Recta intención en el orar
Seguimos escuchando a Jesús sobre cómo orar y, según el evangelio de Mateo (6, 5-8), nos recuerda que cuando oremos no seamos como los hipócritas que se hacen visibles en las sinagogas y en las plazas para ser vistos por la gente: ya reciben su recompensa con eso. Sino que, cuando ores, entra en ti mismo, cierra la puerta y ora a tu Padre que ve a oscuras, y él te recompensará.
Por tanto, cuando oréis, no digáis mucho discurso, como piensan aquellos que creen que serán escuchados por su mucha verborrea. No os parezcáis a los tales, pues vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de que se lo digáis.
Sobre la oración y cómo orar se han escrito páginas y páginas. Todos los tratados de mística hablan profusamente de ese tema. Pero creo recordar, leyendo la biografía del famoso santo Cura de Ars, que él observaba a un hombre que cada día entraba al templo y se sentaba en el último banco sin decir una sola palabra. Y así pasaba un buen rato, en absoluto silencio. Preguntado por el santo cura por qué no oraba con palabras, le contestó el campesino: "Yo Le miro y él me mira".
Alfonso Gil