Desde mi celda doméstica
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martes, 19 de mayo de 2015

ALEJANDRO VI


Alejandro VI


Alguien, en el frontispicio de su biografía, dice de él que fue mundano, corrupto y ambicioso, defectos éstos que nos hacen pensar en la decadencia papal de aquella época del Renacimiento. Ocupó la silla de san Pedro desde 1492 a 1503. Rodrigo Borgia, así se llamaba, había nacido en Játiva (Valencia) en el año 1431. Su tío, Alonso de Borgia, había sido obispo de Valencia y, más tarde, cardenal y papa, con el nombre de Calixto III. Éste había influido poderosamente en la educación eclesiástica de su sobrino Rodrigo, al que hizo estudiar en Bolonia y al que elevó al cardenalato en 1456, llegando a ejercer de canciller durante el papado de Pío II. Llegó, además, a ser obispo de Valencia, Oporto y, mira por dónde, de nuestra diócesis de Cartagena.
De una noble romana, Vanozza Catanei, tuvo cuatro hijos: Juan, César, Jofré y Lucrecia. En un tumultuoso cónclave, Rodrigo Borgia sale elegido Papa en la noche del 10/11 de agosto de 1492, tomando el nombre de Alejandro VI. Al año siguiente, nombra cardenal a su hijo César. Su otro hijo Juan fue hecho Duque de Gandía. El tercer hijo, Jofré, casó con Sancia, hija del rey de Nápoles. Y, por último, su hija Lucrecia casó, en primeras nupcias, con Giovanni Sforza de Milán, cuyo matrimonio fue anulado por impotencia del marido; casó, después, con Alfonso de Aragón, pero, tras el asesinato de éste, se casó de nuevo con Alfonso I de Este, duque de Ferrara.
Como mecenas de las artes, Alejandro VI, erigió la Universidad de Roma, restauró el castillo de Sant´Angelo, embelleció los palacios vaticanos y persuadió al gran Miguel Ángel para que planificara la Basílica de san Pedro. Y llegó a celebrar el 1500, con gran pompa, como Año Jubilar. En cambio, tiene en su contra la condena a Savonarola para ser quemado vivo, y el reparto, como hábil administrador y político, del recién descubierto Nuevo Mundo entre España y Portugal. 
Habiendo recibido los últimos sacramentos, falleció en Roma el día 18 de agosto de 1503. Hay en el Vaticano un fresco, pintado por Pinturicchio entre 1492 y 1494, en que se ve al papa Alejandro VI, de rodillas, en actitud devota  y orante. Como debe ser.   

Alfonso Gil González

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