Desde mi celda doméstica
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domingo, 14 de junio de 2015

LÁMINA Y MENSAJE (8)



Al timón de nuestra barca


En el proceloso mar de nuestra vida vamos al timón de nuestra propia barca. Eso se llama libertad. Ahora bien, ¿hacia dónde navega? ¿Quién nos indica el faro que conduce a buen puerto? ¿Cómo sortear los vaivenes de un oleaje continuo, aun cuando parece que, de vez en cuando, la mar está en calma?
Mira la foto. Sin Jesús a nuestro lado, no sería posible. Él nos indica cómo navegar, cómo y cuándo aprovechar los vientos y cómo sortear las tempestades del alma. Hacia dónde hemos de dirigir nuestra barca. Dónde está el faro que alumbre la oscuridad de tantas noches sin luz.
Sí, Jesús mío. No te apartes de mí, o, mejor, toma tú mismo el timón de esta barca de mi vida, que amenaza naufragio, porque ya el agua de tanto agujero y rotura va inundándola toda. Y esto se hunde, Señor, si tu mano no coge fuertemente el timón de mi existencia. 


Alfonso Gil González

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