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jueves, 28 de abril de 2016

HISTORIA DE LA IGLESIA... 23

IGLESIA E ILUSTRACIÓN


La Ilustración es el movimiento cultural que se desarrolló en Europa, en el siglo XVIII, con especial incidencia en Francia y Alemania. Los grandes principios de esta nueva cultura fueron:
· Confianza plena en la razón.
· Valoración positiva de la naturaleza humana.
· Crítica del pasado.
· Confianza en el progreso de la humanidad.
· Rechazo de las religiones reveladas y aceptación del Deísmo como descubrimiento de la divinidad desde la misma razón.
Entre los representantes de la Ilustración destacaron Montesquieu, Voltaire, D´Alambert, Diderot y Kant. Una influyente asociación que iniciaba su desarrollo en esta época fue la masonería. Sus miembros profesan principios de fraternidad mutua, se reconocen entre sí por signos y emblemas especiales y su concepción religiosa coincide con el deísmo. Aunque el origen de su nombre está en el gremio de constructores (masones) medievales, se considera como fecha fundacional el año 1717, en que cuatro logias londinenses se unieron para formar la Gran Logia.
Algunos ataques de los ilustrados dejaban sorprendida a la jerarquía eclesiástica, que se defendía con los medios tradicionales de censura de libros, petición de ayuda al poder civil y elaboración de escritos apologéticos o defensivos del cristianismo. Bastantes ilustrados, a pesar de las críticas, se consideraron cristianos, y algunos cristianos hicieron el esfuerzo de dialogar con los ilustrados e intentar conocer mejor sus pensamientos.
Las presiones ante Roma de ilustrados, jansenistas y monarcas absolutos tuvieron como trágica consecuencia la supresión, por parte del papa Clemente XIV, de la Compañía de Jesús, el año 1773. Previamente, algunos reyes ya habían expulsado a los jesuitas de sus territorios, como Carlos III, que los expulsa de España y de las colonias de América el año 1764. De Francia tuvieron que salir en 1761 y de Portugal en 1759. Las causas de la supresión y expulsión de los jesuitas fueron de tipo político, ya que los monarcas absolutos no toleraban en sus estados una institución que estuviera directamente sometida a otro poder.
Además, el período  de la Ilustración dejaba abierta la cuestión de las relaciones entre razón y fe, que se mantuvo viva a lo largo de todo el siglo XIX.

Alfonso Gil González

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