Capítulo LXXV
Tercer milenio
Así abría el año 2001, en su Diario, el padre Alfonso:
¡Alabado sea Jesucristo!
Ha querido el Señor que llegara a conocer el siglo XXI, con el que se inicia el Tercer Milenio de su encarnación en medio de nosotros.
Llamamos y recibimos llamadas de felicitación de este nuevo tiempo. Pero, conforme avanzo en la edad, todo lo que se considera real no me lo parece tanto. Al contrario, más bien veo que este mundo es como un gran sueño que debe despertar en el verdadero mundo. A no ser que todo sea real e irreal a un tiempo. No obstante, me conforta saber que es infinito lo que queda por saber.
¡Gracias, Señor, por este año 2001!
Al día siguiente, hablaba con su hijo Daniel sobre la maduración o perfección humana. A raíz de esa conversación, escribe: Si el timón de nuestra nave no lo maneja el Espíritu Santo, el ego la llevará al hundimiento. Pero los humanos seguimos confundiendo el ego con nuestra propia identidad. Ese es un error que se paga demasiado caro.
El 4 de enero, recibe la visita del presidente de la Hermandad de la Virgen, para ir ultimando el libro-resumen que se haría del 275 aniversario de la llegada de la Patrona a Cehegín.
El 5, lo llamaron de Radio Estudio Cehegín, para participar por teléfono en un programa dedicado a Juan Sebastián Bach. En cambio, al día siguiente, asiste, en la Casa de la Cultura, a las “ejecuciones” del coro clásico.
El 9, graba una entrevista a un hombre de 86 años, Juan Jaén de Gea. Esas entrevistas no tenían más finalidad que la de que nuestros mayores dejaran un legado experiencial a presentes y futuras generaciones. El 16, entrevistó a Juan el Ventanas. Ya se sabe que, en los pueblos, la gente se la conoce por los apodos o motes. Y el 23, entrevistó a Juan Ciudad González. El 26, lo hizo al médico José Antonio Romera. Y, el 31, a José Fernández el Pelaillas
En este tiempo, lee la biografía que Alberto Oliveras escribió sobre la figura del misionero en la India, Vicente Ferrer. Es en el despacho donde se dedica a la lectura-escritura, y donde atiende sus trabajos para el periódico o la televisión. También prepara sus ensayos con el Coro Ciudad de Cehegín, que, en estos días prepara la interpretación de la ópera Cavallería Rusticana de Mascagni.
El terremoto que se produjo en la República de El Salvador hizo que mi padre llamara a los amigos comunes de la familia Chiocco, para interesarse por su bien. Supo que estaban perfectamente a través de los Recio de Madrid.
El 18, lo dedica mi padre a visitar las entidades bancarias que puedan financiar los gastos que originará el Día del Nazareno, que estaba organizando para su pueblo. La preparación de ese evento supuso para él el tener que hablar varias veces con el, entonces, alcalde, Pedro Abellán Soriano, hasta conseguir que el Ayuntamiento participara de algún modo en los gastos que iba a suponer.
El 29, visita a un tal Diego Corbalán Guirao, que le muestra su colección de llaveros y sus álbumes sobre Pepín Liria, y sus vídeos con las corridas que lidió desde el día de su alternativa. Y le regaló, además, una botella de vino y un almanaque. Pepín Liria era un torero de Cehegín, que se distinguió en las Plazas de España, más que por su arte, por su valor indiscutible.
Conserva en su agenda el recibo de lo que pagaba, este año, por la suscripción a la revista ECCLESIA: 9.400. Aún no se había impuesto el Euro. Durante años, el padre Alfonso había recibido en casa la citada revista de la Iglesia española. Y encuadernó varios tomos con los ejemplares sueltos y semanales. Hoy, sigue la lectura de la misma a través de Internet. La Informática le ha ayudado a mantener contacto con la realidad del mundo sin tener que salir de su despacho o celda doméstica, y con todo tipo de conocimientos.
Este año 2001, usó una agenda pastoral, en la que cada día podía seguir un esquema biográfico del santo correspondiente. En los espacios que quedaban en blanco, él fue dibujando letras grandes o alegorías más o menos artísticas. Si bien el dibujo era asignatura aceptable en su infancia, nunca se dedicó al arte del lapicero, pero se le ve la facilidad con la que es capaz de ilustrar de modo sencillo los vacíos de la escritura.
En los primeros días de febrero de 2001, marchó a Madrid a fin de acompañar a su esposa a sus revisiones médicas. Y aprovechó la ocasión para visitar a algunos amigos enfermos, y a nuestra anterior Parroquia, Nuestra Madre del Dolor. También aprovechaba, de regreso, para visitar a las monjas Clarisas de Hellín, que les obsequiaron con manzanas, peras y zumos. En este viaje se trajo de Madrid muchos de los libros que aún quedaron en casa al venirnos a su pueblo natal.
Día del Nazareno
El 11 de febrero de 2001, mi padre asistía, en la Iglesia de Ntra. Sra. del Carmen, de Murcia, a la ordenación de diácono de su paisano Sebastián Chico. Le acompañó la junta directiva de la Semana Santa de Cehegín, y, allí mismo, le comunicó al nuevo diácono que había sido nombrado Cofrade de Honor de este año 2001. Ese mismo día, en casa, recibía la visita al cabildo de Cofradías de San Pedro del Pinatar, que participará en la celebración del Día del Nazareno del 4 de marzo con su Tercio de San Juan y banda de tambores.
En este mes, graba una entrevista, para la televisión local, a Simón Romero Sáez, a Felipe de Paco y a Pepe Sáez Díaz.
El 17, participa, en Lorca, en el VI Congreso Diocesano de Hermandades y Cofradías. Este duró dos días. La comida del primero fue en el restaurante La Pradera, con entremeses de embutidos lorquinos, ensalada de la tierra, lomo en salsa, albóndigas, pan de Calatrava, vino, refrescos y café. Y la comida del segundo día se celebró en el restaurante El Faroli, con arroz y pavo, frutas variadas y tortada lorquina. La Eucaristía se celebró en la Colegiata de San Patricio, presidida por el obispo de Cartagena-Murcia, Manuel Ureña Pastor.
El 20, los preparativos del Día del Nazareno le ocupan, prácticamente, toda la jornada: contactos con el Ayuntamiento, con Cajamurcia, con el párroco José Gil, con los responsables de comisiones, etc…
Asiste, el 24, en la Casa de la Cultura, a un recital de Juan Ibernón Durán, que fue durante años solista del Coro “Ciudad de Cehegín”. Y, al día siguiente, en la Iglesia de San Antonio, asiste a la Misa de presentación de la restaurada Imagen del Señor de los Azotes, que presidió el obispo emérito Javier Azagra. En la posterior comida, en el Molino Chico, estuvo el citado obispo, el párroco de San Antonio y políticos del Partido Popular.
Al comenzar el mes de marzo, escribe el padre Alfonso: El Señor me ha permitido cumplir 58 años. Nada me produce más satisfacción que vivir para Él.
Por fin, el 4 de marzo de 2001, se produce la jornada memorable del Día del Nazareno, con la asistencia de representantes de más de veinte pueblos de la Región de Murcia. La mañana se pasó en la Casa de la Cultura. La comida fraterna, en el restaurante La Fama. La Eucaristía, en Santa María Magdalena. Después, la grandiosa Procesión por el casco antiguo de la ciudad, presidida por el obispo Ureña Pastor, que ese mismo día cumplía años. La Misa la presidió Silvestre del Amor García, que era el Delegado Diocesano de Hermandades y Cofradías. El estandarte de la Junta Central lo portó su hijo Daniel.
El 8, repasa la lectura de Las Moradas de Santa Teresa, y de algún otro libro. Estas lecturas –escribe en su Diario- me permiten renovar y fortalecer los conocimientos adquiridos, y son de utilísima ayuda para uno mismo y para el diálogo y trato con los demás.
El 10, acude a Santa María Magdalena, donde se representa una obra teatral, extraordinaria, sobre la Pasión de Cristo, patrocinada por la Cofradía de los “verdes”. Al siguiente día, en la iglesia de los franciscanos, asiste y participa en el Hermanamiento entre las cofradías sanjuanistas de Cehegín y Calasparra. Mi padre hizo la presentación del acto. A Rufino Ruiz Cuadrado se le nombró nazareno mayor. Y presidió la Eucaristía el padre Juan Antonio Díaz, citado en capítulos anteriores. Después, hubo un pequeño refrigerio en el salón parroquial del Convento. En Roma, ese día 11, se beatificaba a 233 mártires españoles de los años Treinta.
El 13, recibe la siguiente nota de su amigo Manuel Gea Rovira: Apreciado amigo Alfonso: Si venís a la conferencia, los que me organizan están asustados por tu “llamamiento” de buena fe en tu comida nazarena, pues el Cabildo hace cerca de 200 invitaciones, y no hay sillas para tantos si les da por…Por las cosas que me llegan a los oídos, sin querer, te diré algo que te ayude a ganarte a los más reacios. Y es que, efectivamente, el 20, asistió a la conferencia que dicho Gea Rovira daría en el Casino de Murcia. El tema era: “Misterio y olvido del Cristo que Salzillo envió a Jumilla en el año 1756”.
El 16 de marzo, va al Castillo de Caravaca, en cuyo santuario se pronunció el Pregón de la Semana Santa caravaqueña, y se realizó un Auto de Pasión que valió la pena. El 17, asiste, en el convento franciscano, a la presentación anual de la Cofradía de la Pasión de Cristo (verdes), que eligió como nazareno mayor a Carlos Valcárcel, padre del entonces presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia. Ese mismo día, participa en la cena de hermandad que la Cofradía del Santo Sepulcro hace para agradecer al famoso artista Nicolás de Maya el cuadro que ha regalado a la Cofradía.
El 18, marcha a Calasparra, para asistir a la segunda parte del hermanamiento entre las cofradías sanjuanistas. En la iglesia de los santos Senén y Abdón, su párroco, Justo Mercader, presidió la Misa. Después, hubo un pequeño ágape en las escuelas parroquiales.
En la noche del 21 de marzo, partcipó, en Caravaca, en una charla coloquio sobre “la adaptación de las cofradías al Año Jubilar 2003”. En la noche del 22, se reúne con la Junta Central de Cofradías en el Ayuntamiento de Cehegín, para comunicar a la Concejalía de Cultura lo que cada cofradía precisaba para la Semana Santa. Después, la concejala socialista les comunicó que la ayuda para este año 2001 sería de 2.700.000,- pesetas.
El 24 de marzo era el Día del Pregón de Semana Santa. Como cada año, en nuestra casa se juntaban, por la tarde, los miembros de la Sociedad Musical de Cehegín, los cofrades de honor (este año, Antonio Valero Elbal y Sebastián Chico Martínez)), el Pregonero (este año, el cura Miguel Solana Gil) y los presidentes de las diez cofradías de Semana Santa.
El 26, asiste en La Soledad al Quinario en honor de Nuestro Padre Jesús, predicado, esta vez, por el párroco de Santa María Magdalena y Capellán de la Junta Central de Cofradías, José Gil Llorca.
El 28, acompañado del presidente de la Cofradía más joven, del de la más veterana y del capellán de la Junta Central, mi padre fue recibido, en Murcia, por el Presidente de la Comunidad, Ramón Luis Valcárcel Siso que, tras las palabras de Alfonso Gil González, aceptó ser el Pregonero de la Semana Santa 2002.
El mes de marzo concluiría con la ida a Bullas, para asistir a la Eucaristía y posterior Pregón de Semana Santa, que concluyó con un ágape en el salón parroquial.
En alabanza de Cristo. Amén.