Nuevas Elecciones
España
se prepara a las nuevas Elecciones Generales del 26 de junio. Tras seis meses
de interinidad, en que el presidente Rajoy hubo de aceptar en funciones la
gobernabilidad del Estado español; tras varios intentos fallidos de derrocarle
definitivamente por parte de los partidos equívocamente llamados
“progresistas”; tras las dudas de la mayoría sobre cuál sería el futuro de su
amada patria, ahora resulta que, el 26 de junio, tendrá que decidir si, por
fin, se consolida en su firme salida de la crisis económica, o si, por el
contrario, a su pleno hundimiento se aboca.
Han
sido seis meses en que los españoles han podido reflexionar sobre la fragilidad
política, sobre la tentativa de asalto al poder de los menos escrupulosos,
sobre lo fácil que es perderlo todo cuando apenas se ha conseguido algo, sobre
el peligro de los fascismos de derechas o de izquierdas, es decir, sobre la
terrible posibilidad de perder la democracia tan costosamente conseguida.
Siempre acecha a España la alternancia de los dictadores. Y, aunque, en
palabras de Donoso, la dictadura es la única forma de gobierno efectivo, el
miedo a si es dictadura del sable o dictadura del puñal pone los pelos de punta
a cualquier súbdito honesto.
España
volverá a votar, en el próximo 26 de junio, con la ilusión de salir de una
pesadilla, de despertar con los ojos puestos en un horizonte cada vez más
halagüeño, cada vez más humano y solidario, cada vez más unificador y
gratificante. Nuestros hijos lo necesitan. Hemos de consolidar el menos malo de
los sistemas de gobierno, la democracia. Hemos de darle esperanzas fundadas a
los parados, a los jóvenes, a los que obligatoriamente emigran, a los que
sueñan con una España mejor, sin fisuras, sin terror, sin tierras desérticas o
cielos sin celajes.
Alfonso
Gil González