Desde mi celda doméstica
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sábado, 20 de junio de 2015

FLORECILLAS ALFONSINAS (Capítulo Vigesimonono)




Capítulo XXIX


La venida de Clara

 El 2 de julio, Mari Cruz Campos, hija del kiosquero fallecido, tuvo el detalle de entregarme un talón de veinte mil pesetas por mis servicios en el kiosco. Se lo agradecí, pues se empeñó en dármelo. El 4, me reúno con la directiva del Moceop para preparar el próximo número de la revista “Tiempo de Hablar”. Al día siguiente, voy con Ramón Alario a Radio Nacional de España, en Prado del Rey, donde grabamos el programa “Frontera”. Como siguo ayudando en el kiosco, recibo el regalo de los cinco tomos de la Enciclopedia de la Enseñanza y los tres tomos de la Biblia de los Niños. ¡Qué bien les iban a venir a  nuestros hijos en sus estudios de la EGB! Y el 14, me entregaron quince mil pesetas más. El 17, me llamaron de Valladolid: Sor Guadalupe me orientó sobre las charlas que debería dar en el Noviciado de las Mercedarias de la Caridad. Y, ese mismo día, me ofrecieron clases en el Colegio Santa Elena de La Moraleja.
Y, por fin, llegó el gran día. El 19 de julio de 1984, a las 9 de la mañana, en la maternidad de Santa Cristina, vino al mundo nuestro tercer hijo. En este caso, hija. Era preciosa y pesó 3 kilos y 700 gramos. Las abuelas se presentaron conmigo a ver cómo era esa niña, a la que pusimos el nombre de CLARA. Enseguida, llamé a Cehegín, a Orihuela… y a cuantos amigos pude. Ella era el tercer vástago y último. Como hice con sus dos hermanos, la inscribí en el registro civil de Congreso. El 22, ya la llevamos a casa, con mamá, para que estrenara su primer hogar, el de Colomer 5. No es necesario que resalte las innumerables visitas que recibimos madre e hija.
El 26 de julio, acompañando a mi madre, yo y mis hijos varones marchamos a Cehegín. En Caravaca recogería el cheque-bebé que llevamos a Madrid el día 30. Y el 31, recibiría del INEM la prestación de tres mil pesetas por su nacimiento. Después, en el Colegio Nervión, cobré el mes: 24.317 pesetas.



En los primeros días de agosto, la inscribí en la cartilla de la Seguridad Social. El 6, marché a Valladolid. Allí me hospedé en la Casa de Espiritualidad de las Mercedarias de la Caridad, en el Camino de la Merced 12. Fuí para dar unas charlas a las junioras de todas España. La celda en la que se me instaló tenía mesa, mesilla, dos sillas, armario y cuarto de baño completo. En Valladolid estaría hasta el día 11. Dejo reflejado el siguiente horario: 7, levantarse; 7´30, rezo de Laudes; 8, Eucaristía; 8´45, desayuno; 9, aseo de la habitación; 10, charla sobre “antropología y creación” ; 11´15, tiempo libre; 12, continuación de la charla; 13, acto mariano y rezo del santo rosario; 13´30, comida; 14´15, visita a la ciudad; 16´30, segunda charla sobre el evangelio de san Juan; 17´30, merienda y paseo; 19, rezo de Vísperas y Oración; 20´30, cena y recreación. Escribiré ese día: “Creo, Señor, que el evangelio de Juan les ha producido impacto. Pero haz que sea yo el primer convertido. Y que se cumpla tu Voluntad”. Al día siguiente, les hablaré de la “teología de la vocación”. Escribo: “Una vez más comprendo lo necesario que es para el hombre el retirarse en soledad y volver a recuperar su personal equilibrio”. El día 9, por la mañana, les desarrollo el tema “vocación como conversión”. Siempre, después de la cena, me siento con las monjitas, al fresco, para dialogar el día transcurrido. Aprovechaba el tiempo libre para llamar a casa, interesándome por cada uno.
El resto de agosto, papá me voy a empapar con las lecturas de tema eclesiológico, que me servirán para el “San Pío X” y demás clases de religión. Así, leí a Sicre Díaz, Aguirre Monasterio, Sotomayor Muro, etc… todos ellos profesores de eclesiología. También a estar en el kiosco, de 6´20 a 9 de la mañana. 
Septiembre de 1984 supone para mí  la reincorporación a mis clases y a la dirección de la Escuela de Catequistas. Y, también, voy a reanudar las catequesis vecinales. Debido a todo, me resultará imposible ayudar a la familia Campos en lo que al kiosco se refiera. Este curso tendré demasiadas clases. El 12, me visita un joven amigo, para contarme su estancia de veinte días en un monasterio cisterciense. Había recibido una fuerte y positiva impresión para su vida de fe. El día 14, vuelvo a participar, por teléfono, en la última emisión de un programa de Radiocadena Española, titulado “salto de cama” y, más tarde, lo hago igualmente en el último programa “del laberinto al treinta” de esa misma emisora. El 19, soy entrevistado, en TVE, por el famoso Íñigo, en su programa “Estudio Abierto”. Como recuerdo, me regaló dicho presentador un reloj y una billetera. La reacción a esa entrevista no se hizo esperar: los del “San Pío”, preocupados; y los padres de algunos alumnos del “Santa Elena”, enfadados. No podían soportar que fuera entrevistado como “cura casado”.
El 10 de octubre, asisto en el Real al concierto de la Camerata Académica y Coro Monteverdi de Hamburgo, que interpretaron la “Misa en Si menor” de Juan Sebastián Bach. Esto coincidía con la nueva venida a España del papa Juan Pablo II. El 25, un sacerdote casado y su esposa nos visitan en casa. Están sin trabajo, y haré cuanto de mí dependa: hemos preferido siempre ayudar a los demás antes que a nosotros mismos. Y el 27, asisto en el Moceop a una mesa redonda, donde las mujeres manifestaron su experiencia de Iglesia.
De cuanto vivo en el mes de noviembre, resalto en mi agenda la charla que el profesor y filósofo Aranguren dio en el Cefor de la iglesia de Moratalaz.  Habló acerca de “la progresía católica durante la República”. El 10, participo, con los profesores del “San Pío X”, en el estudio crítico al Documento episcopal sobre la Evangelización de España.



El 15 de diciembre, tuve que marchar en tren a Huelva, donde tenía que dar unas charlas a los sacerdotes casados andaluces. Me asombra la minuciosidad con que narro el viaje, con sus once paradas. Me hospedaría en casa en casa del Delegado de Cultura. La familia Mora me llevó a Punta Umbría, donde dí una charla sobre Mundo-Iglesia a unas setenta personas. El 17, visito la Delegación de Cultura y la Residencia Sanitaria. Y, de vuelta a Madrid, me leo el libro de Antonio Gala “Paisaje andaluz con figuras”. El 20, asisto a una charla, en el Colegio “Obispo Perelló”, compartida por John Sobrino, María Lopez Vigil y Leonardo Boff, sobre la Teología de la Liberación”. Hubo un pequeño incidente de algunos jóvenes, más papistas que católicos.
Y el 24, en la Misa de Gallo, fue bautizada por el párroco Trueba nuestra hija Clara, haciendo de padrinos su tío Juan Pepe y una prima de mamá, María Angeles.

Para alabanza de Cristo. Amén. 

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