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lunes, 4 de mayo de 2015

EXPANSIÓN MISIONERA


La expansión misionera


   La evangelización de los siglos XV, XVI y XVII va unida a los grandes descubrimientos de la época y a la expansión colonial y comercial de los países europeos.
Los misioneros, que salen de Europa y van con los conquistadores y comerciantes a otros continentes del planeta, se encuentran bruscamente con unas civilizaciones y unas culturas completamente desconocidas para ellos. Por otra parte, ellos son portadores de un cristianismo que se ha configurado después de quince siglos de contacto con la cultura europea. Difícilmente pueden distinguir el mensaje cristiano original de su revestimiento cultural posterior.
   Ante una situación tan compleja aparecen dos planteamientos o formas de entender la evangelización:
El método de la “tabla rasa”, que consiste en destruir las culturas autóctonas imponiendo el cristianismo occidental con su ropaje cultural europeo.                      
El método de “inculturización”, es decir, intentar comprender primero los valores y las características de las diversas culturas para anunciar después el mensaje cristiano, de forma que pueda ser comprendido y aceptado sin necesidad de eliminar los aspectos positivos de cada civilización. Destacan en esta línea el franciscano Bernardino de Sahún y el dominico Bartolomé de las Casas.
   Lamentablemente, el centralismo cultural europeo y el estilo impulsivo de algunos misioneros hicieron que se emplease más el método de tabla rasa que el de inculturización.
   La inquietud misionera aprovecha las rutas abiertas por los conquistadores y mercaderes para llegar a todos los continentes.
África. La expansión portuguesa a lo largo de las costas africanas, desde Ceuta hasta el cabo de Buena Esperanza, abre el camino para las misiones de África. Los misioneros en África evangelizaron la zona sur del río Zaire (Congo) durante el siglo XVI. En el siglo XVII los misioneros franceses llegan hasta la zona de Costa de Marfil y Senegal. En ambos casos se trata de una evangelización realizada con poca continuidad y muchas dificultades.
América. La evangelización de este continente es una gesta muy compleja. Tras los descubrimientos y las conquistas, los soberanos de España y Portugal se disputan la jurisdicción civil y religiosa de los territorios. El papa Alejandro VI actúa de árbitro y otorga el oeste a los españoles y el este a los portugueses. Deja también la organización de la Iglesia de las zonas evangelizadas en manos de los reyes. Esta concesión recibe el nombre de “derecho de patronazgo”. El patronazgo acarrea serios inconvenientes para la evangelización, que se ve sometida a las peripecias de la colonización y de la política. El papa Gregorio XV ve la necesidad de asumir la dirección de la evangelización, y para ello crea una Congregación de la Propaganda de la Fe en el año 1622.
   La primera evangelización de América es una demostración de fe y fuerza siguiendo el método de “tabla rasa”, pero muy pronto los misioneros se dan cuenta de que necesitan conocer mejor las culturas y lenguas locales, y componen catecismos y sermones en las lenguas de los indígenas, aunque siguiendo la estructura y el estilo de los catecismos españoles.
   En la tarea evangelizadora tienen una importancia decisiva las órdenes religiosas.: franciscanos, dominicos, jesuitas… Entre un gran número de misioneros anónimos destacan algunos personajes cuyos nombres son más conocidos: Toribio de Magrovejo, Bartolomé de las Casas, Pedro Claver, Pedro de Gante, Fray Junípero Serra, etc…
   Una de las experiencias más significativas de América la constituyen las “reducciones” que los jesuitas establecen en la región situada entre los ríos Paraná, Paraguay y Uruguay. Son unas aldeas cristianas formadas por pueblos nómadas que se hacen sedentarios. Se organizan al estilo de las primeras comunidades cristianas y alcanzan un espectacular desarrollo.
   Dos hechos históricos hacen desaparecer las reducciones: “el tratado de límites”, que las somete a dominio portugués y “la supresión de la Compañía de Jesús”. (Ver película “La Misión”).
   Además de los españoles, hay que resaltar la tarea de los misioneros portugueses y franceses por otras zonas del continente americano, como son Brasil y Canadá.
Asia. Los navegantes y misioneros portugueses, tras rodear África, llegan hasta la India e introducen el cristianismo en las colonias que fundan. La primera sede episcopal que se crea es la de Goa.
San Francisco Javier, ha quedado para la historia como el prototipo del misionero de Asia. Compañero de Ignacio de Loyola, quien le designa para ir de misionero a la India, desarrolla una eficaz labor evangelizadora en India y Japón. Muere a las puertas de China. La evangelización de este país es intentada por otros jesuitas, como Mateo Ricci, pero con escasos resultados.
   La decadencia de las potencias católicas y la prohibición de la Compañía de Jesús producen un debilitamiento de la actividad misionera que, en Asia, asumirá más plenamente la orden franciscana.

Alfonso Gil González

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