Desde mi celda doméstica
Buscando...
sábado, 2 de mayo de 2015

DE BONITATE


De Bonitate


¡Qué libro tan extraordinario podría escribirse sobre la Bondad!
La bondad está en el inicio de los inicios. Dios es la Suma Bondad. La bondad es el chispazo que pone en funcionamiento la caridad y todo bien posible. No es posible entender el universo, y menos al hombre, sin esa cualidad divina que ha inserto en la creación toda. Ella permite al ser humano, creado a imagen y semejanza divina, proyectar en el mundo los albores de un reino que no es, precisamente, de este mundo. Hacia él caminamos y sólo la bondad será capaz de conseguirlo.
   La bondad nos hace iguales, pues ella detecta la carga de bien que porta toda criatura. Cuando eso sucede, toda barrera se rompe y llegamos a entender de forma sencilla y palpable qué sea lo cristiano en su más prístina expresión. Cristo, el hombre para los hombres, a cuyo aniversario natal iniciamos la andadura cada Adviento, nos lo hizo ver así. Ella está por encima de toda ley, de toda religión, de toda filosofía. Ella es el sello de nuestra filiación divina y de nuestra fraternidad humana.
   En realidad, celebrar la Navidad es repensar la de la historia misma. Cristo nace como primogénito de toda la creación. También resucitará como tal. De ahí que su vida sea la encarnación in capite de la bondad divina, semilla que, como digo, todo hombre porta en el surco de su corazón, en el abismo insondable de su propio misterio. Dadme un hombre bueno, esté donde esté, y yo os diré: He ahí un miembro coherente del cuerpo cristiano, cuya cabeza, Jesús de Nazaret, pasó haciendo el bien. Lo demás, y los demás, somos otra historia.

Alfonso Gil González
Compartir en :
 
Back to top!