Los ornamentos
Por antonomasia, cada una de las prendas con que se revisten los ministros del culto católico para las celebraciones litúrgicas.
Simbolizan las virtudes, los poderes y sentimientos anímicos de la Comunidad Cristiana de acuerdo con el ciclo del Año Litúrgico.
También se consideran "ornamentos sagrados" los adornos del Altar, como el mantel y los corporales.
Han ido modificándose con el tiempo, y algunos, como el manípulo, han caído en desuso. Pero, históricamente, son: el amito, el alba, el cíngulo, el manípulo, la estola y la casulla. El diácono utiliza la dalmática, y la Jerarquía Eclesiástica, además de los nombrados, utilizan ornamentos propios de su función o dignidad.
Se consideran ornamentos litúrgicos más solemnes la capa pluvial y el humeral.