A por los veinte
Se concluyen las celebraciones del décimo aniversario de la Cofradía de la Pasión de Cristo. Y, naturalmente, se inician las de la segunda década, pues cada año es una auténtica celebración. Sus aspiraciones y proyectos, sus esfuerzos y entusiasmos, sus esperanzas y logros son para cada uno de sus cofrades una auténtica celebración.
Este año, haber conseguido que un obispo español porte el título de “obispo de Begastri” es algo que merece todo reconocimiento. Durante siglos, la extinta diócesis begastrense se ha perpetuado en un simple sobrenombre, podríamos decir, que portaba un desconocido prelado, o un prelado que resultaba inaccesible por la distancia.
La nueva sede de la Cofradía es, también, una conquista notable. No podría estar más cerca del centro gravitatorio de este pueblo tan añejo: el camarín de la singular Maravillas. Ni más próximo a una orden, la franciscana, que ha sido origen y sostén de una peculiar cultura religiosa, cual no la tendrá, seguramente, ningún otro vecindario.
Así, pues, la Cofradía de los “verdes” retoma la andadura semanasantera con nuevos bríos. Redundará, sin duda, en bien de nuestra Semana Santa, al igual que los desvelos de las otras nueve cofradías cehegineras. El reto que, de por si, conlleva el futuro, poco a poco será ganancia para vosotros y para los demás.
Nada más gratificante, para quien ostenta la responsabilidad de la Junta Central de Cofradías, que este entusiasmo con que trabajáis, con que os movéis, con que conseguís paulatinamente las adhesiones anímicas de vuestros paisanos. Cosa no fácil, pues otras tentaciones e intereses querrían ocultar, o soslayar, la Verdad que portamos en nuestros tronos y sobre nuestros hombros: la Pasión de Cristo.
Tras diez años de dignidad, de grandeza, de seriedad y de espiritualidad, yo os auguro otros diez, al menos, de coherencia y bien hacer. Lo dicho: ¡A por los veinte!
Alfonso Gil González