PENÚLTIMO EXAMEN
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¡Qué pronto se pasó la juventud!
Miraba a la vejez en lejanía;
mas, años y trabajos a porfía
alcanzaron de mí la senectud.
Habíame propuesto la virtud
quitándome algún vicio cada día;
pensando de este modo, llegaría
a persona cabal, de rectitud.
Y sólo he logrado la locura
de ser un hombre más, sin la frescura
de las almas de Dios enamoradas,
como tantas que viven alocadas,
acorando mundana partitura…
¡A ti, Señor, mi vida configura!
Alfonso Gil González
Cehegín, Adviento 2015