TESOROS EN CINTA MAGNÉTICA
TOMO PRIMERO
Ardua tarea esta de poner por escrito el inmenso caudal de arte musical que, recopilado en más de mil quinientos cassettes, grabados a través de casi cinco décadas, se guarda archivado, en humilde silencio, entre los libros, CDs y DVDs que ocupan apretadamente las estanterías de este despacho, pequeña y celeste celda en que paso gran parte del día, donde rezo, leo y escucho la más bella música compuesta por el hombre, sin duda, bajo la inspiración divina.
Mirando hacia atrás, me admira el imponente elenco de obras que en esta salita se almacenan tan ordenadamente: teología, filosofía, literatura, historia, música…; sobre todo, música. ¿Cómo darla a conocer a los demás? ¿Cómo hacer partícipes a otros de un tan gran tesoro? ¿Cómo ofrecerlo para que despierte la curiosidad cultural? ¿Acaso está capacitado todo el mundo para valorarlo? ¿Puede gustar cualquier persona de la belleza aquí encerrada?
Me he propuesto, por eso, escribir, hacer como aquellos buenos comerciantes que, antes de mostrarnos sus productos, nos adelantan su apetito en unos papeles de propaganda. Y, aunque estos no estén en venta -¿qué valen 50 años de trabajo recopilatorio?-, quiero que esta generación, y las futuras, sepan que, cual en mi caso, hay un rico tesoro en cada casa, no tasado en vil metal, más bien riqueza espiritual de los que en ella viven, pero no exclusivamente para los que moran en ella. De ahí, mi propósito de intentar dejar herencia escrita, por si alguien, estimulado culturalmente, algún día tuviera la suerte, como yo, de llenar la mente y el corazón con sublimes goces que embargan el alma y ayudan, sin lugar a dudas, a madurar como personas humanas.
Siéntese el lector a mi vera y vayamos viendo, juntos, qué hay por estos rincones del saber que sea digno de nuestra admiración y contemplación.
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¡Ah!, mira. Hay una versión sinfónica de LOS PLANETAS, de Gustav Holst, que era hijo de un profesor de piano. Había nacido en 1874. En realidad, fue un músico y compositor oscuro hasta 1919, en que compuso esta magna obra, su opus 32, que lo lanzó a merecida fama y estimación. Fama no alcanzada por sus óperas, ni por su Sinfonía Coral u otras piezas musicales. Como indica el título, verás que cada movimiento está dedicado a uno de los planetas del sistema solar, por este orden: Marte, Venus, Mercurio, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, en que la guerra, la paz, el viento, la alegría, la ancianidad, la magia o el misticismo adquieren sus propias sonoridades. Holst partió de este mundo en 1934. Esta interpretación que escuchas es de la Orquesta Filarmónica Europea, dirigida por Hymisher Greenburg.
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Mira por dónde, aquí tienes dos Sinfonías de Beethoven: la 6ª y la 8ª. Las dos están en la misma tonalidad, el Fa mayor, y ambas están dirigidas magistralmente por el austríaco Herbert von Kárajan. Es curioso que no tenga constancia de la Orquesta que las interpreta. Claro que, tratándose de Kárajan, podría ser la Filarmónica de Berlín, la de la Opera del Estado de Viena, la de la Scala de Milán o la de la Filarmónica de Londres. Quedémonos, si te parece, con la de Berlín, donde estuvo tantísimos años este genial director, del que se dijo que fue miembro del Partido Nazi entre los años 1933 y 1942. En realidad, lo utilizó el nazismo, porque Kárajan procedía de una familia cultísima y él era considerado como niño prodigio del piano.
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Junto a estas obras, verás que hay una cinta grabada con romanzas y arias famosas, en la interpretación del no menos conocido Mario del Mónaco, tenor italiano de la primera mitad del siglo XX. En este registro puede escucharse el LARGO ET FACTOTUM de la Ópera de Rossini El barbero de Sevilla; E LUCEVAN LE STELLE de Tosca, de Puccini; VESTI LA GIUBBE de la ópera de Leoncavallo I Pagliacci; AMORE TI VIETA, de Giordano, en su ópera Fédora; DI QUELLA PIRA, de Il Trovatore de Verdi; ADDIO FIORITO ASIL, de Puccini, en su ópera Madame Butterfly; de Chenier COME UN BEL DI´DI MAGGIO, de la ópera de Giordano, y el aria CELESTE AIDA, de Verdi, de su mágnífica ópera Aida. Es una pena que no conserve la Orquesta que le acompaña al poderoso tenor.
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En cambio, si te fijas, verás que, seguidamente, la Orquesta de la Radio de Hamburgo, comandada por Vladimir Roscoff, hace una muy buena versión de tres obras de Maurice Ravel: Bolero, Alborada del Gracioso y Pavana para una Infanta difunta. ¿Quién no las conoce? Varias versiones hay en este recinto de las citadas obras del músico francés. A él le debemos importantes obras de piano y orquestaciones de obras pianísticas de eminentes compositores. Ravel es uno de los más importantes compositores a caballo entre los siglos XIX y XX.
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Y observarás que, justo al lado, hay una importante ejecución de la celebérrima QUINTA SINFONÍA de Tchaikovski que, dirigida por Marcel Bernarnd, interpreta la Orquesta Sinfónica de Westminster. Sobre esta sinfonía y sobre su autor hablaremos más tarde, pues se conservan aquí varias versiones.
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Nos vamos a fijar, ahora, en el tenor español José Carreras. Como verás, se trata de escucharlo cantando BOLEROS. Concretamente, Solamente una vez de Agustín Lara; Te quiero dijiste y Júrame, de María Grever; Quiéreme mucho, de Gonzalo Roig; El día que me quieras, de Carlos Gardel y Alfredo La Pera; Aquellos ojos verdes, de Menéndez y Utrera; Amapola, de José María Lacalle, y Ay, ay, ay, de Pérez Freire. José Carreras, que superaría la gravísima enfermedad de la leucemia, ha sido una de las voces más cálidas del panorama lírico español.
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Tienes frente a ti un documento histórico de primera magnitud: el Concierto que se dio con motivo de la inauguración del Teatro de la Ópera de Sevilla, el día 10 de mayo 1991, un año antes de la Exposición Universal celebrada en aquella misma capital andaluza. Allí se reunió la flor y nata del lirismo español: Alfredo Kraus, Plácido Domino, José Carreras, Joan Pons, Jaime Aragall, Pedro Lavirgen, Montserrat Caballé, Pilar Lorengar, Teresa Berganza… Eran las 9 y media de la noche. Se inició la inauguración con el Himno Nacional, pues estaba presente la reina de España, Doña Sofía de Grecia. El Teatro de la Maestranza de Sevilla estaba a rebosar. La expectación era enorme. Además de los citados cantantes de primera fila, iban a intervenir la Orquesta Sinfónica de Sevilla y el Coro del Gran Teatro de Córdoba, todos ellos dirigidos por Edmon Colomer, Enrique García Asensio y Luis Antonio García Navarro.
Al himno nacional siguió el Preludio de La Torre del Oro, de Jerónimo Jiménez, que fue muy aplaudido. A continuación, Joan Pons cantaba el aria para bajo de la ópera Rigoletto, de Giuseppe Verdi. La ovación fue de antología, con gritos de “vivas” y “bravos”. Después, dúo de tenores, Plácido Domino y Juan Luque, cantando Mackbeth, también de Verdi, con el coro del Gran Teatro de Córdoba. Los aplausos se entremezclaban, creando una atmósfera muy especial de entusiasmo colectivo. Ovación que se prolonga para recibir a Teresa Berganza, que cantaría el aria del acto I de Tancredo, de Giacomo Rossini. Luego seguía el tenor Pedro Lavirgen con el aria de Don Alvaro, en la Fuerza del Destino, de Verdi. A continación, Alfredo Kraus cantaba el aria A mes amis, de los nueve “Do de pecho”. Ya te puedes imaginar la reacción del público. Era la locura eufórica, porque Kraus tenía una técnica inimitable. Parecía que el Teatro se venía abajo. Indescriptible. Donizzetti sonreiría desde el celestial parnaso. Y la contralto Teresa Berganza, para no ser menos, se cantó las seguidillas de la ópera Carmen de George Bizet. Mas Pilar Lorengar interpretaba con el tenor Jaime Aragall, con la misma maestría, el dúo de Mimí y Rodolfo de La Boheme de Puccini. Hablando de dúos, el Dúo de la Africana, de Manuel Fernández Caballero, lo cantaron, nada menos, Montserrat Caballé y José Carreras. La emoción del respetable llegaba hasta el paroxismo. Se cerraba así la primera parte de este magno concierto.
Antes de iniciar la segunda parte se entrevistó al director artístico del Teatro La Maestranza de Sevilla, Luis Andreu, que explicaba cómo se lograba reunir tantos y tan buenos cantantes en una sola gala, primera de una larga serie en el siguiente año. Se trataba de hacer óperas que tuvieran relación con Sevilla durante la Expo´92. Y se entrevistó, también, a Aurelio del Pozo, el arquitecto del mayor Teatro de España, junto con el arquitecto Luis Marín, que ganó el proyecto. Decía que se optó por la forma circular para obviar problemas arquitectónicos de las calles a las que afectaba su construcción.
La segunda parte se iniciaba con música española. Concretamente, la Canción húngara de Alma de Dios, de José Serrano, en la voz de Pedro Lavirgen y el coro antes citado. Después, Pilar Lorengar, que sustituía a Victoria de los Ángeles, indispuesta por enfermedad transitoria, cantaba la romanza de Paloma del Barberillo de Lavapiés, de Francisco Barbieri. Más tarde, Plácido Domingo y Joan Pons, en el dúo de La fuerza del Destino, ópera que se inicia expresamente en Sevilla. Por su parte, Jaime Aragall, interpretando a Tosca, de Puccini, canta el conocidísimo “adiós a la vida”. A continuación, Plácido Domingo toma la batuta para dirigir el aria que Montserrat Caballé va a cantar de la ópera El Cid, de Massenet. ¿Para qué comentar la ovación? Asombroso. Y José Carreras continuaba con la interpretación de la romanza de zarzuela “No puede ser”, de La tabernera del Puerto, de Pablo Sorozábal. Pieza maestra, y, como tal, premiada con los aplausos del público asistente. Por otra parte, Alfredo Kraus, el eternamente joven Duque de Mantua, sería quien cantase “la donna e movile”, del Rigoletto de Verdi. La prolongada y altísima nota final puso de pie al respetable. No era para menos. El tenor canario demostraba, una vez más, que nadie puede comparársele. Para terminar, Teresa Berganza cantaba la Habanera de Carmen, de Bizet, si bien es cierto que el Concierto de Inauguración de este Teatro de la Maestranza de Sevilla concluiría soberbiamente con el Brindis de La Traviata de Verdi, cantado por todos las voces de esa noche memorable.
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Antes salía Bizet como de pasada por el concierto de hace 20 años en Sevilla. Ahora, date cuenta que tenemos aquí su Sinfonía en Do mayor. Esta versión es de la Asociación Filarmónica de Alemania, que dirige Hermann Schmidt. Es interesante. Bizet nació en 1838 y murió en 1875. Es un compositor francés destacado en el siglo XIX. No parece tener escuela propia y resulta un innovador, pero su música muestra evidente inspiración, fluidez y claridad de ideas, aparte de un gran lirismo. Esta Sinfonía le honra. Ha llegado hasta nosotros tras ochenta años de estar su manuscrito traspapelado por ahí. Tiene algunas reminiscencias de Haydn y de Rossini, y hay quien dice que esta Sinfonía está inspirada en su homónima de Gounod. Vete a saber.
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Coge, por favor, ese cassette. Se titula PERLAS DEL ROMANTICISMO RUSO. Efectivamente, tiene música breve de Tchaikovski, Mussorgski, Gliere, Liadov y Rachmaninov. Son pequeños fragmentos, danzas, preludios, marchas, valses… momentos musicales llenos de belleza y romanticismo. Valen la pena. Además, son piezas para piano que toca admirablemente el también ruso Tomislav Baynov. Un verdadero placer para el oído y para el relax del ánimo. Todos esos autores son del siglo XIX. Gliere, Liadov y Rachmaninov alcanzaron a vivir en el XX. Este último murió el año en que yo vine al mundo. Su música subyuga el alma.
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Hablando de subyugar, mira la carátula de la cinta siguiente: MARIA CALLAS. Sin duda, la mejor soprano del mundo. Mujer de vida dramática, no tuvo demasiada suerte en sus relaciones afectuosas. Pero si la música tiene alguna diva, esa es María Callas. Aquí constan unas grabaciones con la Orquesta de la RAI, con la Orquesta de la Opera de París y con la Orquesta de la Scala de Milán. “Casta diva”, de Norma, de Bellini; la dirige Tullio Serafín. “Bel raggio lusinghier”, de Semiramis, de Rossini; la dirige Alfredo Semonetto. “Una voce poco fa”, de El barbero de Sevilla, de Rossini; la dirige George Sebastián. Y “del tuoi figli la madre”, de la ópera Medea, de Cherubini, dirigiéndola Leonard Bernstein. Todas ellas, arias de especial lucimiento, cual corresponde a artista tan brillante.
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Pero sigamos viendo qué hay por aquí. No deja de ser curioso que hayamos visto este cancionero navideño. Se llama “Christmas KITTY WELLS. Apenas hay más información que los titulares de los Villancicos que tan bella mujer interpreta en un inglés impecable: Dasher with the Light upon his tall – Christmas – Santa is on his way – Christmas ainn´t like Christmas anymore – Jingle bells – Silent night – Here comes Santa Claus – Ole kris kringle – Hawai in a manger.
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Bueno, eso anterior era como un paréntesis en medio del clasicismo sinfónico que tenemos delante de nuestros ojos. Por un lado, de Beethoven, la Sinfonía n. 2 en Re, versionada por la Orquesta Filarmónica de Berlín, dirigida por Herbert von Karajan. Por otro, las Danzas Húngaras, de Johannes Brahms, dirigiendo Karl Ritter a la Orquesta de la Sociedad de Conciertos de Viena. Es una grabación antigua, de hace unos cuarenta años, pero que conserva la perfecta sonoridad.
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Esta otra grabación muestra la interpretación al órgano de La Natividad del Señor, de Olivier Messiaen. En el teclado se halla Simon Preston. Estamos en la histórica Abadía de Westminster, en Londres.
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Esta otra cinta, como ves, encierra cosas muy curiosas. Por una parte, la obra de Manuel de Falla, titulada NOCHES EN LOS JARDINES DE ESPAÑA, con la Orquesta Nacional de España, dirigida por Ataulfo Argenta. Una joya histórica. Le sigue el tenor, también español, MIGUEL FLETA que canta Canción de la espada y Te quiero. Fleta vivió en el primer tercio del siglo XX. Sus pianísimos no han sido igualados por ningún tenor del mundo. Y también hay aquí unas adaptaciones de movimientos de algunas Sinfonías realizadas por Waldo de los Ríos. Vivía yo en Madrid cuando supe de su suicidio. Una pena. En esta cinta están sus arreglos para ritmos modernos de la “novena” de Beethoven, de la “incompleta” de Schubert, de la “cuarenta” de Mozart, de la “tercera” de Brahms, de la “nuevo mundo” de Svorak y de la “juguete” de Haydn.
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¡Qué bien encajan estos mensajes, aquí guardados, con el tesoro musical que estamos viendo! Dime, si no, estas obras que le siguen: la Suite Lírica, de Eduard Grieg, la Marcha de los soldados de madera, de Jessel, y La doncella y la muerte, de Franz Schubert. Son grabaciones de hace ya muchos años, que guardan la nitidez de aquel entonces. Cuando pasen los siglos, sólo debiera quedar la belleza. Lo aquí almacenado es un signo, una llamada a valorar lo eterno, lo imperecedero. He aquí la música en estado puro.
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De Edgar, tienes delante su Severn suite, opus 87. Pieza para ser interpretada con Banda. Es una grabación realizada en directo. Y de J. Strauss, Valses que, esta vez, están interpretados por los PEQUEÑOS CANTORES DE VIENA. Sobre estos ruiseñores de la canción se ha escrito mucho y bien. Lo de esta cinta es un ejemplo más de su buen hacer. En esta ocasión hacen una especial demostración con el Vals del Emperador, del Strauss citado.
De J.S.Bach, hay una bella página para órgano solo, Alla breve en re mayor, BWV 589. A esto le sigue la Sinfonía n. 2, opus 14 –OCTUBRE- de Shostakovich, interpretada por el Coro Académico de la URSS y la Orquesta Sinfónica de Moscú, dirigida por Kiril Contrassin. Un sinfonía revolucionaria, pues hace referencia a la revolución de 1917. Por último, en ese cassette que tienes en las manos, está La oración del torero, del español Joaquín Turina. Obra llena de encanto y andalucismo. Es la opus 34 de su autor. La versiona al piano Jacinto Matute.
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He aquí una grabación realizada en la iglesia de san Miguel de Cuenca: Tres canciones, de J. Pildain, cantadas por la coral universitaria de La Laguna. Eseri emen, para soprano y piano, escrita sobre texto de Nicolás Ormaechea, como encargo para la Semana Santa de 1977. La interpretan Josefina Cubeiro y Angel Soler. Y Tríptico abulense, ambiciosa página para órgano en la que se evocan tres célebres monumentos de la ciudad castellana. El Monasterio de la Encarnación, el Monasterio de Santo Tomás y la Basílica de san Vicente. Es una grabación de 1974, siendo intérprete Esteban Elizondo.
La obra a la que me refería era El pobre Valbuena, zarzuela de Torregrosa y Valverde. Se estrenó en el Teatro Apolo de Madrid, el 1 de julio 1904. A destacar en el primer cuadro: el número de los ciegos y las seguidillas. Valbuena es un fresco que finge desmayarse cuando está entre mujeres. Intervienen: Ana María Iriarte, Selica Pérez Carpio, Miguel Ligero y Antonio Alfonso Vidal, con los Coros Cantores de Madrid y Orquesta Sinfónica bajo la batuta del maestro Tejada.
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Le seguía el Concierto grosso n. 3, de Scarlatti, interpretado por la Orquesta Boccherini de Madrid, dirigida por Alberto Blancafort. Suaves notas que invitan a la siesta anímica. Como las correspondientes al Preludio y Muerte de Isolda, de Richard Wagner, en versión de la Orquesta de la Royal Opera House, dirigida por George Solti en el Coven Garden de Londres. De Solti habrá ocasión de hablar más adelante. Fue un gigante de la batuta. La música de Wagner es verdaderamente sublime. Grandiosa y romántica a un tiempo, uno se siente transportado a esferas superiores.
Arthur Warsan, al piano, toca la Fantasía en re menor, KV. 397, Mozart. Concluye esta cinta con la Historia del soldado, de Igor Stravinsky. Es curiosa la evolución experimentada por la música rusa. Esta obra, que está dirigida por el propio autor al Conjunto de Cámara de Columbia, es una significativa muestra.
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No podría en justicia decirse que se trate de una de las obras más trascendentes de la especialidad, pero sí de las más brillantes y gratas en el virtuosismo y el curso de aliento lírico. Con ecos de éste, no lejanos en el mundo romántico, el Segundo Concierto para violín orquesta, del compositor ucraniano Carol Szimanowsky, estrenado ya en 1933, en un concierto de la Filarmónica de Varsovia, es buen ejemplo de la calidad de este músico, más austero, más medido y grave que su hermano mayor, despejado muy deliberadamente de reminiscencias orientales de colores impresionistas, sin que por ello falten ecos de un popularismo de entraña que reclama con el solista una formación orquestal muy amplia, en la que no falta con los habituales elementos de la cuerda, madera, metal y percusión, un piano. El virtuosismo es directo, brillante, muy de prueba para el solista, que en todo resulta acreditativo de la clase de un músico bastante menos conocido de lo que debiera serlo. La versión es la interpretada por la Orquesta Ciudad de Barcelona, a las órdenes del maestro Ibaqui, siendo excelente solista Henri Sherink. Grabación en directo.
Música completamente distinta es este Peer Gynt, de Eduard Grieg, que está inconcluso en esta cinta, pero que es una joya de grabación, habida cuenta de los muchísimos años que está oculta en este cassette que has abierto. Romanticismo puro.
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No así el Dies Irae, u oratorio en memoria de las víctimas de Auschwitz, compuesto por Penderecki. Y, menos, su Polymorphia, o su De natura sonoris, dedicado a las víctimas de Hiroshima. Este autor, católico, así como BACEWICZ, con su Música para cuerda, trompetas y percusión, y BAIRD, con las seis canciones de su Erótica, componen el bloque de esta cinta, diría yo, tan singular y extraña. Saborearla supone degustar mucho la música y saberle encontrar ya la quintaesencia del arte que combina el sonido con el tiempo, no siempre de modo tan esperado.
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He aquí una interesante selección de la obra de Katchaturian, Espartaco. Música de cine, en realidad, que da soporte sonoro a la película del mismo título. La música juega un papel esencial en la proyección fílmica. Ella, sin palabras, nos hace entender e imaginar la secuencia de imágenes en la pantalla y el sentido, muchas veces, del argumento. Me admira la perfección de esta añeja grabación de la Orquesta Sinfónica de Londres, dirigida por el mismo compositor.
De J. S. Bach, tenemos en el mismo cassette la Sonata para viola de gamba y clave BWV 1028, y alguna canción del tenor Miguel Fleta Burro, fallecido en los años de la contienda civil del pasado siglo, aunque no a consecuencia de la misma. La sonata bachiana la interpretan Johannes Koff y Gustav Leonhard. En cambio, Fleta canta HENCHIDO DE AMOR SANTO, romanza de La Dolores.
Beethoven y Vivaldi completan estas grabaciones de la cinta. Beethoven, con el Concierto n. 4 para piano y orquesta, opus 58 en sol mayor, con Alfred Brendel, al piano, junto con Denis Rusell dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Berlín. Vivaldi, con su Concierto en re mayor para guitarra y orquesta, interpretado por John Williams, junto con la Orquesta Inglesa de Cámara. Una delicia.
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En ese cassette que ves ahí, y en el siguiente, hay una ópera española. Se titula La Dolores, y es de Bretón. Dolores es una joven bien parecida que enamora a más de uno. El rico hacendado Patricio, el sargento Rojas y Lázaro, joven seminarista, sobrino de la posadera, que está de vacaciones en Calatayud, son sus más fervientes admiradores. Pero Melchor, presumido barbero que ha tenido relaciones con Dolores, al enterarse de la existencia de los pretendientes, se jacta públicamente de haber conseguido los favores de la joven. Dolores, cuando se entera de que Melchor va a casarse con otra, le insiste que no puede hacerlo después de haber mancillado su honor. Pero poco importa eso al seductor que, a pesar de oír la maldición de Dolores, poco después, en una fiesta, cierra una jota con la célebre copla: Si vas a Calatayud, pregunta por la Dolores, que es una chica muy guapa y amiga de hacer favores. Mirna Lacambra, Pedro Lavirgen, Vicente Sardinero, con la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro del Liceo, dirigidos por Gerardo Pérez Bustiel, interpretan el primer acto. Lázaro, a punto de volver al seminario, en una atropellada confesión amorosa, sorprende a Dolores cogiéndole la mano y besándola apasionadamente. Celemín, que ha observado la escena, grita a los cuatro vientos que el joven le hace la corte a Dolores y ésta se apresura a hacerle callar, considerando que Lázaro no es más que un niño. El joven seminarista queda profundamente ofendido y promete demostrar su hombría. Por su parte, Patricio, deseoso de obtener el afecto de Dolores, decide costear una fiesta en su honor. Hay una novillada, y el sargento Rojas decide acreditar su acreditado valor militar delante del animal. Mal lo hubiera pasado, al ser embestido por el novillo, de no ser por la intervención de Lázaro que tumba al bicho con sus propias manos. Acción recibida con vítores de los presentes al joven seminarista. Acto segundo.
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Lázaro debe partir al seminario al día siguiente. Dolores ha sido citada por Melchor en su cuarto, esa misma noche. La joven, temiendo alguna mala acción del barbero, pide a Rojas y a Patricio que estén cerca del lugar. La tía Gaspara despide a Dolores, acusándola de haber enamorado a su sobrino. Así, pues va cayendo la noche en la que será la última de Dolores en la posada. En su dormitorio, la joven es nuevamente asaltada por la pasión desatada de Lázaro. Llama a la puerta Melchor. La mujer quiere ocultar al joven para evitar el enfrentamiento, pero Lázaro se niega. No le queda a Dolores más remedio que encerrarlo en una habitación contigua. Entra Melchor y se entabla una violenta discusión entre la pareja. Tan violenta que, Lázaro, creyendo que la vida de Dolores está en peligro, penetra a través de una ventana y lucha con Melchor. La pelea acaba con la muerte del barbero, y, cuando acuden las gentes, Dolores se confiesa culpable del delito, pero al punto es desmentida por Lázaro, que afirma haberlo hecho por amor. Acto tercero y último.
El pianista Paul Baduras interpreta la Sonata para piano n.1 de Paul Hindemith.
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Nos encontramos con estupendos conciertos de Vivaldi. Hay quien dice que Vivaldi no tiene conciertos, sino variaciones de un mismo concierto. Una exageración. Basta con escuchar los aquí presentes: Concierto n. 3 en Re mayor, para flauta y orquesta; Concierto en sol menor; Concierto en re menor; Concierto en La mayor; Concierto en Do mayor; y otro Concierto en re menor. En realidad, este clérigo de Venecia tenía una prodigiosa imaginación e inspiración. Como Mozart, del que en esta cinta admiramos tres bellas piezas: Andante en Fa mayor; Fantasía en fa menor, y las Danzas Tedescas.
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La Orquesta Real Filarmónica, dirigida por Charles Munich, interpreta Francesca da Rimini, de Tchaikovsky, y la Sinfonía n. 1 en Do mayor, de Bizet.
Y esa misma orquesta, esta vez dirigida por Joseph Krips, toca la Sinfonía n. 35 –HAFFNER-, de Mozart, y la Sinfonía n. 104 –LONDRES- de Haydn.
Cuatro obras de primera magnitud. No importa que alguna puedas hallar repetida, en cuanto a la partitura, pero ten siempre en cuenta que, así como los líquidos adquieren la forma del continente en que se encuentran, la música, igualmente, adquiere la figura de aquellos que la interpretan. Y he aquí cuatro modelos ejemplares de lo que acabo de decir. ¡Lástima que el vulgo no llegue a valorar composiciones tan bien construidas!
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La música española tuvo un buen exponente en las composiciones de Antonio Soler –el Padre Soler-. Ejemplo de ello, el Fandango en re menor, para clave. En esta ocasión, tocado por Rafael Puyana. Por su parte, Bach también tiene obras para clave muy interesantes. Aquí se registra su Sonata para viola y clave BWV 1019. en versión de Reinhard Gebel (violín barroco) y Robert Hill (clave). También, las Sonatas para viola de gamba y clave BWV 1028 y 1029, tocadas por Jacques Terline y Henz Barman.
Pero, volviendo a lo español, vemos que Julíán Lópe Gimeno interpreta al piano Madrid, cinco estampas para piano, de Ramón Femenier. Y, por otra parte, tenemos las Tres danzas valencianas de Amando Blanquer, compositor y pedagogo. Es una grabación en el Teatro Real, en 1982. ¡Qué tiempos aquellos de mis frecuentes visitas a dicho Teatro! Son sus intérpretes los componentes de la gran Banda Sinfónica de Músicos Valencianos en Madrid, bajo la dirección de Vicente Sempere Gomis. ¿No fue éste compañero mío en Teruel, en la década de los sesenta del pasado siglo?
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Canciones francesas, ahora, cantadas por la mezzo Federica Von Stade, acompañada al piano por Martin Kaps. Canciones de Debussy y de Cantelou. Voz prodigiosa la de esta Federica. Soprano dramática.
Hilarión Eslava tiene una Sinfonía Fantástica, que está aquí registrada. No es ciertamente la de Berlioz. Tiene la gracia española. Berlioz, en cambio, es dramático y fúnebre. Su sinfonía tiene una danza de muertos. Esta de Eslava la tiene de personas vivas y elegantes. La interpreta, en esta ocasión la Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Española, al mando de Enrique García Asensio.
Si hay alguna rapsodia archiconocida, esa es la Rapsodia Húngara n. 2 en Do mayor. de Franz Liszt. En esta, versionada para orquesta, se luce la de la sinfónica de Colonia, dirigida por Eugene Zshenkal.
Y MADRIGALES…
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¡Ojalá pudiera transcribir las partituras de esta música que se entrelaza con el mensaje teológico de estas páginas! Me tengo que conformar con pequeños comentarios. Yo sé, al menos, que tú, amigo@ lector@, sales ganando. Mira, si no, esta maravillosa página de Mozart. Se trata de su Concierto n. 2 para flauta y orquesta, en Re mayor, KV 314, interpretado por Jean Pierre Rampal, junto con la Orquesta de Cámara del Centro Musical de Jerusalén, dirigidos por Isabel Stern. O este otro de Paganini, su Concierto para violín y orquesta, en re menor, n. 4, con Henry Shering. Y, con motivo del aniversario de Zimarrosa, hay unos fragmentos de su Concierto para 2 flautas y orquesta, en Si mayor, en versión de Aurel y Christian Nicolett con la Orquesta de Cámara de Stuttghar, dirigidos por Karl Mininger.
Y con el siguiente comentario teológico, se entrecruzan SONATAS PARA CLAVE Y FLAUTA de diversos autores.
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Las reflexiones anteriores nos llevan a la Sinfonía de los Salmos de Stravinsky. Grabación de hace más de 50 años, con el Coro y Orquesta de Radio Televisión Española, dirigidos por Igor Markevich, al que recuerdo alto y enjuto, como un quijote de la música, o así me parecía entonces, a mis 16 años.
El cassette se cierra con dos pequeñas obras de J. S. Bach: la Fantasía en sol mayor, BWV 572, y la Fantasía en do menor, BWV 562. Ambas para órgano.
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En esta cinta que acabas de ver estar el Concierto en Sol mayor, para flauta y orquesta de cuerda, de Pergolesi, autor, entre otras cosas, de un famoso “Stabat Mater”, que debe estar también por ahí, Ya lo hallaremos.
Para tu atención, ahora, en esta obra del gran Brahms. Se trata de su Cuarteto n.1, con piano y orquesta. Decía Disney que él era fan de los tres compositores que empiezan por B: Bach, Beethoven y Brahms. No le faltaba razón, ni gusto, al escuchar esto. Me resulta admirable que pueda volver a oír estas melodías tras décadas de su grabación. Ciencia y arte unidos, La primera al servicio del segundo. Como debe ser. Esta versión, arreglada por Arnold Shomberg, la interpretaba la Filarmónica de Berlín, dirigida por Erich Liestor.
Más adelante, escuchamos el Concierto para oboe y orquesta, en re menor, de Marcello. Puro barroquismo. ¡Hay que darse cuenta lo que el Barroco aportó en todos los campos! Mas la música barroca es punto y aparte. Y a mí que este concierto me recuerda a Vivaldi. Música sin prisa, para la más sana relajación. Ese juego de 3 en 1, subdivisión de los tres movimientos. La Orquesta Barroca, dirigida por Franz Brügen, se encarga de esta interpretación de Alejandro Marcello.
Decía de Vivaldi. Pues aquí lo tienes, con su Concierto a Cinco.opus 9, n. 9, en Do mayor. Te imaginas que estás ante la contemplación de un paisaje de belleza indescriptible, cautivadora. Y esta música te hace volar, soñar despierto, navegar por mundos aún no descubiertos. Trasciendes a esferas no perceptibles por el hombre terreno, por el hombre vulgar. Y te enajenas de cuanto te rodea. El grupo I MUSICI lo versiona en esta ocasión.
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Estas reflexiones teológicas encajan bien con esta música que nos ocupa. Concretamente, con la Sonata n. 12, en sol menor, para flauta y clave, de
Asimismo, el Divertimento en Mi bemol mayor, de Haydn, Música alegre, ligera. La Orquesta de Cámara de Sofía, dirigida por Casandeller, ha interpretado este Divertimento.
Y del vasco español Usandizaga escuchamos Piezas breves para piano. Gracias, también, a la música, la vida se hace más llevadera. Acaban de informar, por teléfono, sobre el estado de salud de un amigo enfermo. Compañero de carrera y de curso, se debate entre la vida y la muerte, porque el cáncer no se apiada nada más que de los que tienen patente taumatúrgica. A los demás los derriba con breve facilidad. La oración se cruza con las notas del piano como ofrenda al Cielo. Cada nota es, también, un pulso de alabanza, de gratitud, de intercesión. Puestos a morir, que la oración y la música nos acompañen. La muerte se torna menos severa.
Entre las piezas de Usandizaga, su Suite en La mayor. La música envuelve la atmósfera hogareña. Hay un ambiente de paz. Esta Suite la está tocando, al piano, Juan Pedrosa.
Un tenor sobresale melodiosamente, cantando una romanza de ópera vasca. Igualmente, está acompañado al piano. Javier de Solauni, tenor, y Pilar Perallón reciben aplausos por ello. La romanza perenece a MENDI MENDILLÁN, del mismo Usandizaga:. Pero su obra más importante es Las Golondrinas. Y de ella está aquí la “pantomima” del acto II. La grabación se efectuó en el Teatro Real de Madrid, en 1979. Actuaba la Orquesta Sinfónica de la RTV Española, dirigida por Odón Alonso.
PILAR LORENGAR interpreta bellas canciones, acompañada al piano. Lorengar se hizo muy conocida con las zarzuelas, pero, trasladada a Alemania, intervino como soprano en grandes óperas wagnerianas. Tenía una voz fina, suave y cálida, de un lirismo muy agradable al exigente oído. En esta ocasión la acompaña al piano Félix Lavilla.
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De Montsalvatge, esta cinta recoge su Poema Concertante, para violín y orquesta. Un largo aplauso rubrica la actuación, con gritos de “vivas”, de la Orquesta Sinfónica de RTVE, dirigida por Enrique García Asensio, con la intervención solista de Henry Sherink.
Vivaldi nos muestra, seguidamente, su Concierto para violín, órgano y cuerda, con una maestría extraordinaria.
Era el año 1775, cuando Mozart, después de un viaje a Munich, y después de haber estado en distintos lugares –también había estado en Italia- , volvió a su ciudad natal y allí, durante 36 meses, va a estar viviendo con una tranquilidad enorme, porque Salzburgo, que es una ciudad provinciana, goza de una vida más serena de la que estaba acostumbrado Mozart. Y aprovecha para componer sin descanso un gran número de partituras. La mayoría de ellas, escritas para ese decorado sonoro que rodea al arzobispo Coloredo, al servicio del que Mozart se encuentra. Escribe música de iglesia, música para los banquetes del arzobispo y para las veladas privadas. El Divertimento n. 11, en Re mayor, que aquí queda registrado, data de 1776. Consta de 6 tiempos, donde Mozart pone de manifiesto el dominio de la escritura instrumental. La versión es de Willy Voskoski dirigiendo al Conjunto Mozart de Viena.
Por último, hay música rusa de vanguardia mezclada con comentarios bíblicos, en los que se habla sobre el aspecto represor interno en la Palestina precristiana, o sobre el amor al prójimo, o sobre el bandolerismo de aquella época. Además, las leyes rituales. Comentario a la parábola del Buen samaritano, QUE ES UNA DE LAS MÁS SUBVERSIVAS.
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La música de Mozart gran parte de este otro cassette que tienes en tus manos. Se trata de una Danza Tudesca y del Quinteto en Mi bemol mayor. Verás que en nada tiene que envidiar a las grabaciones de hoy.
La POLIFONÍA RELIGIOSA inserta en esta cinta consta de Ave Maria, en plural. Unas, a capella; otras, con acompañamiento de órgano. ¡Quién me iba a decir que, un día, yo dirigiría una masa coral de la importancia del “Ciudad de Cehegín”! Con ellos intervine en una “corona a la Virgen de las Maravillas”, patrona de Cehegín, en que todo eran, como en esta ocasión, “Ave Marías”. Mas aquí, hay otras polífonías: O mágnum mysterium, Vere languores… Motetes henchidos de espiritualidad y de honda emoción anímica. Da igual si están cantados en latín o en cualquier otra lengua. Es la música misma la que te adentra en el interior de uno mismo. Parece el tiempo cuaresmal y de Pasión ser su momento adecuado. Peccantem me quotidie. El despacho se transforma en virtual oratorio. Voces del más allá pregonan nuestra dependencia divina. Amicus meus. O vos omnes. Sepulto Domino.
Siguiendo el motivo de los Motetes anteriores, una serie de Marchas de Pasión podemos escuchar como cierre de esta cinta. Marchas interpretadas en las Procesiones de Centroamérica. Algunas, de músicos franciscanos. Impresionantes. Es música realmente fúnebre. Es una grabación de hace cincuenta años, tomada de unos discos que había en el convento franciscano de Hellín, hoy cerrado por falta de frailes.
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Volvamos a Mozart. Mira, aquí tienes un Aria para soprano y orquesta, KV 217. Alegría desbordante. Canta Helena Filipova con la Orquesta Mozarteum de Salzburgo, dirigida por Gerard Binberger.
Está, también, su Sinfonía n. 34 en Do mayor, K. 338, en grabación de la ORF austríaca. En el último año de su permanencia en Salzburgo, y con la mirada puesta en su Idomeneo y en las perspectivas de gloria e independencia que la composición de este melodrama podría abrirle, Mozart escribe esta Sinfonía en la tonalidad de los fastos de Corte y suena como una despedida impaciente a una ciudad que había sido su cuna y que se había transformado, ahora, en una jaula. Está compuesta en agosto de 1780. Está más cerca de una obertura francesa que de una sinfonía vienesa. Son los mismos intérpretes de antes. Buenos, por supuesto.
A continuación, unos Intermedios de Zarzuela: La torre del oro, Ataúlfo Argenta dirigía, en esa grabación, a la Orquesta de Cámara de Madrid.
Hay, en este mismo cassette, el Concierto n.2 para clarinete y orquesta, en Mi bemol mayor, de Carl Maria von Weber. El clarinetista Gervas de Peyer, con la Orquesta Sinfónica de Londres, bajo la dirección de Colin Davis, lo interpreta.
Plácido Domingo se canta un aria de la ópera Carmen, de Bizet. Le acompaña la misma orquesta anterior, pero, esta vez, dirigida por Claudio Abbado.
Seguidamente, Albinoni nos muestra su Concierto para 2 oboes, cuerda y continuo, en Do mayor, en la versión de Solisti Veneti, dirigidos por Claudio
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LUIS COBOS se ha dedicado a hacer arreglos, para ritmos modernos, de las más bellas páginas de la música clásica. En esta cinta hay una interesante adaptación de las melodías rusas.
Es ésta lo que llamaríamos “música anbiental”, para oír mientras se trabaja, se lee o, simplemente, se reposa en el sofá.
El romanticismo es buena cantera para el relax. Por otra parte, a trabajos como el de Cobos se debe la aproximación de las masas menos cultas a la música seria. El buen oído musical no es patrimonio de los músicos consagrados. Algo imprescindible para conservar la memoria de obras memorables. Cada ser humano, en principio, goza de ese registro archivador en el que almacenar la belleza acústica.
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En marzo de 1991, grabé una serie de pequeñas piezas, que emitía Radio Nacional de España, de música barroca. Están en ese cassette que ahora observas. Y son éstas: Sinfonía Pastoral, del Oratorio de Navidad, de J.S.Bach. La versiona la Academia de Música Antigua, dirigida por Christopher Hogwood.
El compositor italiano, Concerto Grosso, del que aquí se conserva el escrito en Fa mayor, opus 6, n. 6, dirigiendo C. Scimone a I Solisti Veneti.
En 1668, nacía en París Francois Couperin, afamado clavecinista y compositor. Fue llamado “el Grande” para diferenciarlo del resto de su familia, que también fueron músicos. He aquí el Motete Lauda Sion Salvatorem , para 2 sopranos y continuo, en versión de J. Feldman, Isabel Poulenard y J. Ter Linden (viola de gamba), y David
Una de las formas propias, y más cultivadas, del Barroco fue el Concerto Grosso. Como es sabido, un grupo reducido de instrumentos, llamado Concertino, se opone al grueso de la orquesta o Tutti. Corelli y Stradella fueron los primeros en cultivar estos conceirtos, siendo de especial relevancia los de Vivaldi y de Haendel. Y es, precisamente, de George Frederick Haendel el Concerto Grosso, en re menor, op. 6, n. 10, que aquí se guarda en versión de The English Concert, bajo la dirección de Trevor Pinnock.
El compositor veneciano, del siglo XVIII, Baltasare Galuppi, fue maestro de capilla de San Marcos, autor de más de cien óperas. Cultivó, también, el Oratorio, las Cantatas, las Sonatas y el Concerto Grosso. Tenemos, en esta cinta, su Sonata para flauta, oboe y continuo, en sol mayor, tocada por el Parnassus Ensemble.
Uno de los compositores más sobresalientes de la historia de la música británica es Henry Purcell. De niño, ingresó en el Coro de la Capilla Real. Tras sus estudios, fue organista de la Abadia de Westminster. En 1682, fue nombrado organista de la Capilla Real y compositor de la Corte. Aquí archivamos su Música para el funeral de la reina Mary II, en una partitura realizada por el Coro y Orquesta
Alejandro Scarlatti nació en Palermo, en 1660, y falleció en Nápoles, setenta y cinco años después. Fue maestro de capilla de la reina Cristina de Suecia. Vivió algún tiempo en Roma y en Venecia, pero fue en la ciudad de Nápoles donde pasó la mayor parte de su vida, trabajando como director musical de la Ópera del Virrey. Su música es un claro exponente de todos los avances que experimentó la música durante el siglo XVII. Fue, además, un gran impulsor del clasicismo musical. Aquí tenemos una de las doce sinfonías del Concerto Grosso se trata de la Sinfonía de Concerto grosso n.1, en Fa mayor, para 2 flautas, cuerda y continuo, interpretada por Williams Bennett, John Smith e I MUSICI.
Por último, hay la Sonata n. 4, en mi menor.
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Cambio radical. Debussy nos muestra su Iberia. a través de la Orquesta Nacional de la ORTF, dirigida por Eugene
Beethoven, en cambio, nos ofrece su Sonata para piano n. 6. Al piano, Carmen de Leito, desde los Estudios de la RNE.
De Bononcini es la Sinfonía n. 10, en Re mayor, para 2 trompetas, cuerda y continuo. Que también está en esta cinta. La interpretan Gilbert Petit, Marc Ulrih y el Conjunto Instrumental LA FOLÍA.
Pasamos, así, a escuchar la cantata Joseph Haydn, para soprano y orquesta. La canta Jayne Baker con la Orquesta de Cámara Inglesa, dirigida por Raymond Lepard.
El piano de Chopin cubre el resto de este estuche sonoro.
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Entre dos inmensas ovaciones se desarrolla la interpretación de la Sinfonía n. 7, op. 131, de Sergei Prokofiev, que realiza la Orquesta Ciudad de Barcelona, dirigida por Tomas Anderling.
Envuelto en música para piano, un nuevo comentario bíblico sobre estos puntos o temas: la parábola de los talentos, las oportunidades de Dios.
Varias obras, luego, de J.S.Bach, en la cinta que nos ocupa: Sonata para violín y clave, BWV 1020, en sol menor en versión R. Goebel y Robert Hill; Sonata para violín y clave, BWV 1022; Fuga para violín y clave, BWV 1026; y Suite para violín y clave, en La mayor, BWV 1025. Esta última página es de gran envergadura y, prácticamente, desconocida. En el manuscrito salen las letras de Bach y de uno de sus hijos. Su hijo Carlos Felipe la atribuye al padre, pero seguramente desconocía los ensayos previos de su otro hermano. Estamos ante una página muy bien escrita, de gran exigencia virtuosística y brillante, con todos los recursos técnico del violín de la época.
Hablar de Bach nunca es bastante. Su apellido –“riachuelo”- no le hace honra. En realidad, Bach es un océano abismal.
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Es evidente que la música religiosa ocupa un puesto preponderante en el panorama de este maravilloso arte. En tus manos, amigo@, tienes una buena muestra;
Alleluia, de Haendel.
Dank sei dir” de Haendel.
Laudate Dominum de Mozart.
Ave verum, de Mozart.
Caro mio ben de Giordani.
Denn die Herrlichkeit de Haendel.
Transeamus, de Schnabel.
Ave Maria, de Schubert
Heilig, Heilig de Schubert.
Ave Maria, de Gounod-Bach.
Ave Maria, de Bruckner.
Agnus Dei, de Bizet.
Die Ehre Gottes, de Beethoven.
Una muestra de todo un mundo maravilloso.
Sin embargo, el cassette guarda otros tesoros: la Sinfonía n. 4, en La mayor –Italiana- de Mendelssohn, con la Orquesta Sinfónica de Viena, dirigida por Wladimir Golschmann.
De Paganini, el Movimiento Perpetuo.
De Schumann, Reverie.
De Chopin, Tristesse.
De Schubert, La Trucha.
De Schumann, El campesino alegre.
¡Ya tienen años estas estupendas grabaciones! Y acaban con comentarios sobre la estructura imperial romana en los territorios ocupados.
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Estamos, ahora, con un archivo muy íntimo, musicalmente hablando. Peleas y Melisande, de Gabriel Fauré, con la Orquesta de la Radiodifusión Holandesa; Variaciones, de Mozart, al piano; Para Elisa, de Beethoven, también al piano; Scherzo, de Schubert, para piano, lógicamente.; Romance sin palabras, de Mendelssohn; Ensueño, de Schumann; Movimiento perpetuo, de Weber.
Añadamos a estas piezas selectas el Carnaval de los animales, de Camile Saint-Saens, en que, entre tanto animal, mete a dos aprendices de piano. Veintitrés minutos encantadores de la mejor música descriptiva.
Dos piezas más para el cierre de este archivo sonoro, n. 41: el Concierto de Varsova, de Addinsell, magnífico, y el Claro de Luna, de Debussy
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Igualmente, de Claude Debussy, es esta Suite Bergamaisque, para flauta y piano, en la que se incluye, precisamente, su “claro de luna”. Helen Tass, flauta, y José María Colom, piano, son sus intérpretes.
Manuel de Falla es uno de nuestros más grandes compositores. Prueba de su buen hacer son estas Seis canciones populares, versionadas aquí para violín y piano, en la interpretación de
De Stravinski es la Suite Italiana, que nos ofrecen el violinista Gerard Clarèt y el pianista José María Escribano.
La Suite para ondas es de Milhaud. Curiosa partitura, con sonidos que transportan al mundo oriental. Queda aquí resgistrada en la versión de Francois Desloye.
Durante el siglo XVIII la influencia que alcanza la ópera italiana en todos los países europeos, suscita movimientos de reacción más o menos intensos. En Francia nace la Opera Cómica, al lado de la cual el bodeville, que es una farsa con música, desempeña un importante papel. En Inglaterra, alcanza un nivel extraordinario la ridiculización de la Ópera. Y los mismos italianos triunfan en Viena con sus Comedias del arte. Esto contribuyó al nacimiento de la Comedia Musical Alemana, que tiene sus precedentes en las canciones cómicas de la ópera de Hamburgo. Este género, que parodia la ópera seria, fue muy cultivado en Europa, en el siglo XIX. En Francia destaca la figura de Offenbach, padre de la opereta moderna, en la que unía la música a la danza. En Austria, la opereta va enlazada al nombre de Johann Strauss, el rey del vals, cuyas obras maestras no han perdido su encanto con el paso de los años. Y, en Inglaterra, sobresale Arthur Sullivan, nacido en 1847. Notable autor de operetas que, aunque carecía de la vena melódica, la inspiración y la gracia de estos autores adquirió celebridad por su música alegre. De éste, SULLIVAN, es la Obertura de Los piratas, que interpreta la Orquesta pro Arte, dirigida por Sir Markon Sargent.
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Siempre me encantaron los Conciertos para órgano y orquesta de Haendel. Esta cinta la abre el Concierto para órgano y orquesta n. 10, en re menor, Extraordinario, grave. Le sigue el Concierto para órgano en Mi bemol mayor, de C.F.E.Bach, hijo del gran Sebastián. Es evidente que el Órgano es el rey de los instrumentos musicales. En realidad es un conjunto de todos ellos, dada su enorme capacidad de registros. El español Antonio Soler –el P. Soler- tiene un Quinteto para órgano n. 6, que es una verdadera joya. Aquí lo tienes.
Sin embargo, el compositor indiscutible de música de órgano es Johann Sebastián Bach. De toda su prolífica obra para este instrumento, se hallan aquí la Tocata y Fuga en Do y una serie de Preludios Corales, que son una delicia. De Bach tendrás ocasión, amigo@, de ver muchas más cosas, todas ellas asombrosas.
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Entre los ADAGIOS, sin duda el de Albinoni, para órgano y orquesta, resulta sobresaliente.
Hay una Cantata per Venecia, de Germani, que debería tenerse más en cuenta. Aquí la hallarás. Como aquí te encuentras con un Il Cantico delle Creature verdaderamente sorprendente. Es de D. Stella. A mí ne trae bellos recuerdos de mis años de filósofo. Recuerdo que era un singer traído de Italia. Rápidamente lo pasé a cinta. De esto hace 50 años. Por eso, me admira la fidelidad con que se conserva este Cántico de las Criaturas, cuya letra es del mismo san Francisco de Asís, el santo más neto y moderno después de Jesucristo.
Pero hay más. De esa época de grabación, es este Concierto de Aranjuez, del invidente Joaquín Rodrigo. Por aquel entonces, el único e incomparable guitarrista era el lorquino Narciso Yepes. Nadie lo registraría como él para la eternidad.
Por último, verás que Madrigales plenos de inspiración. Aquí están los intitulados Lamento d´Arianna, Lacrime d´Amante y Ecco Silvio.
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¡Cómo iba yo a pensar, al realizar estas grabaciones, que, algún día, nada menos que medio siglo después, intentaría mostrarlas por escrito, con el único afán de que no se pierda tanta belleza, tanto saber, tanta verdad, tanta bondad! Todo esto ha formado parte de mi vida terrena, tan regalada culturalmente, tan divinamente mimada. Que sirva todo ello de gratitud, a Dios y los hombres, instrumentos Suyos.
He aquí una selección de grandes óperas: Las bodas de Fígaro, de Mozart, con el Bajo GIORGIO TOZZI, las sopranos ROBERTA PETERS y LISA DELLA CASA, el barítono GEORGE LONDON y la mezzo ROSALIND ELIAS; El barbero de Sevilla, de Rossini, con el barítono ROBERT MERRILL, la soprano ROBERTA PETERS, el tenor CESARE VALLETI y el bajo GIORGIO TOZZI; y Lucia de Lammermoor, de Donizetti, con el barítono PHILIP MAERO, la soprano ROBERTA PETERS, el tenor JAN PEERCE y el mismo bajo que en las anteriores.
De Verdi hay dos grandes muestras: Rigoletto, nada menos que con ALFREDO KRAUS, como tenor; Robert Merrill, como barítono; ANNA MOFFO, como soprano; EZIO FLAGELLO, como bajo; y Rosalind Elias, como mezzo. Por otro lado, Il trovatore, con LEONARD WARREN (barítono), LEONTYNE PRICE (soprano), R. Elias (mezzo), RICHARD TUCKER (tenor) y Giorgio Tosí (bajo).
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Dos grandes obras en este apartado. Por un lado BERLIOZ, con su Harold en Italia. Por otro, BEETHOVEN, con el Cuarteto n. 13. Papel extra del cello en la obra berliozana. Melodías llenas de encanto, como el supuesto viaje de Harold.
La obra beethoveniana es, simplemente, una más de sus genialidades. Precisamente, en la sencillez de cuatro instrumentos muestra el sordo genial dónde se encuentra la auténtica inspiración. No cabe más en tan poco. Lo interpreta el Cuarteto BERG. La obra tocada estaba en Si bemol mayor y era su Op. 130.
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No deja de ser curioso esto que hallamos, sí, en esta cinta. Nada menos que la Sinfonía n. 4, en Si bemol, de Beethoven, con la Orquesta Filarmónica de Berlín, dirigida por Herbert von
De Griffes está, a continuación, El templo del placer de Khan. Charles Gerhardt dirige esta página a la Orquesta Sinfónica de la R.C.A. Así como al compositor IBERT, en su Escala a Palermo.
De todas formas, me quedo con la última obra aquí registrada. Conservo de ella varias versiones. Se trata de la Sinfonía n. 5, en Mi menor, de Tchaikovsky. Es una grabación de la Orquesta Filarmónica Nueva, dirigida por JASCHA HORENSTEIN. Es, realmente, impresionante.
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Entre los documentos sonoros, guardados en cinta de cassette, has de reconocer que esto es sorprendente: la versión que Herbert von El oro del Rhin, obra cumbre del alemán Richard Wagner. Lo hace, lógicamente, con la Orquesta Filarmónica de Berlín. Aquí está registrada en su totalidad. ¡Una maravilla!
No están anotados los cantantes, pero ya puede imaginarse uno que, para grabaciones así, KARAJAN buscaría lo mejor del mundo, en ese momento. Y, desde luego, es evidente que son voces magníficas.
Tras esta colosal partitura, hay un espacio para VALSES (Danubio Azul, Sangre Vienesa), HIMNOS REGIONALES(Valencia, Liria) Y MÚSICA AMBIENTAL, con la Orquesta Raymond Lefevre. …
Y comentario bíblico (la parábola de los talentos, el Juicio Final, el perdón, las prostitutas).
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Volvamos al Barroco, porque esta cinta, que ahora ves, está a él dedicada musicalmente. Abrimos con Juan Sebastián Bach. En 1722, obtuvo Bach el puesto de cantor de la iglesia de santo Tomás de Leipzig, y allí permaneció hasta su muerte, acaecida en el año 1750. El Concierto para flauta, violín, clave, cuerda y cointinuo, en La menor BWV 1044, pertenece a ese período, pues es de 1730. Lo interpreta The English Concert bajo la dirección de T, Pinnock.
El compositor parisino, Marc Anthony Charpentier vivió varios años en la hermosa ciudad de Roma. En la ciudad bañada por las aguas del Tiber se conviertió en discípulo de Caríssimi, autor de diversas obras y colaborador de Moliere. Destaca, sobre todo, en el cultivo de la música religiosa. He ahí el motete para María Magdalena Sola vivebat in antris, H 373, en versión del Concerto Vocale.
Dietrich Buxtehude fue uno de los compositores y organistas que ejercieron una mayor influencia en Bach. De origen sueco, se estableció en la ciudad Lübeck como organista. Entre sus composiciones, destacan: las Suites para clavecín. Aquí tenemos la Suite para clavecín en Do mayor. BUXWV 230, en la interpretación de M. Meyerson.
Francois Couperin nació en París en 1668. Fue llamado El Grande, para distinguirlo de su tío, también músico y con el mismo nombre de Francois. Fue un excelente clavecinista, llegando a ser profesor de los príncipes de la Corte y organista en la ciudad de Paris. Couperin fue uno de los músicos, junto con Buxtehude, que mayor influencia ejercieron sobre Bach. Una de sus composiciones para voces es el motete Venite, exultemus Domino, para 2 sopranos en continuo. Interpretado por las sopranos FELDMAN y POULENARD, el violista de gamba TER LINDEN y el organista MORONEY.
Uno de los más importantes cultivadores del Concerto Grosso fue Haendel, junto con Corelli. Son 22 los conciertos para orquesta de Haendel, donde prevalece la gracia italiana, país en el que vivió durante tres años. Aquí está el Concerto grosso en Fa mayor, op. 6, n. 9, interpretado por The English Concert., dirigido por Pinnock.
Un compositor prolífico, donde los haya, es Telemann. En su época fue criticado por la ligereza de sus obras. Fundador del Collegium Musicum de Leipzig, y jefe absoluto de la música en la ciudad de Hamburgo, poseyó el don de la facilidad discursiva, eludiendo la retórica propia del mundo barroco. He aquí su Sonata para oboe y continuo, en Si bemol mayor, en la versión del oboísta Paul Dombrecht, del cellista William Kuijken y del clavecinista R. Coñeen.
De PERGOLESI, dos obras, interpretadas por la Orquesta de Cámara Santa Cecilia, dirigida por Alesio Blas: Sinfonía en Fa mayor y Olimpíadas.
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Una tarde en la öpera podría ser el título de esta selección que se haya registrada en este cassette:
BIZET: Carmen.
PUCCINI: Tosca.
PONCHIELI: La Gioconda.
PUCCINI: La boheme.
VERDI: La Travista.
MASSENET: Werther y Manon.
MASCAGNI: Cavalleria rusticana.
GOUNOD: Fausto.
LEONCAVALLO: Payasos.
Y una serie de melodías con que se agota la cinta.
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Hacia 1715 compuso Haendel la suite orquestal titula Música Acuática, con el fin de acompañar un desfile real por el río Támesis. Aquí hay una selección de la misma, en versión de la Academia of Ancient Music, dirigida por Christopher Hogwood.
Esterhazy, húngaro nacido 1635 y fallecido en 1713 es el autor de Armonia Caelestis, cantata de Navidad de la que esto es una selección. La interpreta la Capella Savaria bajo la dirección de Nemeth. Cantan M. ZADORY(soprano) y E. LAX(contralto).
De la Suite-Obertura n. 3, BWV 1068, de J. S. Bach, escrita en 1729, está en ésta el segundo tiempo, que interpreta la Orquesta de cámara Sociedad de Música, dirigida por J.E. Hansen.
Aunque Couperin es más conocido por sus obras para clavecín, instrumento del que fue uno de los más grandes virtuosos, también trabajó como organista en la iglesia parisina de Saint Gervés, y entre sus composiciones se encuentran una serie de motetes, uno de los cuales es este Domine, salvum fac regem, en versión Feldman(soprano, Reinhart(barítono), Ter Linden(viola de gamba) y D. Moroney al órgano.
Poco conocido es Alejandro Marcello, hermano de Benedetto, poeta y músico. De Alejandro está aquí su Concierto para oboe, cuerda y continuo, en re menor, en transcripción para flauta dulce, con la versión de Petri(flauta) con la Academia Saint Martin in the Fields, dirigida por K. Sillito.
Charpentier, compositor parisino, rival número uno del mismísimo Lully, escribió este Oratorio de El hijo pródigo, cuando contaba 35 años. Lo interpreta Les Arts Florissants, bajo la dirección de W. Christie.
El compositor siciliano, Alejandro Scarlatti, es una de las figuras más relevantes de la historia de la música. En sus obras se encuentran todas las novedades del siglo XVII, a las que sumó sus propios avances en diversos terrenos. Autor de más de 115 óperas, consolidó la obertura italiana, en tres tiempos, a la que llamó “SINFONÍA”. Fue el creador del “aria de capo”, y su influencia sobre la escuela napolitana es absoluta. De su producción instrumental, hay en esta cinta un ejemplo: la Sinfonía de concerto grosso n.2, en Re mayor, para trompeta, flauta, cuerda y continiuo, en versión de Bernard Soustrot(trompeta), William Benett(flauta) y el conjunto I MUSICI.
Por último, de Vivaldi, su Concierto para 2 trompetas, en Do mayor, que nos ofrece la Academia de Música Antigua. Y de Purcell, la Chacona en sol menor, para 4 voces, que interpreta el conjunto la orquesta de cámara de la Sociedad de Música de Copenhague. Una ve más el barroco musical muestra su indiscutible belleza.
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He aquí un compositor no muy conocido por el gran público, VEJVANOVSKY, trompetista, además, y uno de los más importantes del barroco checoeslovaco, que ocupó el puesto de maestro de capilla del Obispo de Romerit. Está en esta cinta su Sonata a 7 en Do mayor, para 2 trompetas, cuerda y continuo, en versión de Steele-Perkins(trompeta), S.Keavy(trompeta) y The Academie of Ancient Music, dirigidos por C. Hogwood.
En 1717, Bach se traslada de residencia para trabajar a las órdenes del príncipe calvinista Leopoldo. Allí producirá sus obras maestras para clavecín y música de cámara. En 1721, Bach se casa con Ana Magdalena. Ese mismo año, compone su Suite obertura n.1 en Do mayor, BWV 1066, que interpretan los English Baroque Solists, dirigidos por John Eliot Gardiner.
Uno de los compositores que más destacaron en la consagración de la forma del “concerto grosso” fue el compositor italiano, nacido en 1653, Arcangelo Corelli. He aquí un Concerto grosso, op. 6, n. 7, en Re mayor. Lo interpretan I SOLISTI VENETI, bajo la batuta de Claudio Scimone.
Buxtehude alcanzó enorme fama por los conciertos que ofrecía en las tardes de los domingos de Adviento. Bach y Haendel fueron grandes admiradores suyos, tanto como organista como por sus composiciones. De estas, tienes en tus manos, la Suite para clave en La mayor, BUXWV 243, interpretada por el clavecinista M. Meyerson.
Es sobradamente conocida la magnífica obra que nos dejó Francois Couperin. Entre su música para voz, está el motete para el día de Pascua: Victoria, Christo resurgenti, para 2 sopranos y continuo, en versión de Feldman(soprano), Poulenard(soprano), Ter Linden(viola de gamba) y el organista Moreney.
Haendel viajó desde Alemania hasta Italia con 22 años. En Italia trabajó con Corelli y Scarlatti. Se introdujo pronto en las academias, y compone ya sus primeras óperas, con hermosa carga melódica, bajo la influencia siciliana de Scarlatti. Dentro de la música instrumental, este compositor, nacionalizado británico, elevó el “concerto grosso” hasta sus más altas cimas. Toma de Corelli la estructura, pero adopta la obertura al estilo francés. Una muestra de ello, este Concerto grosso en Si bemol mayor, op. 6, n. 7, en interpretación de The English Concert, dirigido por T. Pinnock.
De J. S. Bach hay aquí una Sonata en Trío n. 5, en Do mayor, BWV 529, en versión de órgano.
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A destacar, en este cassette, el Concierto para arpa y orquesta, de Haendel, y una serie de CANTOS VESPERTINOS a cargo de la famosa Escolanía de Monserrat.
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El compositor francés, CHARPENTIER, a la muerte del jefe de la música francesa, Lully, en la segunda mitad del siglo XVII, recibió los favores de la Monarquía. De sus motetes, está en esta cinta, su Egredimini, filiae Sion, con el Concerto Vocale.
Tomaso ALBINONI pertenece, como Vivaldi, a la escuela veneciana. Su música es cálida, cromática, de una sensibilidad especial e inconfundible. Su aportación al “concerto grosso” fue más bien notable. Recibió el estilo de Bach y utilizó algunos de sus temas, como este ADAGIO en sol menor para órgano y cuerda, que pertenece a una sonata incompleta, interpretado por el violinista Boehn, por el organista Petersen y por la Orquesta de Cámara Societas Musica, dirigida por J.E. Hansen.
El período barroco comprendió unos 150 años, entre 1600 y 1750. BACH es el autor de esta obra que ahora examinas: Cantata BWV 51, para soprano y orquesta, para el domingo 15 después de la Trinidad. Es una versión de la soprano E. Parcells con la Orquesta Sinfónica de la RTV de Luxemburgo, dirigidas por Leopold Hager.
HAENDEL, en cambio, es el compositor de este Concerto grosso, en sol menor, op. 6, n. 6, que interpretan The English Concert y T. Pinnock. Es una obra de 1739..
De TELEMANN, esta Suite para clave y continuo, en sol menor, con el oboísta Dombrech, el cellista Kuijken, y el clavecinista Cohnen. Telemann nació en Madenburgo, en 1681, cuatros años antes que Bach y Haendel, y tres años después que Vivaldi. Se formó como autodidacta y adquirió una enorme facilidad compositiva. Tiene más de mil cantatas. Posee más de seiscientas obras de música instrumental.
Domenico SCARLATTI fue clavecinista de la corte de Felipe V. Su edición discográfica de 1986 le valió el Gran Premio de la Academia del Disco Francés. Aquí hay una muestra de su Rimirai la rosa un di, canto por la soprano N. Infuso, acompañada del clavecinista J. Gray.
De Bach, nuevamente, Obertura de la Suite n. 3, en Re mayor, BWV 1068, por la Orquesta Sinfónica de la RTV de Luxemburgo, dirigida por Leopold Hager.
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De Vivaldi tenemos en esta cinta el Concierto para 2 trompetas, cuerda y continuo, en Do mayor, interpretado por J. Wilson y M. Laird(trompetas) y The Academia of Ancient Music, dirigidos por CRISTOPHER HOGWOOD.
De Werner, la Pastorale en Re mayor, por la Capella Savaria, dirigida por P. NEMETH. Gregory Joseph Werner nació en 1693 y falleció en 1766. Ocupó el cargo de maestro de capilla del Príncipe Esteráis, antes que Haydn, y entre su amplio catálogo de obras se encuentran 40 Misas, 18 Oratorios y diversa música instrumental.
De Bach, he aquí el Concierto de Brandemburgo n. 3, en Sol mayor, BWV 1048 en versión de la Academy of Saint Martin in The Fields, dirigida por NEVILLE MARRINER. En 1728, compuso los seis Conciertos de Brandemburgo.
De Buxtehude, la Suite para clave en Re menor, BUXWV 234, con el clavecinista M. MEYERSON. Lübeck, la ciudad al norte de Alemania, fue un centro musical de gran fama entre los siglos XVII y XVIII, debido al organista y compositor alemán de origen sueco, Buxtehude. Es sabido que el propio Bach recorrió a pie más de 200 kilómetros para asistir a los famosos conciertos de órgano del viejo maestro.
De Couperin, el motete Laetentur coeli, para 2 sopranos, viola de gamba y órgano, siendo sus intérpretes Feldman, Poulenard, Ter Linden y Moroney. En el barroco francés sobresale este músico, aunque su obra para voz es menos conocida. El motete de más arriba estaba dedicado a San Bartolomé.
De Haendel, el Concerto grosso, op. 6, n. 8, De 1739. Lo interpreta The English Concert, bajo la batuta de T. PINNOCK. Esta forma musical es típica del Barroco. Un grupo de instrumentos solistas se oponen al resto de la orquesta. Corelli fue el gran impulsor de esta forma musical, pero Haendel la llevó a la perfección.
Johann Christian Bach, último hijo del gran Bach, conocido como el Bach de Inglaterra. Convertido al catolicismo por influencia del Padre Martíni, de Bolonia, fue organista de las catedrales de Milán y Nápoles. Y maestro de capilla de la reina de Inglaterra. Nacido al final del Barroco, de su música es ejemplo este Quinteto para flauta, oboe, violín, violoncello y clavecín, op. 22, n. 1 que interpreta PARNASUS ENSEMBLE.
Por los mismos intérpretes, cierra esta cinta de cassette la Sonata para oboe, violín y bajo continuo en sol menor, de TELEMANN.
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El archivo que ahora contemplas contiene, de J.L.Turina, la Fantasía sobre la ópera “Don Giovanni”. Y pequeñas obras orquestadas.
Además, de Telemann, su Concierto en La mayor, n. 3.
Y de Oliver Messiaen, su Cántico Divino.
Y unos compases de música mozartiana. Concretamente, del Funeral Masónico. Y el movimiento final de la Sinfonía “Praga”.
Miguel Zanetti y Fernando Turina, pianistas, interpretan esa primera obra.
Es indudable que, cuando una melodía se interpreta con perfecta armonización, sea o no orquestada, se hace muy válida para el soporte del tiempo libre, o del trabajo que requiere poca concentración. Tal es el caso de conocidísimas melodías de Rachmaninov, Mascagni, Rubinstein, Beethoven. Todos los grandes compositores han producido bellísimas e inspiradas melodías. Estas pequeñas obras están, aquí, interpretadas por la Orquesta Filarmónica de Alemania del Sur y por la Orquesta de la Ópera Popular de Viena.
La interpretación del Concierto de Telemann era de la Schola Cantorum Basiliensis con instrumentos de la época.
Oliver Messiaen es un destacado exponente de la música del siglo XX. Música puesta al servicio del mensaje religioso, de la liturgia cristiana.
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Esta cinta está ocupada completamente por la zarzuela, de Pablo Sorozábal, LAS DE CAÍN. Es una comedia quinteriana, que se estrenó el día 3 de octubre de 1908. De ella los Sorozábal, padre e hijo, han hecho esta zarzuela, que aquí está interpretada por Teresa Turné, Ana María Higueras, Caridad Casau, Alicia de la Victoria, María Aragón, Charito Jiménez, Renato Cesari, Julio Catania, Segundo García, Luis Frutos, Ramón Regidor y Tomás Cabrera, con la Orquesta de Conciertos de Madrid, bajo la dirección del propio maestro Sorozábal.
El matrimonio tiene muchas hijas, de las que ya han casado a varias. Pero les quedan otras, a las que hay que casar, y, joven que entra en la casa, joven al que echan el lazo para marido de alguna de ellas. Se trata de una comedia llena de gracia, cuya acción ocurre en Madrid. Al Preludio sigue un Terceto. Le sigue un Cuarteto. A continuación, un dúo. El final del Acto I está hablado y cantado.
El Acto II da comienzo con un Preludio. A continuación, una romanza de “Alfredo”. En este mismo acto, un concertante. Don Segismundo, el tío Cayetano, Pepín y Alfredo, en un cuarteto. Y se llega, así, al final del segundo Acto.
El Acto III, al igual que los anteriores, comienza con un preludio. Sobre el amor, canta Rosalía en una romanza. Después, un dúo entre Rosalía y Alfredo. La obra finaliza con un parlamento sin música.
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En este cassette, puede hallarse lo siguiente:
Concierto para piano y orquesta n. 1, de Brahms.
La Calinda, de Delius.
Danza noruega, n. 3, de Grieg.
Marcha, de Bliss.
Tabarinage, de Docker.
Las joyas de la Virgen, de Wolf.
Lejos del baile, de Gillet.
Danza comedia, de Smétana.
Humoresca, de Tchaikovsky.
Sueño de amor, de Liszt.
Murmullos de Primavera, de Sinding. Y…
Vals triste, de Sibelius.
Este registro es de los más antiguos que conservo. La obra de Brahms está completa. Las demás son piezas breves de grandes compositores. Me quedaría con la última, la de Sibelius, pues ejerce cierta fascinación sobre mí, recordando aquél lejano tiempo en que fue grabado todo esto.
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Y no digamos nada de esta cinta. PABLO CASALS nos ofrece unas bellísimas melodías, a violoncello, que fueron registradas por él mismo en los años 30 del pasado siglo XX. Está acompañado al piano -¿de su esposa?-. Históricamente, esto tiene un valor incalculable. Casi tres cuartos de hora escuchando la más hermosa música en uno de los intérpretes más importantes de la historia musical.
Hay, además, una versión del Septimino en Mi bemol mayor, op. 20, de Beethoven. Y tres Danzas alemanas, de Mozart.
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En estos dos cassettes se halla, completo, la ópera de Richard Wagner, SIGFRIDO, que, al igual que el anterior “oro del Rhin”, está interpretada magistralmente por la Orquesta Filarmónica de Berlín, dirigida por Herbert von Karajan.
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Passio et mors Domini Nostri Iesu Christi secundum Lucam, es el inmenso Oratorio de PENDERECKI, que interpretan los Coros y Orquesta Filarmónica de Cracovia, siendo narrador LESZEK HERDEGEN; bajo, BERNARD LADYSZ; barítono, en el personaje de Cristo, ANDRZEJ HIOLSKI, y soprano STEFANIA WOYTOWICZ.
Este autor, del que ya tenemos registradas otras obras importantes en cintas anteriores, imprime a ésta un dramatismo inusitado, utilizando en texto latino de la Vulgata de San Jerónimo. Partitura absolutamente religiosa, pareciera que en ella intenta reflejar, también, el dolor, el sufrimiento de los pueblos eslavos bajo la tiranía de las dictaduras nazi y comunista, respectivamente. La cinta concluye con Canto Penitencial Gregoriano.
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En esta otra cinta hay como dos bloques de música. Uno que podría llamarse PLEGARIA EN NOTRE DAME, por su carácter absolutamente religioso, en que las piezas son interpretadas al órgano. El otro, podría titularse FESTIVAL EN INGLATERRA.
En el primero, hallamos estas obras:
Ave Maria, de GOUNOD.
Plegaria, de BOELLMANN.
Caro mio ben, de GIORDANO.
Largo, de HAENDEL.
Reverie, de SCHUMANN.
Marcha, de MENDELSSOH.
Largo, de VIVALDI.
Plegaria, de GLUCK.
Ave Maria, de SCHUBERT.
El predicador de Saint Tomar, de KIENZL.
En el segundo, en cambio, hallamos estas otras bien distintas: The Wand of Youth, de ELGAR, de su Suite n. 1, op. 1.
Siesta, de WALTON.
A Shropshire lad y The Banks of Green Willow, de BUTTERWORTH. Termanando con Portsmouth Point, de WALTON.
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¡Qué maravilla la de esta cinta musical! BEETHOVEN, con tres grandes obras para voces y orquesta.Ah, pérfido, op. 65, para soprano y orquesta. Meeresstille und gluckliche, op. 112, para voces mixtas y orquesta. Y su Fantasía para piano, coro y orquesta, en Do menor, op. 80. El genio beethoveniano, a tope.
Tras las breves piezas de La Calinda, de Delius, para orquesta, y la Danza noruega n. 3 de Grieg. Otra obra, no menos genial, de MOZART: variaciones sobre un tema de Haydn, op. 56.
Dije más arriba que Casals era uno de los grandes intérpretes en la historia de la música, como violoncellista. Pero, ¿qué decir de ANDRÉS SEGOVIA como virtuoso de la guitarra? Y aquí tenemos una buena muestra de su saber hacer. También esto hace que esta cinta posea un gran valor artístico.
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De vez en cuando, como ahora puedes comprobar, tenemos un cassette, de algún modo, excepcional. Sí, este es un caso. Se trata de dos grandes agrupaciones musicales. No es frecuente, en este repertorio que nos ocupa, encontrar música para banda. Aquí tenemos un gran CONCIERTO PARA BANDA, que me recuerda aquellos que daba la municipal de Cehegín en los domingos de verano, en la Plaza de la Verja, ya de noche, para eludir los calores de estío. Pues bien, esta en cuestión interpreta a Schubert
Offenbach
Bizet
Strauss
Mendelssohn y Tchaikovsky.
Por otro lado, los COROS DE LA ARMADA RUMANA, magníficos, interpretan bellas canciones de amplio panorama.
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Interpretadas al órgano, ahí tienes dos Sonatas de J. S. Bach, la n. 4, en Mi menor y la n.5, en Domador. Esta es una de las grabaciones más antiguas de las archivadas en este despacho. No obstante, formidable. Las posibilidades del instrumento rey son, prácticamente, infinitas.
A continuación, esta La muchacha bohemia (obertura), de Balfe, para orquesta. Música desenfadada, alegre.
¡Oh, sorpresa! ¡Nada menos que José Mojica cantando! Imagínate de cuándo es esta grabación. El que fuera actor mejicano, galán y cantante de categoría, que después se hizo religioso franciscano, aquí luce sus cualidades de tenor cantando Dime, Como el Ave María, María la O, Júrame… Recuerdo cuando este artista, ya sacerdote franciscano, vino a Cehegín y cantó en el Teatro Alfaro, hoy derruido, allá por la década de los 50 del siglo XX.
La procesión del Rocío, de Turina, es una deliciosa música descriptiva de la famosa romería anual a la Virgen del Rocío, patrona de Almonte (Huelva), con himno nacional incluido. Pieza para orquesta.
Por su parte, Albéniz nos ofrece en esta cinta dos piezas: El Puerto y Triana. También en interpretación orquestal.
Y un tercer español, Granados, nos muestra sus danzas españolas.
Por último, aunque incompleta, la cinta tiene registrada la Misa Breve, de Mozart.
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George Frederick Haendel tiene una obra cumbre, entre tantas otras buenísimas. Se trata de su Oratorio El Mesías, para soprano, tenor, contralto, barítono, bajo y Coro polifónico con gran Orquesta. Como su nombre indica, se trata de poner en música cantada la vida de Jesucristo, narrada en tres partes. Todas ellas iniciadas con senas Introducciones orquestales. La magna obra, si bien no tan larga como las Pasiones Bach, consta de 38 números. La Primera Parte va hasta y número 8, inclusive, que consta de una bella coral. La Segunda Parte va del n. 9 al n. 13, ambos incluidos. La coral final enlaza con el inicio de la Tercera Parte o número 14. Esta, sin duda la más larga, encierra en su número 31 el famosísimo y grandioso ALLELUIA. El número final, el 38, concluye con coro que va jugando con la palabra AMEN.
Pero, además, esta cinta contiene cuatro bellísimas piezas de Haydn. Se trata de dos Conciertos para piano y orquesta y dos Divertimentos, en Si bemol mayor y en Mi mayor, respectivamente.
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BEETHOVEN llena por completo la capacidad de la cinta que tienes en las manos. Se trata de dos de sus cinco Conciertos para piano y orquesta, el n. 1 y el n. 3. El Concierto n. 1 está en la tonalidad de Do mayor. Aquí lo interpreta la Orquesta Sinfónica de la BBC, dirigida por COLIN DAVIS. Lástima no haber apuntado en su día el pianista, aunque puede deducirse, si eres muy entendido, y por la época de la grabación, de quién se trata.
Igual sucede con el Concierto para piano y orquesta n. 3, éste en la tonalidad de Do menor. Sí anoté, en su día, que estaba interpretado por la Orquesta Filarmónica de Berlín, dirigida, en este caso, por FERDINAND LEITNER. No me extraña que, para muchos, hablar de música sea equivalente a hablar de Beethoven. No me incluyo yo entre ellos, pues Bach merece toda mi admiración, pero honro la grandeza del sordo genial colocándolo entre mis tres preferidos. El otro es Brahms. Los tres, alemanes. Siento que España no haya engendrado semejantes gigantes.
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Se inicia este cassette con el Concierto para piano y orquesta n. 1 de SAINT SAENS. Lo interpreta el pianista COLLINI con la Orquesta de París que dirigía Sergio Bauda. Francia se anduvo a la zaga de la expresión artística, cuando no la lideraba. En música tiene nombres memorables. Este que nos ocupa es buen ejemplo.
TCHAIKOVSKY es un fruto bien característico de la escuela rusa, que encuentra motivos de inspiración en un curioso maridaje entre lo popular y lo fantasmagórico, con esa paleta colorista de su armonía y orquestación que tan peculiares acentos otorga a la escuela nacionalista rusa. Valga, como ejemplo, esta suite orquestada de la ópera El gallo de oro, que toca la Sinfónica de Londres bajo la dirección de ANTAL DORATI.
No es el arpa un instrumento solista que se prodigue demasiado en las salas de conciertos, pero, de vez en cuando, encontramos partituras para ella dignas de mención. Tal es el caso de las Variaciones de GASPAR SANZ, o de las escritas por Mozart, y que aquí quedan registradas. Las de Gaspar Sanz son interpretadas por Marisa Robles. Y ella misma interpreta las Variaciones mozartianas.
Mari Claire Alain interpreta, al órgano, la Tocata y Fuga en Fa mayor, de Bach. Y ella misma hace esta versión de la Sonata en Fa mayor de Haendel, con que concluye esta cinta.
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La Orquesta y Coro de la Ópera de Hamburgo nos ofrece, ahora, la Marcha de las Bodas de Fígaro y el Coro de sacerdotes de la Flauta Mágica, de Mozart. Asimismo, la Marcha de Fidelio, de Beethoven, y el Coro de cazadores de EL FRANCOTIRADOR, de Weber.
Tras esto, hay bastantes minutos de música, podríamos decir, de nuestro tiempo. Clarinetes y cuerdas en un diálogo infrecuente. Y hay, también, pequeñas obras clásicas, a violín y piano.
Del centenar de las sinfonías de HAYDN , está en este registro la Sinfonía n. 53 en Re mayor.
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CORELLI: Concierto de Navidad n. 8 en sol menor. Gracia. Inocencia. Luminosidad. Paz. Todo está aquí bellamente reflejado. El Colegium Aureum, un conjunto muy prestigiado entre los amantes de la música barroca, lo interpreta.
De FERNANDO SOR, estas Variaciones sobre “la flauta mágica”. Las toca, a la guitarra, NARCISO YEPES.
GONZALO DE OLAVIDE es el autor de estos Índices, que interpreta el Conjunto Instrumental dirigido por Antonio Ros Marbá.
Como la mayoría de los grandes músicos DVORAK utilizó el género, si es que puede llamarse así, de la Obertura. Aquí hallamos la intitulada Mi Hogar, que pertenece a su opus 62, en versión de la Orquesta Sinfónica de Baviera, dirigida por Rafael Kubelick.
Igual sucede con las Variaciones. Qué compositor no se ha visto tentado a utilizarlas? En esta tenemos, a piano, las Variaciones en fa menor, de HAYDN.
Y de FERRUCIO BUSONI, este Concierto para violín y orquesta, opus 35, en versión de la Orquesta Filarmónica Holandesa, dirigida por Christian Badea, con Christian Hediger al violín.
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Haydn hizo un importante avance en la construcción musical, en virtud del conocimiento de la técnica del cello y que, en gran medida, incrementó. Aquí tenemos su Concierto para violoncello y orquesta, en Do mayor, interpretado, nada menos, por ROSTROPOVICH y la Orquesta de Cámara Inglesa dirigida, ¡pásmate!, por Benjamín Britten.
El compositor checoeslovaco, MARTINU, es la figura más representativa de la música contemporánea de aquel país y una de las más importantes de la Europa del siglo XX. Nacido 1890 y fallecido en 1959, Martinu, que empezó sus estudios musicales siendo muy niño, se trasladó muy joven a París, fascinado por la música francesa e influenciado particularmente por la impresión que le causó la música de su mentor en la capital de Francia. En su música observamos la unión de lo francés con el sabor racial de su país natal. Todo ello, a través de su fuerte personalidad de artista. Su obra es extensa, y de ella es buena muestra este Concierto para violín y orquesta, del que es solista, en esta grabación, Bruno Belkik, con la Sinfónica de Praga dirigida por Baclav Neuman.
Interpretaciones a la guitarra de la música de PAGANINI, BACH Y TOMÁS MARCO. Y música para violín y piano. De Paganini, la Sonata para guitarra en Do mayor, en la versión de Sigfrid Verin. También toca la Chacona en Re menor, de Bach. De Tomás Marco, Albayalde, por el mismo intérprete. ARTHUR RUBINSTEIN, nada menos, es el pianista.
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F. M. BACH fue nombrado maestro de cámara de Federico el Grande. Fue excelente intèrprete. Aquí tenemos su Concierto en Sol mayor para órgano y orquesta, en versión del organista Jean Guilou y la Orquesta de Conciertos Brandenburgueses, dirigida por René Coflenstein.
MAURICE RAVEL tiene aquí registrada su obra para piano Gaspard de la nuit.
De SCARLATTI, varias Sonatas para clavecín interpretadas por Fernando Valenti.
De MENDELSSOHN, dos Sonatas para órgano.
Y música española. El intermedio de la Leyenda del beso. Coros de zarzuela.
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Estas cuatros cintas tienen un denominador común. Bajo el epígrafe PEQUEÑAS OBRAS MAESTRAS MUNDIALES, aquí se registran verdaderas joyas de la música de todos los tiempos y lugares. Mira, si no:
LUMBYE: Galope.
LUIGINI: Ballet.
STRAUSS: Polea, Vida de artista.
WAGNER: Tannhauser.
TCHAIKOVSKI: Canción, Eugeni Oneguin.
BACH: Jesús alegría de los hombres.
WALDTTEUFEL: Vals.
SULLIVAN: Danza de las ninfas.
GRIEG: Danza, Canción de Solveig
ROSSINI: El viaje a Reims.
BORODIN: Nocturno.
HAENDEL: Salomón.
ARNE: Himno británico.
PARRY: Jerusalén.
ELGAR: Obertura de Cocaña.
WAUGHAN: Fantasía.
LEONCAVALLO: Payaso.
PUCCINI: La boheme, Turandot, Madame Butterfly, Tosca.
VERDI: La fuerza del destino.
MOZART: Las bodas de Fígaro.
GIORDANO: Andrea Chenier.
BIZET: Carmen.
OFFENBACH: Cuentos, Bella Helena, París de noche.
MUSSORSKY: La puerta de Kiev, La Kovantchina.
RIMSKY KORSAKOV: Canción, El vuelo del moscardón
MENDELSSOHN: Las hilanderas, Sueño de una noche de verano, Scherzo
LISZT: Rapsodia n. 6, Estudio en Re
SCHUBERT: Impromtu, Atardecer
BRAHMS: Canción n. 6
CHABRIER: Marcha alegre
MEYERBEER: El profeta
THOMAS: Obertura de Miñón
MASSENET: Meditación
ROSSINI: Danza
WEBER: Obertura de Overon
Todo ello supone seis horas de música selecta. Una buena recomendación para los no muy duchos en la música clásica, que deseen adentrarse en ella sin miedo al cansancio o aburrimiento.
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Pero este otro cassette es para quitarse el sombrero. Por un lado, se trata de los Conciertos para órgano y orquesta, de Jorge Federico Haendel. Su belleza ha superado siglos y fronteras. Si los políticos escucharan más cosas así, no dirían tantas tonterías, ni mentirían.
Por otro lado, tenemos aquí la Sinfonía n. 32 de Mozart. ¡Casi nada!
He aquí una nueva versión del ADAGIO de Albinoni, para órgano y orquesta.
De BERLIOZ, la obertura de su Benvenuto Cellini.
De DEBUSSY, para piano, La catedral derruida.
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Prokofiev tiene una bella Suite bajo el título El amor de las tres naranjas. Una delicia orquestal. Pasado a ballet, resulta un tanto complicada su coreografía, pero, por el contrario ésta le da a la obra su más completa plasticidad y estética.
Igual podría decirse de la obra de STRAVINSKY. Aquí está registrada su Petruska. Partitura de cierta envergadura, con períodos de un claro lirismo que la hacen sumamente atractiva.
Arias rusas y francesas son las que canta, en esta cinta, NICOLAI GHIAUROV. Cantante de extraordinarias dotes, este barítono-bajo nos da una muestra de su capacidad interpretativa, acompañado de gran Orquesta. Es curioso cómo el sonido nos perpetúa, de algún modo, la vida de las personas, trocándolas en eternas o casi. Escuchando a Ghiaurov, te puedes imaginar perfectamente el momento de su intervención, el lugar, el ambiente, los gestos… Un verdadero misterio. Esa voz puede emocionarte mientras vivas, aunque él ya no esté en este mundo. Una bella manera de seguir haciendo el bien, de dar alegría y felicidad, no estando físicamente presente. Sí, amig@, un misterio que merece gratitud.
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Preludio y Fuga en Mi bemol de BACH., para clave, interpretado por Vanda Landovska. Y la misma interpreta el Andante y variaciones en Fa menor, HAYDN, pero al piano. Y, de nuevo con el clave, interpreta a MOZART en su Rondó en Re y la Marcha turca.
Nuestra gran soprano VICTORIA DE LOS ÁNGELES canta las siete Canciones populares, de MANUEL DE FALLA. Le acompaña al piano Gonzalo Soriano.
RICHARD STRAUSS es el autor de la Fantasía sinfónica para orquesta. Se vislumbran diversos temas musicales, algunos de los canales son de neta procedencia italiana. Esta obra está en la versión de la Sinfónica de Viena, dirigida por Henry Svovoda.
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Volvamos al Barroco. Es impresionante su producción musical. Aquí tenemos a DURANTE, VIVALDI, RAMEAU y SANMARTINI.
De Durante, su Concierto n. 5 en La mayor para orquesta de cámara. En este caso la de Leo Janaceck.
De Vivaldi, su Concierto para oboe y orquesta en Do mayor, aquí interpretado por el oboísta Pierre Pierlot y la agrupación I SOLISTI VENETI.
De Rameau, Los Paladines. Obra que interpreta la Sociedad de Conciertos Lamouré, dirigida por Pierre Colombo. Se trata de las dos primeras suites.
De Sanmartín, la Sinfonía en Sol mayor, con la Orquesta de Cámara Italiana.
Tras el anterior “conciertazo”, nos encontramos con el Concierto para violín y orquesta, en La menor, de ANTON DVORAK.. Magnífica partitura de este músico diplomático, que pasó larga temporada en los Estados Unidos de América, legándonos una de las más hermosas y brillantes sinfonías. El concierto está interpretado por Joseph Suck y la Orquesta Filarmónica Checa dirigida por Karel Ansel.
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Esta cinta merece toda nuestra atención. Es monográfica. Se trata de la Pasión según San Juan, de J. S. Bach. Curiosamente, está en versión inglesa, aun cuando sabemos que el texto era alemán. La canta el Kink´s Collage de Cambridge con la Philomúsica de Londres, dirigidos por DAVID WILLCOCKS. Intervienen como solistas: Pears, Ward, Harwood, Etheridge, Tear, Alan, Watts y Young Heather.
A su término, quedó grabado, el 27 de noviembre de 1984, un diálogo entre mi esposa y nuestro segundo hijo. Para nosotros, documento histórico, aunque muy breve. Pregunta a su madre si los futbolistas llevan calcetines. Ella le contesta que llevan calcetines y calentadores, y los porteros rodilleras. Pero él no parece estar muy conforme.
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Tras la escucha del gran Bach, tenemos, en ésta, música del genio Mozart y del compositor VILLALOBOS. Del primnero, su Concierto para violín y orquesta n.1, con el violinista Zukerman y la Orquesta Sant Paul. Del segundo, los Estudios n. 10 y 11. tocados a la guitarra por el lorquino NARCISO YEPES.
Pero hay, también, música rusa. De RIMSKI KORSAKOV, La Gran Pascua rusa, con la Orquesta Sinfónica de Chicago, dirigida por el eminente pianista y director argentino DANIEL BAREMBOIN.
Después, dos motetes del compositor católico ANTON BRUCKNER: Pange lingua y Christus factus est, cantados perfectamente por el Coro de la Radio de Baviera, bajo la dirección de un tal Jockson. El primer motete se estreno en Austria el 25 de septiembre de 1869.
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Mujer de los negros ojos… en la voz del tenor Carlos del Monte. Una romanza de la zarzuela EL HUESPED DEL SEVILLANO, de Jaciento Guerrero, con la Orquesta Lírica Española bajo la dirección de Federico Moreno Torroba.
Una voz ya desaparecida, Dolores Pérez, canta la romanza de la carta de la zarzuela GIGANTES Y CABEZUDOS, de Fernández Caballero, acompañada por la Orquesta Sinfónica Española dirigida por Rafael Martínez. Empieza así: Esta es su carta, esta es su carta…
En LOS DE ARAGÓN, zarzuela de tenor y soprano, de José Serrano, tenemos aquí la romanza que canta un gran tenor, Plácido Domingo, acompañado por la Orquesta Sinfónica de Barcelona, con la dirección de García Navarro. Y empieza así: Cuántas veces solo entre las chumberas…
Otra página inolvidable se la zarzuela es el Raconto de José de BOHEMIOS, de Amadeo Vives, que escuchamos en la versión de Elena Guadaño. Empieza así: La niña de ojos azules…
Un gran barítono murciano, Marcos Redondo, que llenó durante más de un cuarto de siglo los escenarios líricos españoles, canta ahora la Canción de Manacor, de EL NIÑO JUDÍO, de Pablo Luna. ¿Qué me importa ser judío, si por serlo soy amado?...
Bellísimo es el dúo de soprano y barítono de LA TEMPRANICA, zarzuela de Jerónimo Jiménez. Lo cantan Dolores Pérez y Luis Sagivela.
EL CARRO DEL SOL, del maestro Serrano, se estrenó en el Gran Teatro de Madrid, el 4 de julio de 1911. De esta obra es la Canción Veneciana, que canta Isabel Penagos: Pensando en que la quiera sueña la Veneciana…
El barítono Vicente Sardinero y la soprano Josefina Cubeiro cantan, ahora, el dúo de Lina y Puc, de LAS GOLONDRINAS, zarzuela de Usandizaga, con la Orquesta Lírica Española y el maestro Moreno Torroba.
El bellísimo Intermedio de MARUXA, de Amadeo Vives, en la interpretación de la Orquesta Sinfónica Española que dirige Rafael Ferrer. Papel sobresaliente en las cuerdas graves, con una melodía cargada de sentimiento humano, que repiten los violines con sones de brillantez. Y la fanfarria de trombones.
La salida del tenor, de MARINA, zarzuela de Emilio Arrieta, la canta Hipólito Lázaro, acompañado de Mercedes Capsir y el bajo José Mardones.
¡Qué mal vocaliza Hipólito Lázaro, teniendo tan bonita voz! Se le entiende mejor al bajo Mardones.
La cinta acaba con CANCIONES DE CUNA del mundo: España, Portugal e Irlanda.
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Esta otra cinta es paralela a la anterior. Podría titularse VOCES FAMOSAS DE ZARZUELA. Una voz popularísima, dentro y fuera de España, es la de TERESA BERGANZA, que canta la romanza de Margarita, de “El anillo de hierro”. Drama lírico de Pedro Miguel Márquez, que se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de Madrid el 7 de noviembre de 1878. La acompaña la Orquesta Sinfónica bajo la batuta de Benito Laurel.
“La Calesera” es una de nuestras más conocidas zarzuelas. Se debe al maestro Francisco Alonso. Se estrenó en el mismo Teatro de la Zarzuela de Madrid, el 12 de diciembre 1925, siendo figura principal el barítono MARCOS REDONDO. Canta la romanza Agua que el río abajo marchó…
Popularísima fue la voz de ANA MARÍA IRIARTE. Interpreta la romanaza de Dolores de “La alegría del batallón”, zarzuela de José Serrano. Se estrenó en el Teatro Apolo de Madrid, el 11 de marzo de 1909. Ana María Iriarte formó parte de la Compañía Lírica de Radio Nacional de España y tiene grabados muchos discos. La que quiera saber…
PEDRO TEROL llenó durante muchos años los escenarios españoles con su voz, con su figura y su bien decir en la escena. Canta la Canción Húngara de “Alma de Dios”, zarzuela de José Serrano. Hungría de mis amores, patria querida…
Y ahora hay una voz muy característica de otros tiempos, SHERICA PEREZ CARPIO y ELADIO CUEVAS. Cantan en la zarzuela “Un día de Primavera” de Jesús Romo. Se trata de un sainete lírico de ambiente madrileño. He aquí un chotis dueto. Por fin ha conseguido…
En los papeles de Manuela y Rosario, respectivamente, tenemos ahora Teresa Berganza y PILAR LORENGAR en la zarzuela o comedia lírica “La Chulapona”, de Federico Moreno Torroba. Es un dúo que va al final de la obra.
Ahora puedes recordar a quien fue un gran barítono y actor, ANTONIO MEDIO, aplaudido en nuestros escenarios. Canta esta romanza “Las campanas de Madrid”, correspondiente al sainete lírico “Un día de Primavera”. Las campanas de Madrid qué triste suenan…
ASENSIO MAS en una partitura de Ruperto Chapí. Es una grabación histórica. No te asustes, alma mía…
La inolvidable CONCHITA SUPERVÍA canta, también, en la canción de la gitana de “La chavala”, de Ruperto Chapí. Es otra grabación histórica.
“Maruxa” es una égloga lírica de Amadeo Vives. Fue estrenada en el Teatro de la Zarzuela de Madrid el 28 de mayo de 1914. He aquí un terceto que canta ANGELES SOTEÍN, ANIBAL VELA y JAIME FERRÉ Es una grabación que procede de pizarra y, por tanto, también histórica.
Y ahora recordemos al tenor JUAN GARCÍA. Canta en “Gigantes y Cabezudos” de Fernández Caballero. Está acompañado de Coro. Por fin te miro, Ebro famoso…
La cinta incluye, por fin, la canción de la Petenera, de “La Marchenera”, zarzuela de Moreno Torroba. Canta, en una vieja grabación, Conchita Supervía.
Las teclas del piano rubrican la música de este cassette. Se trata de Danzas viejas, de Jesús Guridi, en versión del pianista PERFECTO GARCÍA CHORNET.
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Sin dejar la música española, vemos que, en esta cinta, está la Agenda defunctorum, de Juan Vázquez, mezclando el gregoriano y la polifonía, interpretada por el Cuarteto Tomás Luis de Victoria, y la Tocata para orquesta de A. Arteaga, interpretada por la Orquesta Nacional de España, dirigida por Miguel Angel Gómez Martínez. Entre ambas obras, POLIFONÍA RELIGIOSA. Cantada por el grupo Pro Cantione Antiqua, de Londres, dirigido por Bruno Turner.
Y, posteriormente, tres conciertos clásicos. De Mozart, Conciertos para trompa y orquesta, n. 2, en Mi bemol mayor, K. 417, en la versión de Gunter Herman y la Orquesta Filarmónica de Viena, dirigidos por Karl Böhm, y n. 3 por los mismos intérpretes..
De Haydn, Concierto para trompeta y orquesta en Mi bemol mayor. Versión de Paolo Longinotti y la Orquesta de la Suisse Romande, dirigida por Ernest Saint Germain.
Entre uno y otro concierto, música de Pleyer: Rondó y Tema y variaciones.
De Franz Venda, Sonata para cello y contrabajo.
De Massenet, Pieza dúo en Re mayo, para cello y contrabajo.
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Pierre Monteux fue fundador de la Orquesta Sinfónica de París, al frente de la cual realizó una labor extraordinaria. Al frente de la Sinfónica de San Francisco (USA), de la que fue titular varios años, interpreta la Sinfonía en Si bemol mayor de CHAUSSON, modelo del postromanticismo.
Jean SIBELIUS, el gran compositor finlandés, nació en 1865 y murió en 1957. Tan dilatada vida fue consagrada por el artista al mantenimiento y difusión de sus ideales estéticos. Sin estar enmarcado en los moldes de las clásicas escuelas nacionalistas, persigue esa misma trayectoria en cuanto a la consecución de unas características de índole racial. El Concierto en Re menor, op. 47, para violín y orquesta, está aquí versionado por la Sinfónica de Chicago dirigida por Walter Hendrich.
SCARLATTI: Sonatas para clave. Intérprete, Fernando Valenti. Sin comentarios.
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Regresamos al Barroco.
TORELLI: Concierto de Navidad n. 6.
LOCATELLI: Concerto grosso en Fa menor n. 8.
Intérprete, la Orquesta Filarmónica de Berlín, dirigida por Herbert von Karajan.
VIVALDI: Concierto para 2 violines, laúd(guitarra) y continuo.
Concierto para viola d´amore, laúd, cuerda y continuo.
PACHELBEL: Canon.
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Podría decirse que todo este cassette está ocupado por la música mozartiana. La Serenata n. 9 en Re ya lo ocupa en gran parte. Y el resto, aunque de Bach, se debe a transcripciones que el propio Mozart hizo de alguna música bachiana.
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Hablando de Bach, y nunca hablaremos bastante, en esta cinta hay tres obras suyas: Preludio y Fuga en Mi bemol mayor, Preludio y Fuga en Sol menor y Preludio y Fuga en Do menor.
De SINIGAGLIA, la Danza piamontesa n. 1.
De GERSHWIN, su conocidísima Rapsodia en Blue.
Y hay un espacio de música variada que bien podría llamarse DESFILE DE ÉXITOS.
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DUKAS es uno de los exponentes de la música gala. Su Aprendiz de brujo ha sido versionado de mil maneras como música de ballet. Sin duda, resulta impresionante.
Por su parte, el BARROCO siempre nos atrae con sus inconfundibles partituras. Si aquella deliciosa música era patrimonio de los palacios y de las clases altas, hoy está al alcance de cualquier melómano. Claro que el melómano que se empapa bien de estos conciertos, en realidad, es un ser privilegiado, tanto como aquellos nobles del XVIII.
De ALBINONI, Concierto para oboe, cuerda y bajo, en Re menor n. 2.
De LOCATELLI, Concierto en Re n. 1, para violín, cuerdas y bajo.
De SCARLATTI, Concerto grosso en Fa, n. 3.
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Sin dejar la música de la época barroca, nos encontramos, ahora, con una página del invidente músico español, compositor del siglo XX, JOAQUÍN RODRIGO. Se trata de su Concierto andaluz. Gracioso maridaje de guitarras y orquesta, que imprime a esta partitura la gracia peculiar de esas tierras del sur hispano.
Decía que sin dejar el barroco, porque, tras el anterior concierto, tenemos aquí, de BACH, tres significativas, para órgano, del gigante músico alemán: Fantasía y Fuga en Do menor BWV 437; Passacaglia en Do menor BWV 582; y Pequeña Fuga en Sol meno. Siempre me llamó la atención esa “passacaglia”, retrotrayéndome a mis años de teólogo, con aquel órgano en San Francisco de Teruel, que aún iba a fuelle de esfuerzo humano.
Y, de esta música, al clasicismo de FRANZ LISZT, con su Gran galope cromático. Compases vertiginosos.
Y la moderna de BENJAMIN BRITTEN, con sus Matinales musicales, que abren. las trompetas.
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Desde tiempos barrocos, la guitarra ha sido instrumento solista en los conciertos para orquesta. Hay que reconocer que el siglo XX la potenció sobremanera, aunque nunca consigue alcanzar el protagonismo, por ejemplo, del piano. Se han compuesto para ella bellas y sugerentes partituras. Tal es el caso, aparte de nuestro Rodrigo, o de Villalobos, del compositor que encontramos en esta cinta: OHANA. De él es este Concierto para guitarra con que se abre este estuche compacto. Música casi atonal. Modernísima. Y hasta flamenca.
Tras Ohana, una vez más, MOZART, con su Concierto para violín y orquesta n. 3, en Sol.
J. S. BACH, con su Preludio y Fuga en Mi menor, BWV 548, para órgano.
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En ésta, cambio total de estilo. Cuatro grandes compositores: SIBELIUS, GLINKA, TURINA Y R. STRAUSS. Eso se traduce en otras cuatros obras: Finlandia, que es un poema sinfónico de carácter eminentemente nacionalista; Ruslán y Ludmila, que es una ópera rusa, de la que aquí está la Obertura; Cuarteto op. 4. Y la Danza de los siete velos, de su ópera “Salomé”. Respectivamente.
La cinta se cierra con MÚSICA PARA CLAVE, en directo.
En su momento, Sibelius fue el mejor compositor de su país, el más impuesto internacionalmente, sin que, hasta la fecha, haya perdido ese primer puesto. Eso se debe a sus Sinfonías y a algunos de sus poemas sinfónicos, como el que nos ocupa, que lo interpreta la Orquesta Filarmónica de Berlín, dirigida por Herbert von Karajan.
La de Glinka es una de sus óperas más significativas. Tuvo lugar en el Teatro Imperial de San Petersburgo, el 9 de diciembre de 1842. Alcanzó gran éxito en su tiempo. Usa temas populares orientales. Abrió el camino a la Escuela Rusa de Ópera, que llegaría a su esplendor con Rimski Korsakov y Mussorgski, entre otros. Interpreta la obertura que nos ocupa la Orquesta de Conciertos Lamouré, dirigida por Igor Markevich.
Joaquín Turina nació en Sevilla. Este Cuarteto es una de sus primeras piezas de música de cámara. Lo interpreta la Agrupación Nacional de Música de Cámara.
En 1905 se estrenó Salomé. Strauss transmitió en esta ópera todo el peso del drama narrado. Precisa de una soprano de gran vigor. Esta danza de los siete velos la interpreta la Filarmónica de Berlín dirigida por Karl Böhm.
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FALL RIVER LEGEND, de M. Gould, que interpreta la Orquesta Filarmónica de Nueva York, bajo la batuta de Mitropoulos, es un ballet en un acto y se estrenó en 1948.
BACHIANA BRASILEIRA n. 6, de Villalobos. En la interpretación de Samuel Barón(flauta), y Bernard Garphil(fagot).
DAS MARIENLEBEN, op. 27, de Hindemith, por A. López Artiga y M. Conte. Sensibilidad cálida y refinado sentido del equilibrio, lejos de la ñoñería y del sentimiento fácil, estas canciones tienen el atractivo de lo bien hecho. Se mueven en una línea vocal precisa y sugestiva, muy mediterránea, estando lo pianístico muy bien trabajado. Es una obra fechada en 1924, dos años antes del fallecimiento por leucemia de Rilke, autor de las letras. La grabación fue realizada en 1980.
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SUITE N. 2, EN SI MENOR, para flauta y cuerdas, de Bach
CONCIERTO EN FA MENOR, para clavicémbalo y orquesta., de Bach
SUITE N.4 EN RE, para orquesta, de Bach.
Esta es una cinta, como se ve, llena del más grande de los músicos. Soporte que concluye con una selección de una de las obras más célebres de Pablo Luna, EL ASOMBRO DE DAMASCO.
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Llegamos al final de este gran capítulo con la Música de Brahms y de Prokofiev. Del alemán, su QUINTETO DE CUERDA, op. 88, en versión del Cuarteto Amadeus. Del ruso, su SONATA N.1 para violín y piano, en Fa mayor. Prokofiev fue un pianista de gran talla, que aportó valiosos hallazgos técnicos y expresivos a la literatura de este instrumento. Lo interpretan Agustín León Ara y Alberto Jiménez Atenelle.
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Pareciera que en CIEN estuches dedicados a la música, hubiéramos recorrido un interminable camino. Lo cierto es que esto no ha sido más que empezar. Es verdad que, lo visto hasta aquí, ha sido hermoso. En especial lo referente a la música barroca. Pero, ¡es tanto lo que nos queda, amig@!
Aunque estos hayan sido los más antiguos registros, conservados en casi perfecto estado, nos vamos a llevar gratísimas sorpresas en los capítulos venideros. De hecho, a pesar de estar enumerados en el mismo orden que hemos seguido, la antigüedad de los mismos están en forma aleatoria, pues hay que tener en cuenta que la fijación de los números ha sido un trabajo relativamente reciente, aunque, eso sí, utilísimo para cualquier búsqueda. Máxime con esta puesta por escrito del material en ellos almacenado, correspondiente a unas ciento cincuenta horas de audición.
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FIN DE LA PRIMERA PARTE
Alfonso Gil González