Desde mi celda doméstica
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viernes, 31 de julio de 2015

CONCIERTOS ALFONSINOS N. 4




La Pasión según san Juan


Con agradecidos aplausos se recibe la entrada de los componentes de la Filarmónica de Berlín al centro de su flamante y coqueto Auditorio. En esta ocasión, van a estar conducidos por Sir Simon Rattle,  que va a interpretar, nada menos, la “Pasión según san Juan” de Johannes Sebastian Bach. Ésta y la dedicada a la del evangelio de San Mateo son obras cumbres de la historia de la música, donde Bach, prolífico en todo –tuvo 20 hijos- se gana con justo mérito la paternidad musical en la historia humana. Escogidos solistas aporta Rattle para esta obra: Juliane Banse –soprano-, Michael Chance –contratenor-, Ian Bostridge –tenor-, Rainer Trost –tenor- y Thomas Quasthoff –barítono-. Imposible hablar de ellos en tan poco espacio de papel. Se les une el Coro de Cámara de la RIAS. La orquesta afina con el La del órgano. Rattle tiene una hermosa cabellera rizada, natural, de color grisáceo. La de Bach era postiza.
El esquema de las “pasiones” de Bach sigue este orden: Introducción orquestal y coral, intervención del narrador-evangelista, que va dando paso, bien a solistas, bien al coro. Se narra y canta, se recita y medita la pasión y muerte de Jesucristo según está escrita, en este caso, por el evangelista san Juan. Concluyen con gran coro final a toda orquesta. La voz de tenor sirve para la narración y para algún otro personaje. La soprano suele representar los lamentos del alma o de personaje femenino. El barítono, la voz de Jesucristo. El Continuo soporta la voz del narrador. Los violines, la de Jesús. Las cuerdas, en general, a las corales. Toda obra “pasional” tiene un halo de misterio, de recogimiento devoto. Pero esta de san Juan no tiene la magnificencia, ni el mismo grado de espiritualidad que la Pasión según san Mateo. Es más, digamos, de cámara ésta que nos ocupa.
Simon Denis Rattle es un director inglés, nacido en 1955. Pianista, violinista y percusionista, saltó a la fama cuando se atrevió a dirigir la segunda sinfonía de Mahler, de la que, un día, hablaremos. Hoy está entre las batutas más requeridas del sinfonismo. 
De Bach no hay que decir nada. Él no es un riachuelo=bach, sino un inmenso océano, que contiene todo lo que la música ha podido dar hasta hoy. Queda por nacer quien le iguale, y, posiblemente, nunca nacerá quien lo supere.

Alfonso Gil González

He aquí un fragmento de esta obra:



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