Desde mi celda doméstica
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martes, 2 de junio de 2015

JUVENTUD AJADA



JUVENTUD AJADA




¡Qué dos pícaros ojos se abolsaron,
tras en ellos mirarse tantas Evas,
a pesar de sus quince primaveras,
como Adanes en ellas se burlaron!

Antes joven, su rostro ya lo ajaron
con besos no de amor, que de culebras,
y dejando sus babas en rastreras,
la beldad de sus años profanaron.

Te muestras toda tú más aviejada,
más triste, macilenta y ojerosa;
no pareces ni tú, pequeña amada.

Debieras aprender que, más hermosa
que una vida en placeres desatada,
es atarse a la vida como esposa.




Alfonso Gil González
Madrid, julio 1991
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