Desde mi celda doméstica
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martes, 27 de septiembre de 2016

ESPIRITUALIDAD... 20

El proceso de curación (2)

- La manera de reconocer a nuestros hermanos es reconociendo al Espíritu Santo en ellos. Miremos al hermano a través del Espíritu Santo que hay en él, y lo veremos en nosotros. Lo que reconocemos en el hermano lo reconocemos en nosotros, y lo que compartimos lo reforzamos. La voz del Espíritu Santo en nosotros es tenue. Por eso debemos compartirla. Tiene que hacerse más fuerte antes de ser oída. Y no es que sea débil en sí, sino que está limitada por nuestra negativa.
- El Espíritu Santo es la respuesta de Dios al ego. Todo lo que el Espíritu Santo nos recuerda está en directa oposición a los proyectos del ego. Es decir, la tarea del Espíritu Santo es deshacer lo que el ego ha hecho. 
- La eternidad es una idea de Dios. El tiempo es una creación del ego. El único aspecto del tiempo que es eterno es el AHORA. La tarea del Espíritu Santo es reinterpretarnos en nombre de Dios.
- La paz es el mayor enemigo del ego porque, con su interpretación de la realidad, la guerra es la garantía de su propia supervivencia. Si la paz es eterna, sólo podemos sentirnos a gusto en la eternidad.
- Formamos parte de Dios, porque Él nos creó. El ego no puede prevalecer contra el reino de Dios porque la Filiación está unida. Si formamos parte de Dios y la Filiación es una, no podemos estar limitados al ser que el ego quiera.
- Cada pensamiento amoroso que cualquier parte de la Filiación abriga es patrimonio de toda ella. Se puede compartir porque es AMOROSO. Dios crea compartiendo, y nosotros. La plenitud de Dios es la plenitud de su Hijo. Nada puede hacernos daño. Si guardáramos rencor al hermano, sería un rencor contra nosotros mismos. Ese es el significado de "ofrécele la otra mejilla".

Resumió Alfonso Gil.
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