Desde mi celda doméstica
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lunes, 27 de junio de 2016

DIÁLOGOS ECLESIOLÓGICOS... 8

Iglesia y Sociedad

Hace años que conocí a Alberto Iniesta Jiménez, cura albaceteño que fue obispo auxiliar de Madrid, hoy fallecido. Estaba en Madrid cuando nos hablaba el papel de la Iglesia en la Sociedad. Él partía de que en la Iglesia hemos tenido y tenemos de todo, de lo mejor y lo peor, y más generalmente de lo mediocre y lo vulgar.La Iglesia es tan variada, decía, que más que una figura precisa y armoniosa, se parece a un cuadro de arte informal, casi cubista, hecho de muchos prismas y enfocado desde diversas perspectivas.
Y nos aportaba unos datos para un análisis cristiano de la realidad: ¿Será necesario a nosotros, cristianos que leemos, meditamos y estudiamos constantemente el Nuevo Testamento, trae a colación una serie de citas que nos recuerden cuáles son los criterios de Jesús sobre este aspecto de la vida del hombre? ¿No está todo esto y mucho más en las palabras de Jesús? Y añadía: Hay una sintonía muy grande entre el talante democrático y el espíritu evangélico ante el hombre y la vida. Durante los primeros siglos, la Iglesia en general vive intensamente y sin fisuras los grandes criterios evangélicos. Sin embargo, con demasiada frecuencia y en demasiados campos se infiltró en la Iglesia una mentalidad paternalista, y hasta a veces autoritaria e inclusive tiránica, tanto en la jerarquía como en el clero. Valores evangélicos que la Iglesia olvidaba y que otros descubrían por su cuenta, quizá por aquello de que el "Espíritu sopla donde quiere".
Sobre la Iglesia española actual decía: Es precisamente la Iglesia católica española más abierta la que más se pregunta ahora: "¿Y ahora qué? ¿Cuál es nuestro papel? ¿Nos volvemos a casa? ¿Fundamos un partido? ¿Un sindicato? ¿O sólo un club de ancianos? ¿Damos clases de yoga y de meditación trascendental? ¿Nos desleímos en la masa? ¿O pasamos de todo? Este es justo el espacio en el que nos movemos ahora mismo. Pero aún hay más. Hay que hablar de otro dato: el involucionismo. Esto se refleja de forma creciente y de manera más directa en los deiversos campos de la pastoral y de la vida intraeclesial: es una curiosa coincidencia que esos grupos conservatistas en lo eclesial sean conservatistas en lo político, lo económico, lo cultural y lo social en general. Son los que añoran la triste unión entre el Trono y el Altar, entre el Poder y la Iglesia, en un maridaje ilegítimo que más habría que llamar concubinato y que siempre dio hijos no solamente espúreos, sino deformes.
¿Qué actitudes serían las adecuadas por parte de la Iglesia ante la Sociedad?
1) Respeto al hombre.
2) Entrañas de misericordia.
3) Vivir, respirar y transpirar esperanza.
4) Volver a sus fuentes.
5) Estimar la cultura.
6) Comprometerse con la historia humana.
7) Mantener la modestia institucional. También la Iglesia necesita del perdón.
8) Corresponsabilidad intraeclesial.
9) Talante pacificador y valentía en condenar la violencia y la guerra.
10) En caso de duda, equivocarse a favor de los pobres, los humildes, los marginados, los desposeidos...


Alfonso Gil González
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