Desde mi celda doméstica
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sábado, 2 de mayo de 2015

DE ANTONIO A LA PLUMA

De Antonio a la pluma


Cumplo, así, la promesa hecha a mi amigo de publicar la idea esencial que me comunicó, tras decirle yo que adquiriera con más asiduidad este semanario comarcal. Me decía Antonio que si los que nos dedicamos a escribir lo hiciéramos más con el corazón que con la cabeza, sería enorme el bien sembrado en el surco cordial de los lectores. Que si dejáramos expresarse al niño que llevamos dentro, este mundo, sin duda alguna, sería muchísimo mejor. Que si los buenos sentimientos, tan propios del ser humano, consiguiéramos trasvasarlos del alma a la pluma, y nos dejáramos de chorradas mentales y, mejor aún, de incordiar con nuestros pensamientos, tantas veces enfangados por políticas y comadreos sin cuento, el clima social que generarían escritores tales sería el adecuado para la educación de los niños, la formación de los jóvenes y el solaz de nuestros mayores, generándose y potenciando una festiva convivencia, a todas luces necesaria. 
Yo quedé en silencio mientras mi amigo así me aconsejaba. Como veía que tenía muchísima razón, y que no era hombre de los que él y yo llamamos de ciencia oculta, me limité a responder: - Sí, señor. Y mi próxima columna la titularé “De Antonio a la pluma”-. Lo que cumplo con esta de hoy, para satisfacción suya, regocijo de su cofradía de pescadores y utilidad pública de este nuestro Noroeste que tantos tenemos la dicha de compartir.


Alfonso Gil González

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