Desde mi celda doméstica
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sábado, 7 de abril de 2018

APUNTES TEOLÓGICOS... 5

La seguridad de Israel

Nuestro hijo va a terminar su segundo ciclo de quimioterapia.
Quienes pasan por estas pruebas tan duras saben exactamente cuál sea su dolorosa experiencia. Es como tirarse sin paracaídas, confiando que un enorme colchón de plumas protegerá el golpe.
Ese enorme colchón de plumas está formado por cientos de personas que elevan sus oraciones al cielo, confiando que el Médico de las almas lo es también de los cuerpos.
Nuestro hijo lo sabe, sí. Y eso le da la confianza y la seguridad de sentirse en las manos de ese "médico". No es una confianza por si acaso o porque no hay más remedio. Dios no es el sustituto de nuestras limitaciones. Dios es el ámbito vital de nuestra existencia, la garantía de que sólo hay una Vida y ésta eterna como Él.
Por un misterio que se nos escapa a nuestra total comprensión, parte de esa "vida" la vivimos -valga la expresión- entre zozobras, inquietudes, proyectos, nunca seguros de llevarlos a cabo aquí en la tierra. Pero es que, aquí en la tierra, nada se lleva plenamente a cabo. Todo es un intento, un esfuerzo de superación, una búsqueda de nuestro "pleroma", de nuestra plenitud, a sabiendas de que esa plenitud sólo está y sólo lo es Dios mismo, y nosotros con Él.
Nuestra certeza de estar en Dios nos anima y estimula todo este nuestro ser y estar en debilidad. Y esa es la seguridad de Israel y de los que, como él, tienen la mirada puesta en los ojos del médico divino, asidas sus manos a las Suyas.
Y esa es la Fe, la verdadera, la que está muy por encima de las creencias y miedos a que somos sometidos a causa de nuestra debilidad. Y esa es la teología de la enfermedad.

Alfonso Gil González 

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