Desde mi celda doméstica
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sábado, 9 de junio de 2018

MIS APUNTES PATRIOS... 99

La escuela y la familia

Si el padre tiene el pleno derecho de educar a sus hijos, y aun de privarles de la enseñanza religiosa, la consecuencia brota espontáneamente: la escuela será prolongación de la familia y no una prolongación del Estado; el maestro será delegado que represente al padre y que ejercite en su nombre la misión de enseñar; pero no será un funcionario que la ejercite en nombre del Estado. 
Y no sólo eso; habéis declarado, al menos implícitamente, que la enseñanza religiosa no es obligatoria y aun exigía alguno de vuestros amigos, deduciendo lógicamente las consecuencias de vuestro principio, que los no creyentes no pudieran recibirla. No os asombréis de lo que voy a decir ni lo consideréis paradójico o intransigente. No es lo mismo imponer una enseñanza que imponer una convicción; la convicción tiene siempre elementos subjetivos, sin los cuales no puede existir; la convicción supone la adhesión de la mente a una cosa que produce certeza, y tiene el asentimiento de la voluntad; no la puede exigir nadie desde fuera si cooperan a ella el entendimiento y la voluntad desde dentro, pero una enseñanza se puede recibir sin que implique la convicción y el asentimiento de aquel que recibe la enseñanza. Esto sucede cuando estudiamos, por ejemplo, diversos y contradictorios sistemas en la historia de la filosofía, que no por eso arrastran nuestro consentimiento.

(Fragmento del Discurso de Vázquez de Mella en el Congreso de Diputados el 6 de junio de 1913)
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