Desde mi celda doméstica
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viernes, 4 de marzo de 2016

AMADEUS - 56

Sonido imaginario

Octubre de 1997.
En el CD del mes, dos obras de Dvorak: La bruja de mediodía y la Sinfonía n. 8 en sol mayor.
Según Juan Carlos Moreno, Dvorak era un sencillo músico checo, para quien componer apenas significaba esfuerzo. Autor de una valiosa obra en todos los géneros, se hizo universalmente conocido por su Sinfonía n. 9 "Del Nuevo Mundo".
Carlos Delgado escribía sobre la visita a Madrid, Valencia, Santiago de Compostela y Barcelona, en este mes de octubre, de una de las batutas más admiradas y controvertidas del momento: la de Claudio Abbado. El director de Milán y la mítica Orquesta Filarmónica de Berlín traían a España obras de Schubert, Brahms y Mahler. También escribía sobre la música fantástica, es decir, sobre las leyendas como inspiración sonora.
Se inauguraba el nuevo Teatro Real de Madrid. Después de un inacabable período de convulsiones administrativas y económicas, el coliseo abría sus puertas con ánimos de constituirse, por fin, en el gran teatro operístico de Madrid, en palabras de Regoyos.
Josep Pascual escribía sobre los otros Bach, los talentosos descendientes del gran Johann Sebastian, que merecen un lugar propio en la historia de la música.
Albert Vilardell nos describía cómo era Bayreuth, la cumbre wagneriana, desde que en agosto de 1876 se representara la "Tetralogía" en una, entonces, flamante Festspielhaus.
Y, para Javier Nicolás, Mirella Freni era la tradición perenne. La soprano había adquirido momentos cenitales de su trayectoria y podía hablar sobre temas candentes de la lírica.

Alfonso Gil González
La bruja de Mediodía

Sinfonía n. 8 en sol mayor

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