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domingo, 3 de mayo de 2015

EL ESTADO PROFESOR



El Estado profesor


   Si no queremos caer en ningún tipo de totalitarismo, hay que estar atentos a las maniobras del poder político. Por ejemplo, este Gobierno se ha visto incurso en una reforma educativa contra el parecer de la gran mayoría de los españoles.
   Empezó dejando caer la potestatividad de la enseñanza religiosa, que daba por supuesto el irrenunciable derecho de los padres a elegir qué educación quieren para sus hijos. Después, arrogándose un derecho que no tiene, el Gobierno impone una asignatura que no sólo suplanta a la enseñanza de las claves de nuestro pasado y presente históricos, sino que, además, la erige en condición sine qua non para la titulación académica.
   Pues mire usted, no. La escuela es una prolongación de la familia, no del Estado. De modo que, con esa imposición, se hiere la libertad y se usurpa una decisión que sólo corresponde a los padres, de los que el magisterio es natural exponente.
   Pasó la época de la formación del espíritu nacional. Aquello, con ser igualmente usurpación ideológica, tenía el acierto de estar apoyada en elementos que nos han constituido durante siglos, y que suponía una adhesión razonable del entendimiento y de la voluntad. Esta otra usurpación, en cambio, vacía de toda referencia trascendente, no es más que una burda represalia gubernamental.


Alfonso Gil González  

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