1,18). Lucas añade que “José era un hombre de la casa de David”(1,26). Sobre este tema concreto escribió Anna Katharina Emmerich en su VIDA DE MARÍA NIÑA. Habla de la familia de José, de cómo lo eligió como esposo, de la boda con él: sobre vestidos y otros atuendos, el anillo… Y termina así: “Una vez terminada la boda, Ana regresó a Nazarett con sus familiares, y María también fue para allá en compañía de varias condiscípulas que habían salido del Templo al mismo tiempo que Ella. María hizo el viaje de regreso a pie”. ¡Una delicia!

Alfonso Gil González

martes, 23 de junio de 2015

FLORECILLAS ALFONSINAS (Capítulo Trigesimoprimo)



Capítulo XXXI


El camino oriental

En julio de 1985 se halló una bala de la Guerra del 36 en Caldeiro. No estaba detonada. No hay que olvidar que allí tuvo “el Campesino” algunas de sus famosas checas. Estos primeros días del mes los utilizamos para pintar, empapelar y adecentar las habitaciones de la casa. El 14, escribo este soneto:
Este inmenso mundo por Ti creado/
salido de tu mano poderosa/
por fusión del Espíritu y de “cosa”
/Cosmos es, tras el caos, iluminado.

Esta tierra, Señor, que nos has dado,
/la tierra de tu Verbo bondadosa
/por mezcla del espino y de la rosa/
signo es de tu amor crucificado.

No nos basta la vida sin tu vida.
/Para muerte nos sobra con la nuestra.
/Mundo y tierra, ¿qué son para los hombres?/

Anhelamos el fin de la partida/
planteada al nacer en juego extra
/y que Tú nos corones y nos nombres.

Las charlas que impartí desde enero a junio en la parroquia de San Joaquín, en San Blas, me las abonó el cura Jesús Polanco. ¡Qué bien vino esa ayuda a nuestra escasa economía! Como igual de bien nos vino el envío del cura de Oporto, Vitorino Brandao, y la paga extra del “Nervión” y del “Santa Helena”. Y marchamos a Cehegín para las vacaciones estivales. El día 24, nos asustamos con la caída de espaldas de nuesra hija, que le trajo algunas complicaciones, teniéndola que llevar a la Ciudad Sanitaria de Murcia. Han pasado muchos años de aquello, y aún arrastra sus consecuencias. 
Agosto del 85 lo empezaron nuestros hijos en la piscina, adonde los llevaba con frecuencia. El sofocante calor del día 5 -48 grados- hizo que yo cogiera una insolación, teniendo que guardar cama y afectándome a la garganta. Recuperado, me reuní varias veces con el grupo de jóvenes, con los que dialogo sobre la resurrección, la fe, la evangelización, el compromiso cristiano, la comunidad… Esos jóvenes estaban hambrientos de formación. De ellos, con el tiempo, saldrían varias vocaciones  sacerdotales.
Ya en Madrid, pongo al día la administración de la comunidad de vecinos y recibo a García Viñó, que me regala un libro sobre “Hacerse eunucos por el Reino de Dios”, de un jesuita norteamericano. La conclusión del mismo es que los verdaderos eunucos, en el contexto evangélico, son los que se mantienen fieles en su matrimonio.
En septiembre, visito a una joven, hija de unos amigos de Molina del Segura, en el Hospital de la Princesa de Madrid. Está enferma de leucemia y, aunque trasplantada de médula, moriría días después. Yo suplicaba al Señor: “Que no se diga que Tu eres un Dios de muertos”. Súplica que, años más tarde, me veré precisado a hacer y, esa vez, con total y positivo fruto. Asisto en el Seminario Diocesano a la asamblea de la Asociación Española de Catequetas (AECA), de la que era presidente el que, después, llegó a ser arzobispo y cardenal, Antonio Cañizares. Fueron tres jornadas de trabajo, de constataciones y de propuestas.
Reinicio mis clases en el “Nervión” y en el “María Hita”. Causé baja en el “Santa Helena” y, en cambio, encontraría trabajo en el Colegio “Nuestra Señora de Fátima”, alias ELFO. El 21, asisto a dos reuniones, la del Moceop y la de Asce. Las dos son de sacerdotes casados. Los primeros, en una línea moderna y actual de entender el ministerio sacerdotal; los segundos, en una posición más clásica y leguleya. Seré amigo de todos, pues quiero que unos y otros ejerzan su ministerio como misión directa de Cristo para el mundo.



En octubre, viene a Madrid, desde Argentina, el obispo Jerónimo Podestá, separado de su ministerio por estar igualmente casado. Los del Moceop comemos con él en el “Tai-Pei” de la calle Alcalá. Al día siguiente, 20, celebraríamos todos una Eucaristía en Vallecas. Dos buenas noticias me esperan: Por una parte, el profesor Secundino Movilla me va a regalar su libro “Ofertas pastorales para los jóvenes”; por otra, Francisco Mantecón, cura casado, me comunica que va a venir a Madrid un obispo católico-oriental, interesado por los curas casados españoles.



Los días 8, 9 y 10 de noviembre fueron para mí de capital importancia. Me entrevisto con ese obispo. El encuentro lo considero providencial. De hecho, Mar John, así se llamaba el citado obispo, se reúne con algunos sacerdotes casados. Éste les explicó la historia del rito sirio y cómo se ha formado un Ordinariato Internacional para recuperar a los curas casados para el ministerio. Reflexionaron sobre la espiritualidad matrimonial del sacerdote. Por fin, en una ceremonia íntima y comunitaria, el obispo oriental presidió la Eucaristía, en la que oficialmente impuso las manos sobre mi cabeza, como reconocimiento de mi ministerio sacerdotal entre los orientales. Todos los sacerdotes presentes hicieron lo mismo sobre mí, que, el 13, dí una charla en el “San Pío X” sobre “el amor cristiano como testimonio en la sociedad”. Y en la Escuela de Teología de San Blas empecé a explicar los Sacramentos.
En el inicio de diciembre del 85, me carteo con un tal Sean Walsh, que es un sacerdote casado norteamericano, amigo de Mar John, y que está destinado en Rabat (Marruecos), representando a la FAO. Poco después, recibo por escrito la aceptación oficial en el rito oriental, enviada por Mar John. 
Al acercarse la Navidad, mi familia recibía un regalo especial de la comunidad de vecinos. Era una forma de agradecer nuestra entrega y servicialidad para con todos ellos. El 23, celebré la Eucaristía para los vecinos que se reúnen semanalmente en una catequesis de adultos. A la misma asistieron otros amigos de fuera de casa.
Terminé el año completamente afónico.

Los viajes del Ordinariato

Inicio 1986 escribiendo: “¡Qué pronto se pasan los días de descanso, auténtico ocio, en los que uno se dedica preferentemente a lo que considera más humanizante”. Evidentemente, para mí, lo “humanizante” era la música, la lectura, el diálogo, la oración.
Pepe Mora, desde Huelva, y Francisco G. Chaparro, desde Sevilla, se interesan por lo del Ordinariato. Mientras, iba recibiendo cartas de Mar John en inglés.
Aprovechando la estancia de mi familia caravaqueña en Madrid, fuí con ellos al Centro Cultural de la Villa de Madrid, donde escucharon el concierto de la Banda Sinfónica Municipal de Madrid, que interpretó a Mendelssohn, Chabrier, Luna y Rimsky Korsakov. Al día siguiente, 20 de enero, moría el alcalde la capital de España, Enrique Tierno Galván, cuyo entierro paralizó la vida laboral y académica, siendo enterrado cristianamente, por expreso deseo suyo, en el cementerio de la Almudena, y no en el civil.
En febrero del 86 visito al cardenal-arzobispo de Madrid, Angel Suquía. Hablamos de todo aquello en lo que, de una forma u otra, participaba. Pero la impresión que me llevé fue lastimosa, tras más de una hora de audiencia. Me pongo de acuerdo con Sean Walsh, en Rabat, que me enviará un pasaje de ida y vuelta para el día 28. A esa reunión en Marruecos acudirán, también, Francisco G. Chaparro y esposa desde Sevilla. Preparé mi pasaporte, saqué los billetes de avión de las Líneas Aéreas Marroquíes, en la calle Princesa 7, y seguí instrucciones por teléfono desde Rabat. Al tiempo, Guillermo Calviño también recibía contestación de Mar John. Y, el 23, recibo la visita de un sacerdote casado, José Luis Oñate, con quien paso la tarde hablando de la problemática que planteaba para los españoles el Ordinariato Internacional. Efectivamente, el 28, salí de viaje hacia Rabat, desde Barajas, en un avión de la Royal Air Maroc. Hizo escala en Tánger. De allí hasta Casablanca, con mal tiempo. En Casablanca me esperaba Sean Walsh. Con él, en coche, fuí hasta Rabat. Al llegar, llamé a casa para que estuvieran tranquilos. Tras la cena en casa de los Walsh, mantuve un larguísimo diálogo, en el que también participó un matrimonio argentino, agregado militar de la Embajada. 
El 1 de marzo seguía en la capital de Marruecos. Hice diapositivas de Rabat, salí de compras y, en casa de mi anfitrión Walsh, celebramos la Eucaristía en rito sirio, participando, también, otro matrimonio español. Y, tras la cena, nuevo coloquio, con llamada a los USA para hablar con Mar John. Al día siguiente, Sean Walsh me llevó al aeropuerto de Casablanca, desde donde regresé a Madrid, en cuyo aeropuerto me espera la familia en pleno. Les trajo regalos. Desde este viaje, me dediqué más intensamente al Ordinariato Internacional, procurando ayudar a los sacerdotes casados y animándolos a vivir, a seguir viviendo el sacerdocio desde una nueva perspectiva.
En España, el día 12 de marzo, se hizo un referendum sobre la OTAN. Ganó el “sí” por poca diferencia. Pero, ese día, en el Club Urbis, asisto a la conferencia, pronunciada por Enma Martínez, sobre “la mujer y los ministerios en la Iglesia”. Y, el 14, nuevo viaje a Huelva. En el mismo departamento del tren iba el obispo de aquella ciudad. Allí me esperaban Pepe Mora y Leopoldo Ales. Nos trasladamos a la Delegación de Cultura y, juntos con el Director General de Juventud y Deportes de la Junta de Andalucía, fuimos a visitar varios centros culturales y deportivos. Más tarde, se nos unió el Delegado del Gobierno, y todos comimos en el Club Marítimo. Al acabar el día, ya en casa de los Mora, se celebró la Eucaristía. Al día siguiente, 16 de marzo, reunido con quince parejas sacerdotales, y sus respectivos hijos, les informé sobre el Ordinariato, y les animé a vivir fielmente la realidad significada en el doble sacramento recibido. A la noche, regresé a Madrid en tren. 
El 19, en el Club Urbis, dí una conferencia sobre “el celibato opcional y el sacerdocio”. Pertenecía a un ciclo de conferencias que, en ese Club cultural, se estaba desarrollando bajo el título genérico de “Cristianismo, sexo y marginación”. Entro en contacto con un tal Jesús Morea, ex-capuchino español y sacerdote casado, en los Estados Unidos, donde ejercía como psicólogo clínico
En abril, Mar John vuelve a Madrid y se hospeda en nuestra casa. También llegaron, desde Rabat, Sean Walsh y su esposa Enma. Con ellos, además de Guillermo Calviño y los Mantecón, me reuní en casa de éste, en la calle Goya 44. Desde allí se convocó al resto de los sacerdotes casados que, reunidos, el 5 de abril, en el “San Pío X”, en número de treinta y dos, escuchamos cada cual las experiencias personales de los que les visitaban y de ellos mismos. Y fueron informados sobre el rito de la Iglesia Oriental y sobre el Ordinariato. Volvimos a reunirnos, al siguiente día. Hubo Eucaristía, concelebrada por veinte sacerdotes, presidiendo junto a Mar John. Éste decía en castellano: “Sucede algo sobrenatural cuando se ora una hora”. El 27, invitado por Alfonso Borrego, sacerdote casado, hago de padrino de Confirmación de su hija Yolanda, que recibió el sacramento del Espíritu Santo con otros sesenta y un jóvenes en la capilla del Colegio Caldeiro.
Me doy cuenta de que la “agenda” es tan completa, que, por su medio, podrían escribirse las biografías de cada uno de la familia. No sé si, con el tiempo, sabremos valorar este inmenso cúmulo de datos que se registra en ella, y que resulta imposible transcribir. Yo la utilizo como medio evangelizador, donde apenas hay aspectos negativos y sí todo un intento de conocerme, de reflexionar sobre el vivir cotidiano, de plasmar y dejar a los míos una prolongación de mí mismo.

Para alabanza de Cristo. Amén.

PARA ACABAR EL DÍA


PARA ACABAR EL DÍA



La luna y las estrellas han salido 
-luminarias del día que fenece-
invitando a que presto yo Te rece
en capilla cordial, agradecido:

por las horas de un tiempo bendecido,
por la cuna que a los niños mece,
por el duro trabajo que merece
el jornal del obrero, ya rendido;

por los pobres, humildes y sumisos,
el alma que se siente enamorada, 
los consejos del sabio, tan concisos,

por todo lo vivido en la jornada:
los sueños, quehaceres, compromisos,
los sublimes deseos... y la nada.



Alfonso Gil González






LÁMINA Y MENSAJE (50)



Despojado de sus vestiduras


Mateo no dice nada sobre esta escena, pero sí que repartieron sus vestidos por sorteo. Los demás evangelistas están concordes en eso, pero Juan añade que hicieron con sus ropas cuatro lotes, uno para cada soldado, y que la túnica era sin costura, de una sola pieza, y la sortearon aparte. Así se cumplía lo escrito en el Salmo 22, 19: Se han repartido mis vestidos y han echado a suertes mi túnica.
Hay quien ve en esa túnica inconsútil el reconocimiento del único Sacerdocio de Cristo, que al tiempo se inmola como víctima definitiva para la salvación del mundo.

Alfonso Gil González

LÁMINA Y MENSAJE (49)



Descendimiento de la Cruz


Los cuatro evangelistas están de acuerdo en que José de Arimatea se encargó valientemente de desclavar, descolgar y sepultar el cuerpo de Jesús. Juan añade que también estaba Nicodemo. Ellos dos y algunos amigos descendieron el cuerpo del Señor de la cruz.
José de Arimatea y Nicodemo eran hombres influyentes en la sociedad, pero con miedo a los judíos, según el texto evangélico. De modo que su fe, como tantos hoy, la vivían en la trastienda. A algunos les encantaría que la fe cristiana no saliera del templo o de la sacristía, pero se equivocan…

Alfonso Gil González

LÁMINA Y MENSAJE (48)



David elegido rey


En Belén, el profeta Samuel hizo que Jesé le presentara a sus siete hijos. Pero ninguno era del agrado de Dios para ser rey, porque “la mirada de Dios no es como la de los hombres, que se dejan llevar de la apariencia”. Sin embargo, cuando se le presentó al más pequeño, que estaba guardando las ovejas, Samuel lo ungió con el cuerno de aceite, y, a partir de entonces, el espíritu de Dios vino sobre David.
Aquello era como en figura. Ahora nosotros somos los ungidos del Señor, participando con Cristo de su sacerdocio, de su profetismo y de su realeza. Acaban los tiempos de la prefiguración y del profetismo y se inicia  la realización del proyecto de Dios para la humanidad.  

Alfonso Gil González

LÁMINA Y MENSAJE (47)



Dad al César lo que es del César


Los tres sinópticos cuentan esta escena provocada por el fariseísmo que intenta pillar, sea como sea, a Jesús quebrantando la ley humana y divina. La ley es lo que les importa a los que han puesto su seguridad en este mundo y, al tiempo, querrían asegurarse el pase a la eternidad. Pero Jesús conoce su malicia, porque sabe lo que hay dentro del corazón humano.
¿Acaso el César es poseedor de algo? Dadle ese algo que cree poseer. Pero Dios es el dueño absoluto de toda la Creación. También es dueño de los césares del mundo. “Dadle a Dios lo que es de Dios”. Tú y yo somos suyos, exclusivamente Suyos. ¡DÉMONOS A ÉL!

Alfonso Gil González

LÁMINA Y MENSAJE (46)



Curando toda clase de enfermedades


Hay mudos que deberían proclamar buenas noticias. Sordos que no escuchan la voz de los sin voz. Ciegos que no ven las miserias de los otros. Paralíticos que no se conmueven misericordiosamente. Cojos que ponen una vela a Dios y otra al diablo. Cadáveres ambulantes cuya peste esparcen por doquier… 
Pero Jesús nos puede curar a todos, si queremos, si dejamos que Su voluntad sea la nuestra, si en verdad ansiamos la cordura de la salud y de la vida. 

Alfonso Gil González

LÁMINA Y MENSAJE (45)




Curando en Cafarnaúm


Dice el evangelista Mateo que, en Cafarnaúm, al atardecer, le trajeron a Jesús muchos endemoniados, y que Él expulsó a los malos espíritus con una palabra, y curó a todos los enfermos. Con lo que se cumplió el oráculo del profeta Isaías, de que Él tomaría nuestras flaquezas y cargaría con nuestras enfermedades. 
Hoy Jesús quiere visitar nuestros pueblos y regiones para seguir sanando a los enfermos del mundo. Él es la Vida. 

Alfonso Gil González

FLORECILLAS ALFONSINAS (Capítulo Trigésimo)



Capítulo XXX


Viajes y sorpresas

Como siempre, inicié el nuevo año, 1985, ofreciéndoselo al Señor. Va a resultar un año con grandes experiencias y de todo tipo. En realidad, desde el punto de vista de mi sacerdocio, va a ser un año-clave. Desde mi viaje a Huelva, en 1984, la amistad con los Mora va a ir in crescendo. En este mes, acabo de leer el libro de Carlos Carretto “He buscado y he encontrado”. Y reanudo la vida normal: las clases, la pastoral, y la lectura que, cada noche, al acostarnos, les dirijo sobre textos bíblicos o vidas de santos. Y voy a iniciar, en el centro de teología de San Blas, una serie de charlas eclesiológicas. Estos primeros días del año, no obstante, sufro una dolencia de costillas que me duraría varias semanas, aunque no dejo por ello de ir al trabajo. Vuelvo, una vez más, a la parroquia de San Timoteo, de Vallecas, donde doy una charla sobre cristología, y asisto en el “San Pío X” a la charla que pronuncia López Quintás sobre “juventud manipulada y evangelización”.
Febrero lo abro con la Oración que tenía con el grupo de los viernes, en Caldeiro. Manuel Asensio me regala el libro que acaban de editarle con el título “María Magdalena”, en el que hace un intento por recuperar para la teología la trascendencia de la que él denomina “apóstola de los apóstoles” y “nueva Eva”. En una reunión celebrada en Caldeiro, el padre Epifanio explicó la dinámica de “Proyecto Hombre”, para la recuperación del toxicómano. Igualmente, asistí a la reunión de delegados del Moceop de toda España, con filmación, por parte de TVE, para el programa “Vivir cada día”.
Justificando la gran cantidad de música que suelo escuchar cada día, digo: “La buena música, por ejemplo, la clásica, es para mí un medium de la belleza del más allá, de la que Dios nos hace partícipes”. ¿Qué me pasó el día 22 de febrero en el Colegio Santa Helena? Escribo: “Hoy es de las veces, Señor, que hubiera echado a correr y no hubiera vuelto más al Colegio. ¡En Ti confío!” No debió gustarles a los opusistas tanta salida en la televisión. Antes de finalizar febrero, escribí una recensión al libro “Iglesia, ¿institución o carisma?”, que sería publicada en la revista SINITE de los Hermanos de La Salle.
Al cumplir los 42 años de edad -1 de marzo- pregunto al Señor qué quiere de mí. El 15, hablo en la iglesia de la Sagrada Familia sobre “la Iglesia de España”. Y el 21, tuve que levantarme a las 3´45 de la mañana, para grabar en cassette, desde la RNE, las 24 horas dedicadas a Bach, con motivo de los 300 años de su nacimiento. Ese documento se conserva en casa y: “es un contraste curioso con la estupidez de gran parte del arte moderno”. El 28, con un “happening” titulado “La papelera”, se va a anticipar, en el “San Pío X”, la celebración de los próximos días de Semana Santa que, como diré, pasaríamos en Cehegín.



(He de hacer notar que, aunque pobres, nunca escatimamos el dinero para la educación y alimentación. A causa de ello, dábamos la sensación de riqueza y bienestar, que no de derroche. Yo, que solía ir semanalmente al mercado, jamás escatimé en nuestra salud y fortalecimiento. Estoy seguro que casi nadie, en las circunstancias económicas nuestras, haría semejante “derroche” en que comiéramos adecuadamente.”
En abril hicimos con nuestra hija el primer viaje a Cehegín con motivo de la Semana Santa. Fuí invitado por un amigo a ir al Polideportivo para hablar de temas religiosos. Asistí a la Hora Santa del Jueves Santo en la iglesia de Santa María Magdalena, y, al día siguiente, en casa de su amigo Cañamones, estuve dos horas hablando con el grupo de jóvenes sobre lo fundamental cristiano. Era un grupo-levadura en la vida cristiana de Cehegín, que el párroco no supo aprovechar. De vuelta a Madrid, celebro en Caldeiro, junto con otros treinta y cinco sacerdotes, las bodas de oro de ordenación de un terciario capuchino. Después, en el salón de actos, hubo una cena homenaje. Siempre fuí considerado como uno más de la Comunidad de Caldeiro. Y yo también los consideré así a ellos. El 15 de abril, una periodista novata me entrevistó para la recién creada revista “Mucho Más”. De hecho, la entrevista salió en el número 2. Ese mismo día, participé en un programa televisivo, y otro radiofónico, sobre los sacerdotes casados. El 29, asistimos al funeral por el hijo de unos amigos, muerto cuando, drogado, intentaba pasar por la ventana de un octavo piso, cayendo al vacío. Y abril lo cierro con la visita que recibo del novelista Manuel García Viñó, que está entusiasmado con temas paraevangélicos, como lo referente a María Magdalena, al Discípulo Amado, etc…, y me regaló un libro sobre todo ese asunto.



Mayo se abre con la reunión de profesores del “San Pío X”, que van a ver la forma de publicar algunos materiales catequéticos. Oro así: “Señor, que sepamos ayudar a nuestros hijos en su caminar hacia Ti, que seamos buen ejemplo para ellos”. Y estudio con los citados profesores el Documento Pastoral de los Obispos con motivo de la visita del Papa a España, preparando con Maruja Navarro y el dominico Marcos la reunión de responsables de Escuelas de Catequistas, que tendrá lugar en el Seminario Diocesano de Madrid. De hecho, el 16, intervengo en la “Escuela de Padres” desarrollando una conferencia sobre “lo específico cristiano y lo específico en la familia cristiana”. Pero el 18, estaré en Oporto (Portugal), cuyo viaje narro así: “Acompañado de Julio Pinillos, salí hacia Portugal. Al paso por Guarda, tuvimos un pequeño accidente de coche. Lo dejamos en Guarda y, tras varias horas, continuamos en taxi viaje a Oporto. Llegamos con dos horas de retraso a la Facultad de Económicas de su Universidad, donde di una charla al grupo ATEAR, formado por sacerdotes casados, sobre “Iglesia-Mundo-Espíritu Santo”. Una coral de la Iglesia Evangélica intervino varias veces con cánticos espirituales, bellísimos. Después, fuimos acompañados al Hotel, donde nos habían reservado sendas habitaciones, y nos acercamos a cenar a casa de Vitorino, sacerdote casado, en la Rua de las Delias 148. Desde allí llamé a casa. Al día siguiente, salimos de Oporto, en autobús, hacia Madrid. Coincidió que el asiento delantero venía, también, otro sacerdote casado. Comentamos textos bíblicos y reflexionamos sobre temas relacionados con el Evangelio y la Iglesia. El viaje me costó 1.625 escudos. En cambio, el arreglo del Seat 124 me saldría por unas cien mil pesetas. Pero consideré que era mucho peor la tragedia del 29 de mayo en el estadio de fútbol de Bruselas. “Uno se queda anonadado ante tanta barbarie”, escribo en mi “diario”.
En junio, con ocasión del Encuentro General del Moceop, en Madrid, presento, junto con Félix Barrena, la ponencia “Cómo vivir y anunciar el Evangelio desde la marginalidad”. Arreglado el coche en Guarda (Portugal), mi hermano Juan Pepe acompañará en mi viaje hasta allá. Fuimos en autobús y regresamos en el coche arreglado.

Para alabanza de Cristo. Amén.