Jesús tocado por una mujer enferma
Mientras caminaba, dicen los evangelistas sinópticos, le apretujaba mucha gente. Una mujer, que padecía flujos de sangre durante doce años, sin que los médicos pudieran curarla, se acercó por detrás a Jesús y le tocó el borde del vestido. Al preguntar Jesús quién había sido, ella se acercó temblorosa y se echó a sus pies explicándole por qué le había tocado, pues sabía que se curaría con sólo hacerlo. Y Jesús le dijo: Hija, tu fe hizo que te curaras; marcha en paz.
Pero, entre ese toque y el milagro, la escena nos plantea la pregunta de quién realmente toca a Jesús. Cosa que no parece ser suficiente por el hecho de estar apretujándole, como diría Pedro. Podríamos hacernos la misma pregunta: ¿Habré tocado yo alguna vez a Jesús? Estoy seguro que la mujer hemorroísa se acordaría toda su vida, y se alegraría enormemente.
Alfonso Gil González
