ESTE SIN VIVIR
No es por nada, Señor, no me interesa
este ir y venir desosegado,
este sin vivir, este alocado
huir del cazador, como la presa.
Esa voz de tu boca, que embelesa,
me tiene el corazón tan destrozado,
que corro hacia Ti como imantado…
¡mas qué pronto olvido tu promesa!
Cielo y tierra habitan me la nada
de este tiempo fugaz en que perezco
buscando en cada choza tu Morada.
Sea eso, quizá, lo que merezco,
oteando la luz de tu alborada,
¡cuando sólo por verte yo fenezco!
Alfonso Gil González
Cehegín, octubre 2015