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martes, 19 de mayo de 2015

MÚSICA Y CUARESMA


Música y Cuaresma


Si la buena música, de por sí, es uno de los más bellos lenguajes en nuestra comunicación con Dios, la polifonía religiosa es justamente la adecuada para este tiempo en que debemos dar más espacio a la reflexión y a la escucha de mensajes humanizadores y llenos de paz. Da igual que esté cantada en latín, en español o en cualquier otra lengua. La música es algo más que la materialidad impresa en el pentagrama. Ella te ayuda a adentrarte en tu interior. No es por casualidad que las más inspiradas páginas de la escritura musical se hallen en el campo religioso. 
Por otra parte, la música religiosa puede ser vocal, instrumental o ambas cosas conjuntamente. En estos días que se avecinan la música instrumental por excelencia son las marchas pasionales o de procesión. Pues ellas intentan atraer la atención del espectador sobre el “misterio” que, a la vez, contemplan sus ojos a través de una Imagen. Esto a nivel popular. De forma más selecta, música instrumental para este tiempo pueden se consideradas las tocatas para órgano de Bach o lo conciertos para órgano y orquesta de Haendel. 
Respecto a la música vocal, a capella, los llamados motetes acaparan el mensaje religioso para este tiempo. Habiendo como hay motetes marianos, eucarísticos, hagiográficos, etc…, en este tiempo cuaresmal destacan, lógicamente, los referentes a la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Y, entre éstos, hay que destacar los dedicados al Triduo Sacro, también llamados responsorios de Semana Santa, pues solían cantarse en los Oficios de Tinieblas de Jueves, Viernes y Sábado Santo. Ejemplo singular de esta polifonía religiosa son los que escribiera Tomás Luis de Victoria, en España, y Palestrina en Italia.
Sin embargo, hay una magna obra de partituras religiosas para Coro con acompañamiento de Orquesta, órgano y otros instrumentos. Todos los grandes compositores han tenido a gala dejar para la posteridad obras colosales de este género religioso, manifestado principalmente en Misas, Oratorios, Cantatas, Réquiem y Pasiones. Son innumerables. No obstante, me permito destacar algunas, por si quien esto lea se siente animado, estos días, a escuchar alguna. Entre las Misas, mi opción está en la Misa en Si menor de Bach, Misa Solemne de Beethoven, Misa de la Coronación de Mozart, y la Misa Solemne a Santa Cecilia de Gounod. Pero, como digo, hay muchísimas más y para todos los gustos. Entre los Oratorios, yo me quedo con el Oratorio de Navidad de Bach, con El Mesías de Haendel, con Elías de Mendelssohn. Entre las Cantatas, eminentemente, las de Bach. Son tantas y tan bellas, que te llevaría mucho tiempo antes de escuchar otras muchas compuestas, incluso de género no religioso, como la Cantata per Venecia de Germani. Entre los “Réquiem”, por supuesto, el de Mozart y el de Faure, como más íntimos y sobrecogedores. Pero, qué duda cabe, están otros tan grandiosos y sorprendentes como el de Berlioz, el de Verdi, etc.. Y yo añadiría la Música para los Funerales de la Reina Mary de Purcell, que te dejarán anonadado. Pero, repito, hay muchísimos más ejemplos, y valiosísimos, de esta música fúnebre para voces con acompañamiento instrumental.
Por último, y ciñéndonos aún más al tiempo litúrgico en que nos hallamos, están las PASIONES.  Sobre las escritas en toda la historia de la música, antes y después de Bach, ciertamente, ninguna como la que Juan Sebastián dedica a la Pasión según san Mateo. El mismo Bach escribió otras más, pero ni él mismo pudo superarse. De tal modo, que esta obra suya está considerada la página cumbre de toda la literatura musical de todos los tiempos. No tendría espacio en este periódico para escribir sobre ella. Y es que hablar de Bach nunca es bastante. Su apellido significa riachuelo, lo que, evidentemente, no le hace honra. En realidad, Bach es un océano abismal.    
La música religiosa ocupa un puesto preponderante en el panorama de este arte maravilloso. La historia de occidente ha caminado en este sentido, y nadie puede discutir que, al igual que pasa con la música, lo religioso cristiano acapara las más bellas y valiosas manifestaciones en cualquiera de las artes. Y este es el tiempo, precisamente, en que, aislándonos del mundanal ruido, te invito a saborear, en esta Cuaresma, lo que los más grandes artistas han plasmado acerca de lo más grande acaecido en la historia humana: el misterio de la Redención.



Alfonso Gil González

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