No quieras, Señor
No quieras, Señor, yo vea
la muerte de un hijo mío,
que es terrible extravío
una vida que no sea:
Que no sea lo que sueña,
aquello que da sentido
al presente, a lo vivido,
a todo lo que se empeña.
Lo que se empeña es la vida,
el don por Ti regalado,
y nada es nada a su lado,
y todo a ella convida.
Convida a vivir feliz
cuanto por nos Tú creaste,
y es pena que se malgaste
ni tan sólo por desliz.
Desliz comete la mente
cuando se aparta de Ti,
cuando por quererse a sí
el corazón ya no siente.
No siente que está su hermano
esperando se le ayude,
pues él a lo suyo acude
olvidando que es humano.
Humano quiero morir,
tras vivir como Tú quieres:
ser aquí lo que Tú eres
sin importarme sufrir.
Alfonso Gil González