Johann Sebastian Bach
Nace en 1685 y muere en 1750.
Entre 1717 y 1723 Bach desempeñó el cargo de Maestro de Capilla en la corte del príncipe Lepold de Anhalt-Köthen. Estos seis años fueron, con toda probabilidad, los más felices de su vida ya que el príncipe, gran aficionado a la música de cámara le dio plena libertad para componer y, además, puso a su disposición una excelente orquesta.
Los "Conciertos de Brandemburgo" reflejan la magnificencia y la alegría de dicha corte y también el placer que le causaba a Bach escribir para un selecto grupo de ejecutantes.
Bach se interesó siempre por la estructura y la técnica del Concierto. Durante su estancia en Weimar estudió a fondo las obras italianas y transcribió muchas de ellas, enriqueciéndolos con importantes ideas nuevas. Aunque en los conciertos de Bach no faltan pasajes de cierto virtuosismo, el compositor trató siempre de evitar que éste entorpeciera el sutil equilibrio del juego instrumental. Como es el caso de sus "Conciertos para Violín".
La "Suite" es una obra instrumental integrada por una serie de danzas estilizadas escritas todas en la misma tonalidad. Con esta forma se cultivó durante los siglos XVI, XVII y XVIII, adoptando, según la época y el país, nombres distintos. En Alemania alcanzó su apogeo con las magníficas composiciones de Bach.
Bach escribió cerca de 250 obras para órgano, la mayoría de las cuales están destinadas al servicio religioso. La influencia de los grandes maestros italianos y alemanes se hace patente, pero la decisiva personalidad de Bach ha marcado un sello indeleble en todas ellas.
La recitación de los relatos evangélicos de la Pasión de Cristo ya formaban parte de los ritos de Semana Santa en la Edad Media. Esta forma alcanzó su punto culminante con las obras de Bach, a quien se le atribuyen, nada menos, cinco "pasiones", de las que sólo dos, la de San Juan y la de San Mateo, se han conservado íntegras.