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martes, 19 de mayo de 2015

MÚSICA BARROCA


El Barroco


En marzo de 1991 garbé una serie de pequeñas piezas de música barroca, emitidas por Radio Nacional de España. A través de ellas me introduje en un mayor conocimiento de ese mundo cortesano, al servicio del cual estaban tantos y tantos compositores de primera talla, como deseo mostrarte, caro lector. Debemos remontarnos a la época del compositor italiano Corelli (1653), que desplegó su actividad en Bolonia, Roma, París y el país germano. En Roma compuso la mayor parte de las obras que de él se conservan. Él consolidó la forma del llamado Concerto Grosso. Junto con Stradella, fue el primero que utilizó esa forma de concierto en la que un reducido grupo de instrumentos, llamado Concertino, se opone al grueso de la orquesta.
En segundo lugar, debemos fijarnos en el francés Couperin (1668), afamado clavecinista y compositor, al que se le llamó Francois Couperin “el Grande”, para diferenciarlo de su tío, también músico y con el mismo nombre. En estos días cuaresmales, yo destacaría su motete Lauda Sion Salvatorem para 2 sopranos y continuo.
El compositor veneciano del siglo XVIII, Baltasare Galuppi, fue maestro de capilla de San Marcos de Venecia, y es autor de más de cien óperas, cultivando, además, el Oratorio, las Cantatas, las Sonatas y el mismo Concerto Grosso.
Uno de los compositores más sobresalientes de la historia de la música británica es Henry Purcell. De niño ingresó en el coro de la Capilla Real. Tras sus estudios, fue organista de la abadía de Westminster (1682). Ya citamos su famosa obra sobre los funerales de la reina Mary II. 
Alejandro Scarlatti (Palermo, 1660), fue maestro de capilla de la reina Cristina de Suecia. Vivió algún tiempo en Roma y en Venecia, pero fue en la ciudad de Nápoles donde pasó la mayor parte de su vida, trabajando como director musical del ópera del virrey. Su música es un claro exponente de todos los avances que experimentó dicho arte durante el siglo XVII. Fue, además, un gran impulsor del clasicismo musical.
Obtuvo Bach, en 1722, el puesto de Cantor de la Iglesia de Santo Tomás de Leipzig, y allí permaneció hasta su muerte 1750). Es una figura demasiado grande para hablar de él en este apartado barroco, pero es obligada su referencia. Como lo es citar a Charpentier, que vivió varios años en la hermosa ciudad bañada por el Tíber. Se había convertido en discípulo de Carissimi, autor de diversas obras y colaborador de Moliere. Destaca, sobre todo, en el cultivo de la música religiosa. Valga como ejemplo, para estos días,  el motete dedicado a Santa María Magdalena Sola vivebat in antris. Una maravilla. 
Dietrich Buxtehude fue uno de los compositores y organistas que ejercieron una mayor influencia en Bach. De origen sueco, se estableció en la ciudad alemana de Lübeck como organista. Por cierto, allí vive un caravaqueño de mundial fama en la astrofísica. Buxtehude alcanzó muchísima fama por los conciertos que ofrecía en las tardes de los domingos de Adviento. Bach y Haendel fueron grandes admiradores suyos. Es sabido que Bach recorrió a pie más de 200 kilómetros para poder escuchar al famoso concertista de órgano.
Uno de los más importantes cultivadores del Concerto Grosso fue Haendel. Son 22 los conciertos para orquesta, donde prevalece la gracia italiana, país en el que vivió durante tres años. Aunque ya sabes que su vida la pasó prácticamente en Inglaterra, siendo considerado el más alemán de los ingleses y el más inglés de los alemanes.
Un compositor prolífico de esta época barroca es Telemann (1681). En su época fue criticado por la ligereza de sus obras. Fundador del Collegium Musicum de Leipzig, y jefe absoluto de la música en la ciudad de Hamburgo, poseyó el don de la facilidad discursiva, eludiendo la retórica propia del mundo barroco.
Tomaso Albinoni pertenece, como Vivaldi, a la escuela veneciana. Su música es cálida, cromática, de una sensibilidad especial e inconfundible. Su aportación al concerto grosso fue más que notable. 
Hay otros autores no muy conocidos, pero muy buenos compositores de esa época barroca, como el húngaro Esterhazy (1635), el checo Vejvanovsky, afamado trompetista; Werner (1693) anterior a Haydn en su cargo en la corte, y autor de 40 Misas, 18 Oratorios y diversa musica instrumental. O Johann Christian Bach, último hijo del gran Bach, conocido como el “Bach de Inglaterra”. Convertido al catolicismo por influencia del Padre Martín, de Bolonia, fue organista de las catedrales de Milán y Nápoles.
Y quedan otros muchos compositores por citar. Sobre todo, Vivaldi, del que nos ocuparemos otro día, que hasta el propio Bach hizo trascripciones de sus conciertos, ennobleciéndose ambos con iguales partituras que han llegado hasta nosotros como piezas maestras de un mundo sonoro que nos atrae poderosamente, verdadero patrimonio inmaterial de la humanidad.

Alfonso Gil González

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