Capítulo LXXXVIII
Enfermera
Mayo de 2005 lo iniciaba con estas palabras: Tengo, Señor, la sensación de que el tiempo se me escapa de las manos. ¡Toda una vida que no ha sido completamente para Ti, aunque sí de deseo! Ten piedad de mi.
Invitado por el alcalde de Cehegín, José Soria García, y por el concejal de Comunicación, Francisco Abril Ruiz, asiste mi padre a la presentación de la nueva publicación El periódico de Cehegín, que tuvo lugar, el 6, en el Palacio de los Fajardo (Museo Arquelógico). Al día siguiente, iba a Murcia para asistir a mi graduación como enfermera en la Facultad de Medicina de la Universidad.
El 17, día de san Pascual Baylón, escribe en su diario: Un día de estos debo tomar una determinación respecto a la Semana Santa. Debiera preocuparme de aspectos más de acuerdo a los signos de los tiempos: la inmigración, el ecumenismo… Al día siguiente, remata: No es lógico que las Hermandades, si existen, vayan en esa dirección de vanidad. Y es que las cofradías, en general, no tenían las mismas preocupaciones que su Presidente. Iban a su bola, como suele decirse. Y fue esa, el darles sentido cristiano y eclesial, una de las más hermosas tareas que conseguiría con los años al frente de las mismas.
El 22 de mayo, una vecina de la calle Lope de Vega, María Jesús, le mostró una carta de su tío seminarista, antes de ser martirizado en la guerra civil, y el parte oficial y cobarde de su muerte. ¡Todo un documento republicano!, diría papá.
El 23, se entera de la trágica muerte de Daniel González Gómez, hijo menor de sus amigos Cristóbal y Maruja, estudiante en Almería. Asistiría a su sepelio.
El 28, en cambio, asistió a la boda de su amigo Juan Tudela y Teresa, buenos cristianos comprometidos. En su invitación habían hecho escribir aquellas palabras de san Juan en su Primera Carta: Amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque DIOS ES AMOR.
De tarde en tarde, y más o menos por este tiempo primaveral, nos visitaba un matrimonio de la Puebla de Mula, Pepe y Pepa, que acompañaban a otro de Madrid, Alfonso y Mari Carmen. Y siempre traían algo de su huerta, como en esta ocasión: limones y naranjas y patatas. Y ellos se llevaron la medida de la Virgen del Pilar para un familiar enfermo. Dicha medida consistía en una cinta con los colores de la bandera española, que procedía de Zaragoza y había sido bendecida ad hoc. Y era de larga como de alta la Imagen de la patrona aragonesa. Días después, los Príncipes de Asturias visitarían la ciudad de Mula.
El 4 de junio, hubo un nuevo encuentro en el Centro Islámico de la Puebla de Don Fadrique, reuniéndose con sus amigos de Huelva y Sevilla. Días más tarde, llevaría a ese centro al grupo de oración de los sábados y a los del curso bíblico semanal. A causa de estas visitas, mi padre se determina a leer detenidamente los 114 suras o capítulos del Corán. Hizo un profundo estudio del mismo, del que hablaré en el siguiente capítulo, y realizó un breve trabajo sobre la influencia cristiana en el libto islámico: Jesús, María, Juan y la opción por los pobres… Lo titularía Referencias cristianas en el Islam. El 9, ya en Cehegín, acude a la inauguración del cocedero de marisco El Bokerón, así, con “k”, que pertenecía a una cantante del coro, de la cuerda de contraltos. Y, el 11, marcha con el Coro a Benidorm para intervenir en un Encuentro de Coros Populares: Neath Port Talbot Cancer Challenge Singers, dirigido por Joan Lewis, y con la pianista Juliette Newbrrok, muy simpática; Agrupación Coral de Benidorm, dirigida por José Vicente Asensi; y el Coro Ciudad de Cehegín. Cenaron todos juntos en el Hotel Madeira.
En Orihuela, el 14, asiste a un acto municipal en que se presentaba un libro del fallecido historiador franciscano, Agustín Nieto Fernández, titulado Santas Justa y Rufina en la historia de Ortihuela. Anton Javaloyes y su esposo les invitaron a cenar a él y a mi madre.
Junio lo acabaría con la lectura de un libro biográfico sobre Fortunato Arias Sánchez, sacerdote inmolado en Hellín, en agosto de 1936.
Estudio del Corán
Esto escribe en su diario de finales de junio de 2005:
He iniciado la lectura detenida de El Corán. Veo que en sus capítulos o suras hay un reconocimiento de personajes y hechos del Antiguo Testamento, así como de Jesús, hijo de María. Tiene palabras de aceptación de la Creación, de Adán, del Paraíso, de Abraham, Isaac, Ismael, Jacob, Moisés… Y contiene legislación sobre el matrimonio, divorcio; sobre la herencia y sobre el trato social. Se hace mucho hincapié en el valor de la oración y de la limosna. Se reconoce la elección antigua de Dios sobre Israel y el importante papel de los profetas. Y hay una serie de prescripciones, tomadas igualmente del Antiguo Testamento, referentes a la alimentación, y el reconocimiento de las religiones precedentes al Islam: judaísmo y cristianismo.
He seguido leyendo el Corán con sus suras y sus aleyas. En todos ellos se citan frecuentemente a Jesús, el hijo de María, y se le niega el que sea hijo de Dios. Es decir, no entiendo cómo el Coraán limita el poder de Alá cuando, al mismo tiempo, le hace Todopoderoso. Veo que el mensaje nuclear es resumible en pocas palabras, y es sobre lo esencial donde debemos establecer base común para el diálogo y la mutua comprensión.
Continúo la lectura del Corán. Observo lo reiterativo de sus aleyas, y de términos como pecado, castigo, perdón, infierno, mensajeros, ángeles, satanás, unicidad de Dios, vida última, jardín, día del levantamiento, fe, incredulidad, “sabat” y “zakat”, Alá… y tres signos al principio de algunas suras: “Alif”, “Lam”, “Mim”, “Sad”, “Ra”…
Siguiendo la lectura del Corán, vemos cuán repetidas están las palabras guía, recitación, casa inviolable, asociadores, juicio, libro… Pero hay una persistencia a limitar el poder y amor de Dios, por ejemplo, limitándole que el pueda engendrar un hijo. Supongo que será un fallo cultural o filosófico. Si el Corán fuera un cuadro, se asemejaría a una pintura naif de la Biblia de antes de Cristo. Es repetitivo, infantil y primario; muy lejos de la madurez que supone el desarrollo teológico del Nuevo Testamento.
Sigo con la lectura del Corán. Ya que me lo he propuesto, terminaré de leer todo el Libro; pero es cansino, reiterativo, vengativo, y está a una distancia equivalente a la habida entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. No sé si me animaré, al acabarlo, a hacer un estudio más profundo. ¡Que Alá me proteja!
Continúo pacientemente con la lectura coránica. Hay alguna frase ingeniosa, pero intenta remedar tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, sin novedad especial.
He terminado la lectura de los 114 suras que contiene el Corán. Haré ahora un pequeño estudio de la influencia cristiana en el mismo.
Y sabemos que lo hizo, porque en el siguiente encuentro en el centro islámico, al que, como decía, asistían sacerdotes y fieles católicos, junto a algunos musulmanes, efectuó lectura del mismo y hubo diálogo enriquecedor.
El 7 de julio de 2005 hubo un atentado terrorista en Londres, semejante al efectuado en Madrid tiempo atrás.
Fruto de una conversación habida en casa, papá escribe en su diario del día 13: El Internet no es un peligro, de por sí, para la convivencia. Sí lo es el no saber perdonar, y el no querer o poder olvidar los fallos ajenos.
El 18, viaja a Orihuela, acompañando al alcalde de Cehegín, José Soria, y al concejal de cultura, Nicolás del Toro. Se trataba de visitar la Sede de la Semana Santa oriolana, así como, seguidamente, la de Abarán. De vuelta al pueblo, comieron en Calasparra. Papá anotaría el calor intenso en toda España.
El 25, concluye la lectura de un libro de mi primo Francisco Soler Gil, titulado Dios y las cosmologías modernas, y escribió una reseña para el periódico. El 27, va a Cieza para comunicarle a Vicente Hernández Chumillas, párroco de la iglesia de San Juan Bosco, que será el próximo pregonero de la Semana Santa de Cehegín.
Para alabanza de Cristo. Amén.