Judit
Cuelga sangriento de la cama al suelo
el hombro diestro del feroz tirano,
que opuesto al muro de Betulia en vano,
despidió contra sí rayos el cielo.
Revuelto con el ansia el rojo velo
del pabellón a la siniestra mano,
descubre el espectáculo inhumano
del tronco horrible, convertido en hielo.
Vertido Baco, el fuerte arnés afea
los vasos y la mesa derribada,
duermen los guardias, que tal emplea;
y sobre la muralla, coronada
del pueblo de Israel, la casta hebrea
con la cabeza resplandece armada.
Lope de Vega