Injusta justicia
Dime, Padre común, pues eres justo,
¿Por qué ha de permitir tu providencia
que, arrastrando prisiones la inocencia,
suba la fraude a tribunal augusto?
¿Quién da fuerzas al brazo que, robusto,
hace a tus leyes firme resistencia,
y que el celo que más las reverencia
gima a los pies del vencedor injusto?
Vemos que vibran victoriosas palmas,
manos inicuas, la virtud gimiendo
del triunfo en el injusto regocijo.
Esto decía yo, cuando riendo
celestial ninfa apareció, y me dijo:
Ciego, ¿"es la tierra el centro de las almas"?
Bartolomé Leonardo Argensola
Capellán de Doña María de Austria