Una voz de leyenda
Así llamaba Nuria Fontova a Alfredo Krasus en su editorial de "Amadeus" de junio de 1993.
Se publicaba un CD con arias interpretadas por el tenor canario y analizadas paso a paso.
El director Riccardo Chailly era entrevistado, y manifestaba sus dudas creativas.
Henryk Górecki, ese año, era el compositor clásico que arrasaba las listas pop.
Ruggero Raimondi triunfaba en el Auditorio de Galicia.
Antonio Ros Marbá dirigía EL HOLANDÉS ERRANTE de Wagner, y Daniel Barenboim dirigía a Bruckner en Barcelona.
En la Guía de Audición del CD citado, se resaltaba la corta lista de óperas cantadas por Kraus, prevaleciendo las francesas. Sus preferencias iban siempre hacia el bel canto, campo en el que era un auténtico maestro. Su voz era un milagro de la pervivencia del "último lírico puro".
Se publicaba un artículo sobre los grandes instrumentos musicales, y se mostraba al concertista Severino Gazzelloni como nacido para la flauta. Y se hacía un bello recorrido por las ciudades de Monteverdi.
Un pequeño trabajo sobre música y cine ponía el contraste entre Haendel y Buñuel en la película "Viridiana".
Por último, resaltar "el placer de lo esencial", al referirse Cesare Fertonani a su encuentro con el pianista György Sándor.
Kraus cantando a Mozart
Alfredo Kraus en "Marina" de Arrieta
En "Rigoletto" de Verdi
En "Tosca" de Puccini
En "La Favorita" de Donizetti y en "I Puritani" de Bellini
Mi aria preferida: "Lamento de Federico"