Desde mi celda doméstica
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martes, 23 de junio de 2015

FLORECILLAS ALFONSINAS (Capítulo Trigésimo)



Capítulo XXX


Viajes y sorpresas

Como siempre, inicié el nuevo año, 1985, ofreciéndoselo al Señor. Va a resultar un año con grandes experiencias y de todo tipo. En realidad, desde el punto de vista de mi sacerdocio, va a ser un año-clave. Desde mi viaje a Huelva, en 1984, la amistad con los Mora va a ir in crescendo. En este mes, acabo de leer el libro de Carlos Carretto “He buscado y he encontrado”. Y reanudo la vida normal: las clases, la pastoral, y la lectura que, cada noche, al acostarnos, les dirijo sobre textos bíblicos o vidas de santos. Y voy a iniciar, en el centro de teología de San Blas, una serie de charlas eclesiológicas. Estos primeros días del año, no obstante, sufro una dolencia de costillas que me duraría varias semanas, aunque no dejo por ello de ir al trabajo. Vuelvo, una vez más, a la parroquia de San Timoteo, de Vallecas, donde doy una charla sobre cristología, y asisto en el “San Pío X” a la charla que pronuncia López Quintás sobre “juventud manipulada y evangelización”.
Febrero lo abro con la Oración que tenía con el grupo de los viernes, en Caldeiro. Manuel Asensio me regala el libro que acaban de editarle con el título “María Magdalena”, en el que hace un intento por recuperar para la teología la trascendencia de la que él denomina “apóstola de los apóstoles” y “nueva Eva”. En una reunión celebrada en Caldeiro, el padre Epifanio explicó la dinámica de “Proyecto Hombre”, para la recuperación del toxicómano. Igualmente, asistí a la reunión de delegados del Moceop de toda España, con filmación, por parte de TVE, para el programa “Vivir cada día”.
Justificando la gran cantidad de música que suelo escuchar cada día, digo: “La buena música, por ejemplo, la clásica, es para mí un medium de la belleza del más allá, de la que Dios nos hace partícipes”. ¿Qué me pasó el día 22 de febrero en el Colegio Santa Helena? Escribo: “Hoy es de las veces, Señor, que hubiera echado a correr y no hubiera vuelto más al Colegio. ¡En Ti confío!” No debió gustarles a los opusistas tanta salida en la televisión. Antes de finalizar febrero, escribí una recensión al libro “Iglesia, ¿institución o carisma?”, que sería publicada en la revista SINITE de los Hermanos de La Salle.
Al cumplir los 42 años de edad -1 de marzo- pregunto al Señor qué quiere de mí. El 15, hablo en la iglesia de la Sagrada Familia sobre “la Iglesia de España”. Y el 21, tuve que levantarme a las 3´45 de la mañana, para grabar en cassette, desde la RNE, las 24 horas dedicadas a Bach, con motivo de los 300 años de su nacimiento. Ese documento se conserva en casa y: “es un contraste curioso con la estupidez de gran parte del arte moderno”. El 28, con un “happening” titulado “La papelera”, se va a anticipar, en el “San Pío X”, la celebración de los próximos días de Semana Santa que, como diré, pasaríamos en Cehegín.



(He de hacer notar que, aunque pobres, nunca escatimamos el dinero para la educación y alimentación. A causa de ello, dábamos la sensación de riqueza y bienestar, que no de derroche. Yo, que solía ir semanalmente al mercado, jamás escatimé en nuestra salud y fortalecimiento. Estoy seguro que casi nadie, en las circunstancias económicas nuestras, haría semejante “derroche” en que comiéramos adecuadamente.”
En abril hicimos con nuestra hija el primer viaje a Cehegín con motivo de la Semana Santa. Fuí invitado por un amigo a ir al Polideportivo para hablar de temas religiosos. Asistí a la Hora Santa del Jueves Santo en la iglesia de Santa María Magdalena, y, al día siguiente, en casa de su amigo Cañamones, estuve dos horas hablando con el grupo de jóvenes sobre lo fundamental cristiano. Era un grupo-levadura en la vida cristiana de Cehegín, que el párroco no supo aprovechar. De vuelta a Madrid, celebro en Caldeiro, junto con otros treinta y cinco sacerdotes, las bodas de oro de ordenación de un terciario capuchino. Después, en el salón de actos, hubo una cena homenaje. Siempre fuí considerado como uno más de la Comunidad de Caldeiro. Y yo también los consideré así a ellos. El 15 de abril, una periodista novata me entrevistó para la recién creada revista “Mucho Más”. De hecho, la entrevista salió en el número 2. Ese mismo día, participé en un programa televisivo, y otro radiofónico, sobre los sacerdotes casados. El 29, asistimos al funeral por el hijo de unos amigos, muerto cuando, drogado, intentaba pasar por la ventana de un octavo piso, cayendo al vacío. Y abril lo cierro con la visita que recibo del novelista Manuel García Viñó, que está entusiasmado con temas paraevangélicos, como lo referente a María Magdalena, al Discípulo Amado, etc…, y me regaló un libro sobre todo ese asunto.



Mayo se abre con la reunión de profesores del “San Pío X”, que van a ver la forma de publicar algunos materiales catequéticos. Oro así: “Señor, que sepamos ayudar a nuestros hijos en su caminar hacia Ti, que seamos buen ejemplo para ellos”. Y estudio con los citados profesores el Documento Pastoral de los Obispos con motivo de la visita del Papa a España, preparando con Maruja Navarro y el dominico Marcos la reunión de responsables de Escuelas de Catequistas, que tendrá lugar en el Seminario Diocesano de Madrid. De hecho, el 16, intervengo en la “Escuela de Padres” desarrollando una conferencia sobre “lo específico cristiano y lo específico en la familia cristiana”. Pero el 18, estaré en Oporto (Portugal), cuyo viaje narro así: “Acompañado de Julio Pinillos, salí hacia Portugal. Al paso por Guarda, tuvimos un pequeño accidente de coche. Lo dejamos en Guarda y, tras varias horas, continuamos en taxi viaje a Oporto. Llegamos con dos horas de retraso a la Facultad de Económicas de su Universidad, donde di una charla al grupo ATEAR, formado por sacerdotes casados, sobre “Iglesia-Mundo-Espíritu Santo”. Una coral de la Iglesia Evangélica intervino varias veces con cánticos espirituales, bellísimos. Después, fuimos acompañados al Hotel, donde nos habían reservado sendas habitaciones, y nos acercamos a cenar a casa de Vitorino, sacerdote casado, en la Rua de las Delias 148. Desde allí llamé a casa. Al día siguiente, salimos de Oporto, en autobús, hacia Madrid. Coincidió que el asiento delantero venía, también, otro sacerdote casado. Comentamos textos bíblicos y reflexionamos sobre temas relacionados con el Evangelio y la Iglesia. El viaje me costó 1.625 escudos. En cambio, el arreglo del Seat 124 me saldría por unas cien mil pesetas. Pero consideré que era mucho peor la tragedia del 29 de mayo en el estadio de fútbol de Bruselas. “Uno se queda anonadado ante tanta barbarie”, escribo en mi “diario”.
En junio, con ocasión del Encuentro General del Moceop, en Madrid, presento, junto con Félix Barrena, la ponencia “Cómo vivir y anunciar el Evangelio desde la marginalidad”. Arreglado el coche en Guarda (Portugal), mi hermano Juan Pepe acompañará en mi viaje hasta allá. Fuimos en autobús y regresamos en el coche arreglado.

Para alabanza de Cristo. Amén.


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