Desde mi celda doméstica
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lunes, 17 de agosto de 2015

CONCIERTOS ALFONSINOS N. 28

La Dolores de Bretón


En ese cassette que ves ahí, y en el siguiente, hay una ópera española. Se titula La Dolores, y es de Bretón. Dolores es una joven bien parecida que enamora a más de uno. El rico hacendado Patricio, el sargento Rojas y Lázaro, joven seminarista, sobrino de la posadera, que está de vacaciones en Calatayud, son sus más fervientes admiradores. Pero Melchor, presumido barbero que ha tenido relaciones con Dolores, al enterarse de la existencia de los pretendientes, se jacta públicamente de haber conseguido los favores de la joven. Dolores, cuando se entera de que Melchor va a casarse con otra, le insiste que no puede hacerlo después de haber mancillado su honor. Pero poco importa eso al seductor que, a pesar de oír la maldición de Dolores, poco después, en una fiesta, cierra una jota con la célebre copla: Si vas a Calatayud, pregunta por la Dolores, que es una chica muy guapa y amiga de hacer favores. Mirna Lacambra, Pedro Lavirgen, Vicente Sardinero, con la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro del Liceo, dirigidos por Gerardo Pérez Bustiel, interpretan el primer acto. Lázaro, a punto de volver al seminario, en una atropellada confesión amorosa, sorprende a Dolores cogiéndole la mano y besándola apasionadamente. Celemín, que ha observado la escena, grita a los cuatro vientos que el joven le hace la corte a Dolores y ésta se apresura  a hacerle callar, considerando que Lázaro no es más que un niño. El joven seminarista queda profundamente ofendido y promete demostrar su hombría. Por su parte, Patricio, deseoso de obtener el afecto de Dolores, decide costear una fiesta en su honor. Hay una novillada, y el sargento Rojas decide acreditar su acreditado valor militar delante del animal. Mal lo hubiera pasado, al ser embestido por el novillo, de no ser por la intervención de Lázaro que tumba al bicho con sus propias manos. Acción recibida con vítores de los presentes al joven seminarista. Acto segundo.
Lázaro debe partir al seminario al día siguiente. Dolores ha sido citada por Melchor en su cuarto, esa misma noche. La joven, temiendo alguna mala acción del barbero, pide a Rojas y a Patricio que estén cerca del lugar. La tía Gaspara despide a Dolores, acusándola de haber enamorado a su sobrino. Así, pues va cayendo la noche en la que será la última de Dolores en la posada. En su dormitorio, la joven es nuevamente asaltada por la pasión desatada de Lázaro. Llama a la puerta Melchor. La mujer quiere ocultar al joven para evitar el enfrentamiento, pero Lázaro se niega. No le queda a Dolores más remedio que encerrarlo en una habitación contigua. Entra Melchor y se entabla una violenta discusión entre la pareja. Tan violenta que, Lázaro, creyendo que la vida de Dolores está en peligro, penetra a través de una ventana y lucha con Melchor. La pelea acaba con la muerte del barbero, y, cuando acuden las gentes, Dolores se confiesa culpable del delito, pero al punto es desmentida por Lázaro, que afirma haberlo hecho por amor. Acto tercero y último.



Alfonso Gil González

Pedro Lavirgen canta la Jota de LA DOLORES


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