EL CHOPO DEL MOLINO
Soplaba el vendaval. Tu fuerte lanza
tronchóse en el fragor de la batalla.
Sobrecoge el silencio a la canalla,
pletórica de risas y de danza.
No es lucha baladí, cosa de chanza,
aquesta tan cruel en que se halla
el chopo gigantón, maternal aya
protegiendo la casa de labranza.
Callóse el huracán, borróse el rayo.
Los niños a jugar, por fin, salieron
tras mudos implorar del cielo ayuda.
De tu firme quehacer danos el tallo
que germine en los pechos que ya vieron
cómo en ti el valor no admite duda.
Alfonso Gil González
Cehegín, agosto 1991