La oración dominical
El capítulo 9 (9-15) recoge esta bella Oración que, sin duda, es la más conocida en todo el mundo y traducida a todos los idiomas conocidos. El texto original, del evangelio llegado hasta nosotros, está en griego, pero San Jerónimo la tradujo, con el resto de la Biblia, al latín, lengua que ahora debería hablar toda Europa, y no esa imposición del inglés. De modo que yo os la voy a poner tal cual se empezó a rezar en todo el Imperio Romano, y que dice así:
Pater noster qui es in caelis:
sanctificetur nomen tuum.
Adveniat regnum tuum.
Fiat voluntas tua
sicut in caelo, et in terra.
Panem nostrum supersustantalem da nobis hodie.
El dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris.
Et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo. Amen.
Os recuerdo que en latín no hay acentos ortográficos, sólo prosódicos, y no hay palabras agudas.
Jesús nos pedía que oráramos de esta manera. Y nos recordaba que, si nosotros no somos capaces de perdonar las faltas de los otros, tampoco nuestro Padre podrá hacerlo con las nuestras.
Alfonso Gil