Adulterio y concupiscencia
Siguiendo con la lectura del capítulo 5 del evangelista Mateo, hallamos estas palabras puestas en boca de Jesús: "Oísteis que fue dicho a los antiguos NO COMETERÁS ADULTERIO, pero yo os digo que todo el que mira a una mujer con deseos impuros, ya adulteró con ella en su corazón. De manera que si tu ojo derecho te escandaliza, arráncalo y tíralo lejos de ti, pues te conviene más perder uno de tus miembros que arrojar todo tu cuerpo al infierno."
Es evidente que mirar a una mujer, o a un hombre, con malos deseos no es contemplar su belleza y, menos, apreciar lo que en ellos hay de bondad, sabiduría o gracia. El verdadero amor purifica todo deseo, así como el egoísmo adultera o afea toda intención. Es en nosotros mismos donde anida el bien o el mal. En nuestro propio corazón está la raíz del árbol que crece con bueno o con mal fruto.
Alfonso Gil
Es evidente que mirar a una mujer, o a un hombre, con malos deseos no es contemplar su belleza y, menos, apreciar lo que en ellos hay de bondad, sabiduría o gracia. El verdadero amor purifica todo deseo, así como el egoísmo adultera o afea toda intención. Es en nosotros mismos donde anida el bien o el mal. En nuestro propio corazón está la raíz del árbol que crece con bueno o con mal fruto.
Alfonso Gil