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domingo, 11 de junio de 2017

MIS APUNTES PATRIOS... LVIII

Rommel

El mariscal Rommel era un militar alemán al que los aliados temían de verdad.
Fue un hombre honorable y de principios.
Se le considera el último caballero alemán. Nació en 1891.
Era ferviente protestante, como sus padres.
Ya de pequeño dio pruebas de su liderazgo.
Militar poco amigo de juergas, no fumaba ni bebía.
En 1914 su reputación se hizo extraordinaria. Se ganó su primera Cruz de Hierro.
Era valiente y galante. Sus planes, sorprendentes.
En 1916 se casó, siendo primer teniente.
Hizo nueve mil prisioneros en una batalla. Ascendió a capitán. Pero Alemania perdió y tuvo que esperar veinte años para volver a luchar.
En 1928 le nació un hijo.
En 1933 era ya teniente coronel. Hitler se fijó en él como estratega. Le nombró Comandante General del Ejército. Pero nunca fue político.
En 1939 era General. Hitler le dio el mando de una División artillera contra Francia. Le gustaban los "ataques sorpresa".
Rommel recibió la mayor condecoración militar, y fue destinado, en 1941, al norte de África, llevando el terror a los aliados durante dos años. Fue, realmente, el "zorro del desierto".
Era feliz mandando a sus soldados.
Fue nombrado Mariscal de Campo. Él era el único que podía vencer a los británicos. Montgomery fue enviado a combatirle y vencerle. Pero no podían odiar a Rommel, debido a su honestidad. Rommel se quedó sin tanques, y enfermó.
En 1943 regresó a Alemania. Se dio cuenta de que estaba sirviendo a una empresa criminal, e intentó una conjura contra Hitler.
Rommel se iba a encargar de la defensa de las costas francesas atlánticas, pero la avalancha aliada cayó sobre Normandía cuando él celebraba su cumpleaños en casa. Y no pudo reaccionar con éxito.
En 1944, herido Rommel por un avión inglés, se libró de la condena a muerte dictada por Hitler; pero tuvo que tomar la decisión de envenenarse. Se informó a Alemania de que había muerto de infarto.. El Funeral fue hipócritamente apoteósico.. Sus propios asesinos lo organizaron. Pero el dolor del pueblo era auténtico.

Alfonso Gil

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