Desde mi celda doméstica
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miércoles, 21 de septiembre de 2016

ESPIRITUALIDAD... 19

La acusación de sí mismo

Seguimos con las conferencias de san Doroteo de Gaza. Concretamente, con la séptima. La foto que he escogido es muy significativa. La Iglesia hoy tiene un papa excepcional. Permite que resuma las palabras de aquel monje del desierto:

- A veces es por desprecio por lo que no nos perturbamos, y esto sería manifiestamente un desastre. Pero la causa de la perturbación, si la buscamos cuidadosamente, es siempre el hecho de que no nos acusamos a nosotros mismos. Aunque hubiéramos realizado mil obras buenas, si no guardamos este camino, no cesaremos de sufrir y de hacer sufrir a los demás, perdiendo así todo mérito.
- Sucede también que un hermano, creyendo mantenerse en paz y tranquilidad, se ve perturbado por una palabra ofensiva que acaba de decirle un hermano y juzga que la razón es suya, diciéndose en su interior: "Si este hermano no hubiese venido a hablarme y perturbarme, yo no habría pecado". Es una ilusión, un razonamiento falso. Se creía en paz pero había en él una pasión que ignoraba. Una sola palabra de su hermano ha puesto en evidencia la podredumbre escondida en su corazón.
- A medida que el alma crece, se hace más fuerte y más capaz de soportar todo lo que le sucede. Así nos es de gran ventaja, una fuente abundante de paz y progreso, el hacernos a nosotros mismos responsables, y a nadie más que a nosotros de lo que pasa, tanto más cuanto que nada puede pasarnos sin la providencia de Dios.
- Debemos siempre mirar a lo alto, ya recibamos un bien ya un mal, y dar gracias por todo lo que nos sucede, sin cansarnos jamás de acusarnos a nosotros mismos y repetir con los Padres: "Si nos pasa algo bueno es por disposición de Dios, y si algo malo es por causa de nuestros pecados."
- Cada uno se justifica, cada uno se descuida sin cumplir en nada, y pidiendo al prójimo que rinda cuenta de los mandamientos. Por esto no nos habituamos al bien: por poco que recibamos alguna luz inmediatamente pedimos cuenta al prójimo criticándolo. Todas las virtudes han entrado en esta casa menos una, y sin ella le cuesta al hombre mantenerse en pie: acusarse de sí mismo.
- Nada atrae más la misericordia de Dios sobre el alma que las tentaciones, sobre todo aquellas que suceden en tiempo de agobio y persecución.

Alfonso Gil
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