El arrianismo
Como dato socio-histórico, es la doctrina herética predicada por Arrio (280-336) y sus secuaces, que comenzó a manifestarse hacia el 323, y fue condenado en el concilio de Nicea del año 325.
Como dato que afecte a la teología, el "arrianismo" tiene como base la negación de la divinidad de Cristo. Una encarnizada lucha político-religiosa dividió entonces a la Iglesia, pero el Concilio II de Constantinopla, en 381, zanjó oficialmente la división y restauró la paz de la Iglesia en torno al Credo de Nicea.
Más tarde, el obispo Apolinar había expuesto una interpretación de Cristo según la cual el alma de Jesús fue sustituida por el Verbo de Dios; en consecuencia, la divinidad de Cristo no afectaba a su dimensión corporal. También esta teoría se condena, y surgen dos nuevas tendencias. la de Cirilo, obispo de Alejandría, y la de Nestorio, obispo de Constantinopla. Para Nestorio, en Jesús se dan la divinidad y la humanidad, pero separadas, de forma que no se pudiera afirmar que María fuera madre de Dios, ya que sólo sería madre del hombre Jesús. Pero Cirilo, por el contrario, defiende la unidad de Dios y hombre en Jesús y la maternidad divina de María. Es a sus instancias que el emperador Teodosio II convoca un concilio en Éfeso, en el año 431, en el que se condena a Nestorio y se da por aprobada la doctrina de Cirilo.
En Éfeso no queda zanjada la cuestión de la unidad de Dios y hombre en Jesús, porque Eutiques, monje de Cosntantinopla, presenta otra interpretación según la cual el cuerpo humano de Jesús era una simple apariencia, pues la humanidad de Cristo había sido absorbida por su divinidad. Pero Eutiques es condenado y, aunque él intenta una nueva reunión del Concilio, en que se aprueben sus doctrinas, el nuevo emperador Marciano convoca un concilio ecuménico en Calcedonia, presidido por el delegado del obispo de Roma. En este último concilio se ratifica la doctrina de Nicea y Constantinopla y se afirma a la vez que en Jesús hay una sola persona en la que se unen la naturaleza divina y la humana.
En España el arrianismo fue traído por los visigodos y permaneció hasta el 587, en que el rey Recaredo se convierte al catolicismo en el III Concilio de Toledo.
Alfonso Gil