Desde mi celda doméstica
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viernes, 8 de mayo de 2015

LA SUERTE ESTÁ ECHADA


La suerte está echada


Una vez más, y confiemos que sean muchas en el futuro, los españoles van a las urnas a depositar su voto y sus esperanzas. Cuando se produzca el escrutinio, la mitad de España se considerará vencedora sobre la otra mitad. Es una especie de partido de fútbol en que los perdedores tendrán que esperar al partido de vuelta, a los cuatro años.
Gane quien gane y pierda quien pierda, España volverá a soñar en una vida mejor y más digna para sus hijos. ¿Habrá más trabajo? ¿Se educarán mejor sus hijos? ¿Crecerán más seguros y sanos? ¿Atisbarán un futuro más halagüeño para sus vidas? Esas serán, entre otras, las grandes preocupaciones que la madre España seguirá teniendo cuatro años más, gane quien gane y pierda quien pierda.
Dicen que esto es el juego de la democracia, pero no debiera tomarse a juego. Es muy serio  responsabilizarse de las vidas de tantos millones de ciudadanos. Es serio y delicado a un tiempo. Nosotros, como el resto de los seres humanos, tenemos una casa común, una tierra común, un devenir común, una meta común. No transcurre nuestra existencia en islotes incomunicables. Si hay algo que identifique a lo humano, amén de su dimensión trascendente, es ese sentido de la sociabilidad, del encuentro, de la solidaridad y ayuda mutua. Los nacionalismos corren el riesgo de enguetarse. Incluso España puede correr ese riesgo respecto a las demás naciones de este nuestro mundo.
Sí. Es muy noble  ir a votar. Pero, una vez rotas las urnas, nuestra suerte, para bien o para mal, estará echada.


Alfonso Gil González

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