Liberación y catequesis
Seguimos leyendo a Maymi:
Aunque es cierto que el reino de Dios no se puede identificar con la evolución terrena, no es menos cierto que el reino de Dios no está sólo fuera de este mundo y más allá de la historia.
En antropología y pedagogía existe también toda una problemática liberadora.
Somos testigos de que nace un nuevo humanismo, en el que el hombre queda definido principalmente por su responsabilidad hacia sus hermanos y ante la historia. Es un hecho la miseria de muchos y la opulencia de unos pocos.
La catequesis liberadora quiere situarse en esta problemática porque el cristiano no puede ignorar estas responsabilidades.
A lo largo de la historia se han dado diversas relaciones entre lo religioso y lo político. La Iglesia no puede replegarse sobre sí misma, porque está esencialmente orientada al mundo.
Nuestra fe tiene que ser personal, pero no privada.
La catequesis no puede ser desconocimiento del mundo, sino compromiso con él.
En toda la Biblia el tema de la liberación es capital y Jesucristo se lo aplica a sí mismo.
La catequesis liberadora será, pues, profética: denunciará un mundo injusto y anunciará una radical transformación de la sociedad.
Hay que asumir una conciencia crítica, política, histórica, capaz de crear un movimiento colectivo hacia una sociedad plenamente humana.
Ni se puede reducir el Evangelio al compromiso liberador histórico, ni se puede desconocer la dimensión liberadora real del Evangelio.
Alfonso Gil