La gratitud
Siguiendo al profesor de moral, M. Rocco, he aquí un buen esquema al respecto.
La gratitud es la expresión del aprecio por los beneficios recibidos y de la voluntad de corresponder a ellos.
El AT insiste mucho en el "recuerdo" de los beneficios de Dios, calificando dicho recuerdo como señal de reconocimiento, mientras que su olvido significa ingratitud.
El término más exacto para expresar el agradecimiento en el AT es la palabra "bendición", que aparece con bastante frecuencia.
En el término "bendición" va comprendida la gratitud y la alabanza.
Más de sesenta veces aparece en el NT el término "eucaristía", que recuerda a la gracia que se nos ha dado en Cristo. En la Iglesia esta "eucaristía" no desaparecerá jamás, ya que Cristo renueva ininterrumpidamente su sacrificio en la misa.
El mismo Jesús, durante su vida terrena, es el ejemplo más maravilloso de un espíritu agradecido a su Padre.
Para san Pablo el objeto del agradecimiento es todo bien y todo don del Padre, pero sobre todo el reino de Dios, la llegada del Evangelio, el misterio de Cristo, el fruto de la redención que se despliega en la Iglesia.
Los teólogos se han complacido en subrayar el valor de la gratitud tanto en el terreno de la vida espiritual como en relación con una pacífica y alegre convivencia humana, cuyos frutos serían una mayor unión de corazones en la "caridad", una "vida social" más nutrida y más intensa, y una genuina "humildad" que procede de la conciencia de nuestros límites.
Entendida de esta forma la gratitud, se destaca como la virtud que ve el amor y lo suscita: mantiene al hombre en una serena aceptación de sus propios límites, lo anima a hacer el bien portándose con los demás como a uno le gustaría que se portasen con él y, sobre todo, hace saltar el corazón en la esperanza de encontrarse con el Amor de Dios.
Alfonso Gil