Desde mi celda doméstica
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miércoles, 26 de agosto de 2015

FLORECILLAS ALFONSINAS (Capítulo Septuagesimosegundo)



Capítulo LXXII


Jubileo 2000

Con el siglo XXI se abría en la Iglesia entera un Año Jubilar. Se confeccionó un logotipo que acompañaría en todo al año 2000. Tenía un campo circular simbolizando el universo. Sobre él resaltaba la cruz. Armónicamente unidas, había cinco palomas representando a los cinco continentes. La forma circular y dinámica en que estaban situadas, en el centro mismo del logotipo, subrayaba el espíritu de solidaridad. Del centro dimanaba una luz, representando a Cristo, luz del mundo, con un letrero alrededor: JESUCRISTO AYER HOY SIEMPRE.
Al inicio de su diario, el padre Alfonso escribe: “Nosotros, Señor, deseamos bendecirte por este nuevo año que nos concedes.”
Cehegín también tiene su año especial jubilar. Se cumplen los 275 años de la venida de la Imagen de su Patrona, la Virgen de las Maravillas. Las celebraciones que se realizarán con tal motivo empiezan, este 2 de enero, con co Concierto dado por el Coro y Orquesta Ciudad de Cehegín y la Sociedad Musical de Cehegín, en el convento franciscano. Sesenta y ocho voces, incluidas la del director, mi padre, y la del pianista, junto a los sesenta y cinco músicos de la Banda, interpretarían un magnífico concierto, con obras de Schubert, Mozart, Iruarrízaga, Gruber, Reading, Bizet, Bach, Barbieri, Ketelbey y Carl Orff. 
Ese mismo día, 2 de enero, fallecía S.A.R. Doña Mercedes, madre de S.M. el rey Juan Carlos I. Se le hizo, el 13, en el Monasterio de El Escorial, un funeral de Estado.
El 11, se acercó papá a casa del último niño nacido en el siglo XX, en Cehegín. Su foto la publicaría con un escrito en el periódico El Noroeste, con quien sigue colaborando regularmente.
Se da cuenta, el 18, de que un anónimo le critica en la página de Internet del Ayuntamiento. Él, que nunca entró en política, sabría defenderse, llegado el caso. En los pueblos, ya se sabe. La tendencia es a tenerte a favor o en contra, pero mi padre supo guardar la distancia entre la izquierda y la derecha. Ejemplo de cómo sabía equilibrar los ánimos fue la noche del 19 de enero, en que un insurrecto quiso pegarle, con la excusa de que se había sentido ofendido al citarle mi padre por su apodo. En los pueblos todos se conocen por el apodo. Pero a ese vecino le sentó mal que mi padre lo dijera. Y le convenció de que su ira era irracional, perdonándolo de todo corazón.
El 20, entrevista para la televisión local a algunos concejales, y a un misionero jumillano  que estaba en el Alto de Bolivia. Pretendía mi padre que sus paisanos estuvieran sabedores de lo que se hace en el pueblo y de los que se puede hacer a favor de los misioneros.
El 23, para festejar su onomástica, celebra la Eucaristía en familia. Por la tarde, viajaría hasta el Llano de Molina, donde visitó al cura párroco y, junto con Pedro López Sánchez, comprobó la calidad del órgano de esa parroquia, con vistas a adquirir un buen teclado para los ensayos del coro.
Enero del 2000 lo cierra visitando la pedanía de Valentín y su iglesia, saludando a su cura ecónomo. Y observa en su diario que el nuevo cura de Santa María Magdalena tiene como tema frecuente de sus homilías el sacramento de la Penitencia. Ese último día, entrevistó para la televisión local al aspirante  a la alcaldía, José Soria García. No tardaría en ganar las elecciones para el Partido Popular.
Su entrega a la Semana Santa iba en aumento. Se entrevista con los distintos capellanes, visita con cierta frecuencia al delegado diocesano, se reúne frecuentemente con su junta directiva, escribe los distintos estatutos de cofradías. El ordenador le facilita el trabajo, y le pone en contacto con personas que no podría atender de otra manera. En él prepara sus informativos religiosos semanales, que son, dice, una especie de púlpito donde poder seguir expandiendo el mensaje cristiano. Asiste, siempre que puede, a las charlas que se dan en la Casa de la Cultura, como la que, el 4 de febrero, pronunció el secretario general de CCOO, Antonio Guiiérrez, al que llamó la atención el hecho de que Murcia poseyera la mayor flota de coches Mercedes de España. O asiste, el 5, a la exposición que hace Manos Unidas y al concierto de Francisco José Tomás a favor de esa ONG católica. El lema de ese año era hagamos del mundo la tierra de todos.
El 7 de febrero, entrevista a su amigo Luis Corbalán Martínez y hace que le televisión local tome unas imágines de su museo etnológico. Igual haría, el 9, a la concejala de cultura.
El 12, con motivo de los XX años de la Cofradía del Cristo de la Paz, ésta le invita a dar un mini pregón, inaugurando, así, la serie anual de “pregones del silencio” que dicha Cofradía mantendría con el tiempo. Dos días después, asiste a un multitudinario funeral, en Santa María Magdalena, por Aurelio Antonio, un joven que se mató con una moto en la madrugada anterior.
El 16, hace una entrevista al concejal de agricultura y urbanismo, y asiste, en el Molino Chico, a la reunión de jefes de policía local de la región de Murcia. El 18, en la iglesia del convento franciscano, hace la presentación del  concierto de rondalla de Torre Pacheco. El 20, asiste, en Bullas, al hermanamiento entre las cofradías sanjuanistas de Bullas y Cehegín. Presidió Mons. Azagra, obispo emérito de la diócesis.
El 23, entrevista para la televisión al concejal de educación. Ese mismo día, anota en el diario: “No veo clara la solución a los problemas de la Semana Santa: es malo ser más papista que el Papa”. De manera que volverá a visitar al capellán de la Junta, al tesorero y al alcalde. Y, por la noche, juntará a todos los presidentes de Semana Santa. Una de las cofradías no estaría dispuesta a ser controlada económicamente por el Cabildo. Y así se lo hizo ver, al día siguiente, la llamada telefónica del tesorero correspondiente. Con el tiempo y la paciencia de papá, todo volvería a su ser natural, y las cofradías vivirían armónicamente durante años.



Limando asperezas

Marzo del año 2000. Cumple mi padre 57 años. Le parecía mentira haber llegado al siglo XXI. Acompañado de algunos presidentes de cofradías, pasa en Murcia el día 4, en el V Congreso Diocesano de Cofradías. Por la tarde, participaría en la Eucaristía y Jubileo de la Catedral, partiendo en Procesión desde la iglesia de san Lorenzo. Pero el Congreso se cerraría, al día siguiente, 5, en el Auditorio de Música “Víctor Villegas”. Al día siguiente, mantendría una conversación con el cura Don José, hijo adoptivo que sería de Cehegín, sobre algunos aspectos de la Semana Santa. 
El 7, regresaría a Murcia para llevar ropa y alimentos a sus hijos, que estudiaban allí. Y, ya de vuelta al pueblo, mantuvo durante tres horas una larga conversación con dirigentes de una de las Cofradías. He de notar que, en este tiempo, el padre Alfonso llevaba también un diario sobre su actividad en la Semana Santa, que no es del caso reproducir aquí por respeto a su trato con algunos componentes, nunca ofensivo y siempre delicado.
El 9, acompañado de Pedro López Sánchez y de su cuñado Franco, viaja de nuevo a Murcia, para adquirir un teclado que facilite los ensayos con el Coro Ciudad de Cehegín. Viaje que aprovechará para acercarse al Obispado y para visitar a su amigo Antonio “Cañamones”, ingresado en La Arrixaca por un derrame cerebral.
En Cehegín, recibe la llamada, desde Madrid, de Javier Parreño, ingeniero naval y paisano suyo, que va a construir en Arequipa (Perú) una iglesia parroquial que llevará la advocación de la Patrona ceheginera.
El 12, hubo en España votaciones generales, que ganó nuevamente el Partido Popular. El 14, entrevista para la televisión local al padre franciscano Javier Gómez Ortín. Hombre erudito, éste compondría, entre sus varias obras, un Diccionario dedicado al léxico propio usado en la zona del noroeste murciano, preferentemente ceheginero.
El 17, se acerca a Cajamurcia para hacer unas fotos a la exposición de pintura y al mini concierto que se dio en el salón de actos de la citada entidad bancaria. Al día siguiente, visita a la viuda de José Luis López Fajardo para comunicarle que había sido nombrado cofrade de honor. A título póstumo. E igual hizo con Francisco Lorencio Fernández, acompañado del tesorero de la Junta Central, Rufino Ruiz Cuadrado.
El 26, asiste mi padre, en la iglesia del convento, a la misa del entierro de Máximo Liria, abuelo del famoso torero Pepín Liria. Amigo suyo, ese señor se inventó un mote para el padre Alfonso, con motivo de que, años atrás, éste se opusiera a que la Semana Santa quedara desvirtuada con la costumbre de dar caramelos en las procesiones. Situación que no pudo evitar ni aún siendo presidente de la misma durante estos años del siglo XXI.
Diversas llamadas telefónicas le percatan a mi padre de la delicada situación de la Semana Santa de este año 2000, toda vez que algunos presidentes se oponen a que procesione una de las cofradías, y que papá resolverá elegantemente, tras hablar con el capellán de la Junta, con el Alcalde y con algunos otros presidentes. Todo quedaría resuelto en la reunión de la Junta Central del día 30 de marzo.
El 1 de abril, en la iglesia conventual, dirigió el concierto que el Coro Ciudad de Cehegín interpretó, presentado por el académico y amigo Manuel Gea Rovira, tras la conferencia mariana que se había impartido, en este año dedicado a la Virgen de las Maravillas.
El 2, asiste en Bullas a la celebración del Día del Nazareno, con Procesión de las diversas cofradías venidas del resto de la región de Murcia.
El 7 de abril, mi padre anota en su diario que el papa Juan Pablo II, hoy canonizado juntamente con el papa Juan XXIII, había pedido al clero romano más diálogo y encuentro con los sacerdotes casados, como testimonio de un único presbiterio. ¡Menuda noticia! Desgraciadamente, todo quedó en ese buen deseo.
Al día siguiente, 8, papá recibía en casa a los representantes de las Cofradías, con sus estandartes y pendones, a los cofrades de honor y al obispo emérito, Javier Azagra, que sería el pregonero de la Semana Santa de este año 2000. Y a los músicos de la Sociedad Musical de Cehegín. Todos juntos, en comitiva, irían hasta la iglesia de La Soledad, donde se celebró el Pregón, y a la posterior cena de hermandad, en el Bar Sol. Al siguiente día, 9, las Cofradías hicieron ofrenda a la Virgen de las Maravillas, leída por el presidente de todas ellas, mi padre.
El 11, marcha a Murcia para recoger, restaurada en los talleres de Verónicas, la imagen del Cristo de los Azotes, de la Cofradía de la Preciosísima Sangre, titular de la Procesión de Jueves Santo. Unas tristes declaraciones, emitidas en Radio Ilusión, obligó al Presidente de la Junta Central a dar respuesta adecuada. Y asiste, el 15, invitado, al Pregón dado en Bullas.
La Semana Santa ceheginera transcurriría con total normalidad. A su término, Paco Alfonso Gil Morales regalaría a mi padre una mona de pascua, en forma de pentagrama musical. Mi padre pondría voz a los comentarios televisivos de todas las Procesiones, que se emitirían también en diferido a la semana siguiente. 

En alabanza de Cristo. Amén.

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