Desde mi celda doméstica
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jueves, 28 de abril de 2016

MIS APUNTES PATRIOS (XXVII)



¡A las Elecciones! 


A causa de la falta de amor a España de la clase política y del exceso de interés partidista, amasado todo ello con, desgraciadamente, no pocas dosis de fanatismo totalitario, el pueblo español se ve abocado a unas nuevas elecciones al Parlamento, para ver si, por fin, puede o no gobernarnos Mariano Rajoy, idolatrizado por la derecha, pues es el único que se mantiene incólume ante los vendavales del oriente rojo, y denostado por sus enemigos políticos, a los que no les importa otra cosa que impedir que gobierne.
No deja de ser curioso que la persona que ha conseguido levantar a España del letargo zapaterista, que ama la libertad como para no poner trabas a que la justicia indague, impute y condene a los que creía suyos –cosa impensable en gobiernos de otro signo-, que ha vuelto la esperanza a la mayoría de los españoles, que defiende la soberanía nacional y unidad de la Patria; no deja ser curioso, digo, que tantos le tengan la suficiente inquina como para no permitir que gobierne, aunque ganara, una vez más, los comicios generales.
Tan es así, que el titulado de estas letras podría decir ¡a las barricadas! Y, si no, al tiempo. Nuestra pertenencia a Europa nos librará de excesivos desmanes, mas a nadie le es ignota la osadía de algunos, a quienes les interesa la corrupción de otros como trampolín de un posible asalto al poder. Como si la corrupción no estuviera generalizada, como si hubiera algún partido tan sin mácula que pudiera arrojar la primera piedra, como si ciertas miserias pudieran suprimirse -¡ojalá!- con un cambio en la gobernabilidad del Estado o en su jefatura.
Sí, en su Jefatura. No son pocos los que creen que la monarquía está trasnochada y decrépita. Y puede que así sea. Pero ¿qué es un Presidente de República si no un rey venido a menos? España no está para ensayos, sino para mirar hacia el futuro solucionando los problemas diarios del presente: el paro, la inseguridad, la educación, la sanidad, las pensiones, los excesos de la banca…
Sí, vayamos a las Elecciones, y que Dios reparta suerte.

Alfonso Gil González

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