El Dios de Jesús de Nazaret
Nuevamente estamos con el biblista Rafael Aguirre Monasterio. Nos previene diciendo que, en el fondo, Dios es la gran cuestión con la que el cristiano lucha siempre con pasión y con dolor. Por eso intentamos eludirlo. La Iglesia tiene miedo a ponerse desnuda ante el misterio y la verdad de Dios. Resulta más cómo hablar del hombre y de las estructuras socio-eclesiales. Claro que Jesús, nos dice, no habla de Dios sin hablar de los hombres.
- ¿Qué Dios revela Jesús?
- Toda la tradición del AT habla de un Dios que interviene en la historia, que busca a los hombres porque tiene un plan de salvación para ellos. La pura existencia de un Dios ajeno al mundo no interesa ni a Jesús ni a la tradición de Israel. Jesús no es un teórico que hable sobre Dios, simplemente lo hace presente.
La causa de la vida de Jesús es el Reino de Dios, de un Dios Padre que afirma la vida y quiere la plenitud de todos los hombres. No se puede hablar de Dios al margen de su reino. Según Jesús, con Dios se humaniza más y mejor al hombre.
Jesús transgrede reiteradamente las convenciones y tabúes asociales. Jesús habla de Dios utilizando un procedimiento poético, interpelante, muy sugerente y netamente popular: las parábolas. El Dios de Jesús establece unas relaciones personales con el hombre, basadas en su amor misericordioso, gratuito e inquebrantable. Hacer la voluntad de Dios, más que responder a Dios es "corresponder" a Dios, hacerse afín a Él y desarrollar su presencia.
Allí donde surge el amor, el perdón, la liberación de los pobres, la justicia, la vida, se dan signos del Reino de Dios; en esa medida se hace realidad la soberanía de Dios en la historia.
Jesús y el hombre no se encuentran confrontados con la Ley, sino con la voluntad de Dios. El pobre es el lugar del encuentro con Dios en la historia. Puede decirse que éste es un auténtico sacramento de la presencia divina.
-Y, sin embargo, ¡cuántas imágenes de Dios!
- Jesús considera que a Dios se opone mucho más sus falsas imágenes que su negación pura. Decía Van Rod que "el hombre piadoso es quien corre más peligro de hacerse un Dios a su imagen". Lo que se opone al verdadero conocimiento de Dios no es el error o la mentira, sino la injusticia.
- Díganos algo sobre el "Padre de Jesús".
- Hasta los críticos más radicales admiten como los datos más ciertos que el Jesús histórico anunció el Reino de Dios y se dirigió a Dios como "abba" (padre). Esta invocación nos lleva al corazón mismo de la experiencia religiosa de Jesús. De ahí que, cuando Jesús enseña el "Padrenuestro" no enseña simplemente a recitar una oración, sino que introduce en su experiencia religiosa y comparte la causa de su vida. Sin embargo, Dios se convierte en tentación para Jesús cuando se le presenta el reto del mesianismo glorioso. Dios es incógnita cuando no le da a conocer ni el día ni la hora de la venida del Reino. Dios es escándalo cuando se calla en la hora de la muerte en cruz.
- Eso produce vértigo.
- El sentido total de la existencia de una persona sólo podemos comprenderlo a su final. La cuestión del Dios de Jesús es inseparable de la cuestión de la persona de Jesús. Quizá sintamos vértigo teológico, pero no es ninguna especulación esotérica, sino la existencia misma de Jesús de Nazaret lo que nos leva a la vida íntima de Dios.
Alfonso Gil González
Jesús y el hombre no se encuentran confrontados con la Ley, sino con la voluntad de Dios. El pobre es el lugar del encuentro con Dios en la historia. Puede decirse que éste es un auténtico sacramento de la presencia divina.
-Y, sin embargo, ¡cuántas imágenes de Dios!
- Jesús considera que a Dios se opone mucho más sus falsas imágenes que su negación pura. Decía Van Rod que "el hombre piadoso es quien corre más peligro de hacerse un Dios a su imagen". Lo que se opone al verdadero conocimiento de Dios no es el error o la mentira, sino la injusticia.
- Díganos algo sobre el "Padre de Jesús".
- Hasta los críticos más radicales admiten como los datos más ciertos que el Jesús histórico anunció el Reino de Dios y se dirigió a Dios como "abba" (padre). Esta invocación nos lleva al corazón mismo de la experiencia religiosa de Jesús. De ahí que, cuando Jesús enseña el "Padrenuestro" no enseña simplemente a recitar una oración, sino que introduce en su experiencia religiosa y comparte la causa de su vida. Sin embargo, Dios se convierte en tentación para Jesús cuando se le presenta el reto del mesianismo glorioso. Dios es incógnita cuando no le da a conocer ni el día ni la hora de la venida del Reino. Dios es escándalo cuando se calla en la hora de la muerte en cruz.
- Eso produce vértigo.
- El sentido total de la existencia de una persona sólo podemos comprenderlo a su final. La cuestión del Dios de Jesús es inseparable de la cuestión de la persona de Jesús. Quizá sintamos vértigo teológico, pero no es ninguna especulación esotérica, sino la existencia misma de Jesús de Nazaret lo que nos leva a la vida íntima de Dios.
Alfonso Gil González