GUERRA Y PAZ
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No busqué la venganza, Dios lo sabe;
tan sólo perdoné, que es castigo,
de todos el peor, al enemigo,
y vuelas sobre él cual fénix ave.
Hace tiempo que supe de la llave
que ábreme la puerta del postigo
que da la libertad, a la que sigo
surcando por doquier en propia nave.
Subo y bajo por sendas de memoria
y quédaseme el alma contemplando
las crueles escenas de la historia.
Y sé que es el amor, tras perdonando,
la única verdad y moratoria
de paz a quienes siguen se odiando.
Alfonso Gil González
Cehegín, diciembre 2015