La sombra de la Cruz
El misterio de Cristo es todo él de resurrección, pero es también un misterio de muerte. No existe el uno sin el otro.
La humanidad no se unificará sino cuando renuncie a considerarse a sí misma como fin.
Dios por esencia es el ser que no admite iguales; hay que amarle exclusivamente o no se le ama.
El humanismo cristiano tiene que ser un humanismo transformado. De ningún amor natural se pasa fácilmente al amor sobrenatural. Hay que perderse para encontrarse.
No puede existir una fraternidad definitiva más que en una adoración común.
En Cristo muerto en la cruz se sacrifica y muere la humanidad entera que él llevaba.
Henri de Lubac
Teólogo del siglo XX