La cuestión del ayuno
El evangelista Mateo (9,14-17) dice que se le acercaron a Jesús algunos discípulos de Juan el Bautista para preguntarle por qué ellos y los fariseos ayunaban con frecuencia, mientras que los discípulos de Jesús no lo hacían. Y Jesús les contestó que los amigos del esposo no lloran cuando el esposo está con ellos, pero cuando el esposo les sea arrebatado ayunarán.
Y añadió que nadie pone un fuerte remiendo a un paño viejo, pues el remiendo tiraría del vestido viejo y aún sería mayor la rotura. Ni nadie guarda vino nuevo en odres viejos, pues estos se romperían y se perdería el vino, sino que el vino nuevo se ha de poner en odres nuevos para que ambas cosas se conserven.
Marcos habla de lo mismo en 2,18-22, y Lucas hace igualmente en 5,33-39. Y añade que nadie que bebe el vino añejo prueba de inmediato el nuevo, porque piensa que el vino viejo es mejor.
Alfonso Gil